Signos y sintomas respiratorios Flashcards

1
Q

Estructuras anatómicas susceptibles de ocasionar dolor torácico

A

Torácicas
Pared torácica Columna dorsal Nervios intercostales Pleura parietal Pericardio
Miocardio Aorta torácica Mediastino Esófago

Extratorácicas
Columna cervical Vesícula y vías biliares Estómago y duodeno Páncreas

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2
Q

Otras alteraciones no anatómicas que ocasiona dolor de pecho

A

Ansiedad
Angustia
Depresión

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3
Q

Mi localización que ocasiona el mayor número de consultas por dolor torácico es

A

Región esternal, precordial o apexiana. tal vez porque en estos casos es inevitable evocar la enfermedad coronaria con su connotación conocidan1ente ominosa

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4
Q

Dolor trivial

A

algias precordiales psicóge- nas

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5
Q

Dolor grave 

A

como el dolor del infarto o el del aneurisma disecante de la aorta

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6
Q

patología cardiovascular del adulto

A

la afección isquémica más importante por su frecuencia y gravedad es la enfermedad coronaria, que se n1anifiesta habitualmente por dolor anginoso. Este, cuando es típico, tiene localización retroesternal; irradia al hon1- bro, borde cubital del miembro superior izquierdo y eventualmente a la mandíbula (Figura 1-4); tiene carác- ter opresivo, intensidad mediana y es generalmente cesencadenado por la deambulación u otro esfuerzo -unilac cede rápidamente después de detenerse o in- gerir ui nitrina. Desgraciadamente, en algunos casos el dolor se localiza exclusivamente en regiones alejadas del pecho como las muñecas, los pliegues de flexión de los codos (las “sangraderas” delvulgo), las regiones escapulares, alguna pieza dentaria, el paladar o, más rara vez, el epigastrio. Estas localizaciones pueden desorientar al médico y también al paciente, el que puede recurrir a reumatólogos, gastroenterólogos o dentistas en busca de alivio. En estos casos, serán las consideraciones de la edad, sexo, factores de riesgo y, sobre todo, la aparición del dolor con el esfuerzo ysu desaparición con el reposo, lo que orientará al diag- nóstico correcto, el que deberá confirmarse con elec- trocardiograma de reposo o de esfuerzo si el primero no aclara las dudas.

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7
Q

infarto agudo del miocardio

A

puede también presentarse con dolor en alguna de estas localizaciones atípicas, siendo entonces el dolor más intenso y prolongado y además seguido de mani- festaciones de necrosis del músculo cardíaco (fiebre, leucocitosis, VHS elevada, elevación de enzimas yalte- raciones electrocardiográficas). Por otra parte, la edad en que se presenta la enfermedad coronaria (mayores de 40 años) hace posible su asociación con otras en- fermedades tales como colecistopatía, úlcera péptica o hernia hiatal, asociación que puede determinar localizaciones o irradiaciones extraf1as, que muchas veces parecen inexplicables. Lo grave es que muchos pacientes coronarios confirmados, tienden a culpar de todas sus molestias a estas patologías asociadas, descuidando el tratamiento de la más grave.

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8
Q

angina variante o de Prinzmetal

A

afección relacionada con espasmo de las coronarias, sean éstas sanas o previa- mente alteradas aunque no estenosantes. Se caracteri- za por episodios anginosos que aparecen casi siempre en reposo, de preferencia en la madrugada. Si se tiene la suerte de registrar un ECG durante elepisodio dolo- roso, se podrá comprobar una elevación transitoria de la onda ST en las derivaciones que registran ya sea pa- red anterior o posterior de ventrículo izquierdo. Estas alteraciones pueden coexistir también con trastornos del ritmo.

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9
Q

endocarditis infecciosa

A

asentada en válvulas del corazón izquierdo pueden desprender émbolos que obstruyan arterias coronarias, constituyéndose un in- farto del miocardio. Recordamos dos casos, en que la anatomía patológica demostró que fallecieron por esta causa; ambos correspondían a hon1bres jóvenes que acababan de realizar un esfuerzo físico importante. La estenosis aórtica y la cardiomiopatía hipertrófica, al perturbar el flujo de salida del ventrículo izquierdo, pueden también originar angina de pecho durante el esfuerzo.

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10
Q

estenosis aórtica

A

, además de angina de esfuer- zo típica, puede dar síncope y también insuficiencia ventricular izquierda. En su variedad valvular, que es la más común, los signos semiológicos incluyen pul- so parvus y tardus, latido sostenido de ventrículo izquierdo, soplo sistólico de eyección aórtica acompañado de frémito e irradiado hacia las carótidas; 2do ruido aórtico débil o ausente y, a menudo, un 4w ruido. La radiología puede demostrar una hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo, ligera dilatación postestenótica de aorta ascendente ycalcificación de los velos aórticos; el ECG, un mayor o menor grado de hipertrofia ventricular izquierda y, el ecocardiograma, aumento de la densidad de la aorta yde sus velos, con disminución de su apertura. El cateterismo cardíaco, al comprobar una gradiente mayor de 50 mmHg en- tre ventrículo izquierdo y aorta, permite confirmar el diagnóstico de estenosis aórtica significativa.

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11
Q

cardiomiopatía hipertrófica

A

, variedad muscular de la estenosis subvalvular aórtica, también puede ori- ginar angina de esfuerzo y más rara vez síncope. La comprobación de pulso de rápido ascenso y muchas veces pulso bisferiens; doble o triple impulso apical, 410 ruido prominente y soplo sistólico algo tardío que aumenta de pie y con la maniobra de Valsalva, debe hacer plantear este diagnóstico. El ECG puede ya orientar, al revelar inversión llamativa de ondas T y anormales ondas Q. El ecocardiograma presta gran ayuda ya que permite confirmar la hipertrofia asimé- trica y el característico movimiento anterior sistólico del velo anterior de la mitral, que son propios de esta afección.

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12
Q

Afecciones cardiovasculares no isquémicas,

A

pue- den originar también dolor al pecho. Tal es el caso del aneurisma disecante de la aorta, en el cual, a través de una rotura de la íntima, la sangre infiltra la túnica previamente alterada por una necrosis quística de esta túnica. Este accidente da lugar a intenso dolor que, por su ubicación retroesternal , es casi siempre rotu- lado de infarto cardíaco. Sin embargo, el comienzo
súbito del dolor, que alcanza su máxima intensidad junto con la iniciación del cuadro, lo diferencia del infarto cardíaco, cuyo dolor es de intensidad rápida- mente creciente, pero no instantáneo. Además, en el aneurisma disecante, la irradiación del dolor es des- cendente hacia el abdomen o a lo largo de la columna dorsal, y la presión arterial tiende a mantenerse alta. El diagnóstico se hace más seguro si aparece un so- plo de regurgitación aórtica, los pulsos femorales se debilitan o desaparecen y la aorta se ensancha clara- mente a rayos. La confirmación del diagnóstico lo da la aortografía.

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13
Q

pericarditis aguda,

A

especialmente las de origen viral, se manifiesta por dolor agudo al pe- cho. Como el pericardio es insensible en gran parte de su superficie, el dolor es originado por inflamación de la pleura vecina: de ahí que aumente con la tos yla ins- piración profunda y se ubique algo a la izquierda del esternón.El ECG ylas enzimas en los primeros días no siempre aclaran el diagnóstico; en cambio. la pesquisa precoz de frotes pericárdicos y la comprobación de derrame pericárdico al ecocardiograma, lo certifican.

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14
Q

prolapso de la válvula mitral

A

, consecuencia de degeneración mixomatosa de la válvula y/o sus cuer- das tendíneas, puede originar también dolor al pecho, generalmente asociado a palpitaciones. El sitio del dolor puede variar de un episodio a otro y también puede presentarse en reposo. La auscultación es ge- neralmente característica: un click mesosistólico se-
guido de un soplo telesistólico de alta tonalidad que
se oye mejor en el ápex, especialmente en decúbito
lateral izquierdo. El ecocardiograma, al comprobar un
abrupto desplazamiento posterior de uno o ambos ve-
los de la mitral de todo el final del sístole. confirma el ‘
diagnóstico.

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15
Q

neurosis de ansiedad.

A

Esto crea a menudo gran aprensión en personas que han pasado la edad me- dia de la vida. En general, el carácter agudo del dolor, como punzadas repetidas que se localizan de prefe- rencia en la región apexiana y que aparecen sin clara relación con el esfuerzo, lo distingue de la angina de pecho. Otras veces hay un dolor atenuado y persisten- te de fondo, al que se agregan fugaces clavadas. En ocasiones se asocia a síndrome de hiperventilación, caracterizado por sensación de ahogo, mareos, sínco- pe, palpitaciones, parestesias peribucales y de extre- midades, con eventual sensación de muerte. El ECG puede confundir al revelar a veces depresión de ST; en
cambio, la coronariografía es casi siempre normal

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16
Q

articulaciones condrocostales o con- droesternales

A

pueden ser asiento de inflamaciones que originan dolor al pecho, debido a costocondralgia que afecta de preferencia la segunda y tercera articu- lación condroestemal izquierda. El dolor que ocasiona puede ser reproducido al comprimir la articulación afectada. ~1enos frecuentemente, la costocondralgia se acompaña de fluxión articular y se habla entonces de síndrome de Tietze, que generalmente responde bien al calor local ysalicílicos. Es error frecuente inter- pretar estos dolores como anginosos; de ahí que no puede omitirse el exan1en rutinario de las condrosta- les en todos los casos de dolor al pecho.

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17
Q

esofagitis

A

resultante puede ocasionar no sólo pirosis y algunas regurgitaciones, sino también dolor retroesternal profundo que puede irradiar ala espalda y persistir media hora o n1ás. Estas molestias apare- cen de preferencia después de con1idas copiosas, de licores espirituosos o después de haber permanecido en decúbito.La radiología yla endoscopia pueden cer-
tificarlas.

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18
Q

acalasia o cardioespasmo

A

es un trastorno neu- ron1uscular del esófago que puede originar dolor al pecho y dificultad en la deglución, que a veces pue- de con1enzar bruscamente. Para simular mejor aún el dolor coronario, puede aliviarse con trinitrina.Trastor- nos motores del esófago como el espasmo esofágico difuso pueden provocar intenso dolor retroesternal sitnulando una angina de pecho, incluso con irradia- ciones al cuello y región interescapular. Al igual que en la acalasia, la radiología y la endoscopia son decisivas para el diagnóstico.

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19
Q

úlcera péptica

A

es de localiza- ción epigástrica; pero a veces puede ubicarse un poco n1ás alto y, por su carácter sostenido y de intensidad uniforn1e, simular angina de pecho. Pero a diferencia de ésta tiene ritn10 horario y se alivia con alcalinos o comidas. La endoscopia y también la radiología acla- ran el diagnóstico.

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20
Q

cólico biliar

A

El antecedente de dispepsia selectiva por grasos con episodios dolorosos tipo cóli- co biliar y la comprobación de sensibilidad en la zona vesicular pueden inclinar hacia la enfern1edad biliar. En hora oportuna, un ECG normal y una ecografía ab- dominal, pueden aclarar las dudas.

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21
Q

pancreatitis aguda

A

se asocia a menudo con colelitiasis y tan1bién puede simular a veces infarto cardíaco, porque el dolor que origina puede compro- meter la parte baja del tórax y además acompañarse de cierto grado de shock y alteraciones electrocardio- gráficas. Los niveles de amilasen1ia pueden aclarar el diagnóstico.

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22
Q

dolores tipo pleural

A

Cada vez que un proceso patológico irrita la pleura parietal (que es la sensible) se origina un dolor torá- cico con caracteres especiales.

Este dolor es bien localizado a uno u otro costado del tórax, no irradiado, de carácter punzante, y es pro- vocado o exagerado por la inspiración profunda y la tos. Es el clásico dolor que acompaña a las pleuritis agudas (especialn1ente la tuberculosa), a la neumo- nía neumocócica, al infarto pulmonar, al neumotórax espontáneo y otros procesos que lleguen a irritar la pleura parietal.

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23
Q

neumonía neumocócica típica,

A

comienza brus- camente a raíz de un enfriamiento con un calofrío intenso, prolongado y único (calofrío “solemne”), seguido de fiebre alta, puntada de costado, tos y ex-
pectoración adherente, aireada yde color herrumbro- so. Se constituye un síndrome de condensación y a la auscultación las crepitaciones de los primeros días, son reemplazados por respiración soplante (soplo tu- bario) que traduce el proceso de hepatización neumó- nica y luego por estertores de burbujas (estertores “de vuelta”) originados por la disolución del foco neumó- nico. Además, es frecuente auscultar roces pleurales. La radiografía revela una sombra no homogénea que compromete gran parte o todo un lóbulo pulmonar
(neumonía lobar). El estudio bacteriológico de la ex- pectoración, confirn1ará la etiología.

24
Q

pleuritis aguda tuberculosa,

A

más frecuente en adolescentes yadultos jóvenes, puede comenzar tam- bién bruscamente con dolor de tipo pleural, fiebre, malestar general y tos seca. El examen podrá eviden- ciar precozmente frotes pleurales, constituyéndose luego un síndrome de derrame que se prolongará por algunas semanas. La radiología revelará una sombra basal hon1ogénea en placa, con límite superior oblicuo hacia arriba yafuera.

25
Q

infarto pulmonar,

A

más propio de adultos año- sos afectados por insuficiencia cardíaca u otra afección grave, con1ienza también bruscamente con dolor de
tipo pleural, disnea, taquicardia, inquietud, tos y ex- pectoración intensamente sanguinolenta, de dispo- sición numular y muy adherente (expectoración he- moptoica). Cuando la embolia pulmonar es masiva, el dolor puede localizarse en la región retroesternal y ser opresivo. La cintigrafía pulmonar puede ser decisiva
para el diagnóstico.

26
Q

neumotórax espontáneo

A

se caracteriza por dolor súbito a un hemitórax acompañado de sofo- cación y angustia (Figura 4-1 ). Aunque el diagnóstico n1ás socorrido en estos casos es también el de infarto cardíaco agudo, el comienzo instantáneo del cuadro debe alertar al médico. La comprobación de timpanis- n10 unilateral con abolición del murmullo vesicular y la ausencia de dibujo pultnonar en el lado afectado a rayos, son decisivos para el diagnóstico.

27
Q

Enfoque diagnóstico del dolor torácico

A

El problema más in1portante frente a un paciente que consulta por dolor al pecho es dilucidar si éste es ocasionado por una afección grave o bien por un trastorno banal o irrelevante. El problema se complica
porque muchas veces una de las causas de dolor que hemos revisado puede coexistir con otra en un mismo sujeto, haciendo más atípico el cuadro clínico y dificul-
tando así el diagnóstico.

Muchos pacientes han n1uerto de las coronarias, atribuyendo hasta el último momento sus molestias a una úlcera péptica, una colecistopatía o a una hernia hiatal que se le había diagnosticado con anterioridad. Por otra parte, otros viven aterrados creyéndose angi- nosos , cuando sólo padecían de una costocondralgia. De ahí porqué es fundamental saber valorar los dife- rentes matices semiológicos que hen1os revisado para forn1ular un diagnóstico correcto.

Con10 hemos podido apreciar en esta revisión, en la mayoría de los casos una anamnesis bien recogida y un examen físico minucioso, permiten una adecuada orientación diagnóstica; ésta, a su vez, permitirá soli- citar los exámenes pertinentes para su confirmación. Por cie110 que en los casos dudosos o atípicos, los exámenes complementarios adquieren mayor rele- vancia. En la práctica, los exámenes más útiles son la radiografía de tórax, el electrocardiograma, de reposo y de esfuerzo, el ecocardiograma y, después, la explo- ración endoscópica, radiológica y ecotomográfica del aparato digestivo. En ocasiones, es necesario recurrir a la tomografía co n1putarizada de tórax y abdomen. La selección y prioridad de ejecuciónde estos exán1enes, dependerá de la hipótesis diagnóstica formulada ydel índice de sospecha clínico.

28
Q

Tos

A

La tos, síntoma 1nuy frecuente en patología respirato- ria y también en patología cardíaca, puede definirse como espiración explosiva con glotis cerrada. Aunque puede ser un acto voluntario, la que interesa desde el punto de vista sen1iológico es la tos refleja o involun- taria que trata de expulsar algo que está molestando en las vías respiratorias. Para lograrlo, hace prin1ero una inspiración profunda, cierra luego la glotis y relaja el diafragma, para tern1inar con una brusca contrac- ción de los músculos espiratorios, creando así una presión máxima tanto en las vías aéreas como dentro del tórax.

Como en todo acto reflejo, se requiere un estímu- lo, una vía aferente y otra eferente. El estímulo puede ser inflamatorio (que va a producir eden1a o hiperemia de la mucosa), mecánico (partículas extrañas o com- presiones de las vías aéreas) , químico (gases irritantes como los del tabaco o el smog), térmico (inhalaciones de aire n1uy caliente o muy frío). Diversas zonas de la mucosa respiratoria, de la pleura y aun de vísceras abdominales pueden ser punto de partida del reflejo tusígeno; pero las más sensibles están situadas en la laringe (cuerdas vocales y región interaritenoidea) y en la tráquea (carina). Desde allí la excitación es trans- mitida por vía del neumogástrico a centros nerviosos bulbares, para volver por vía eferente a los n1úsculos espiratorios yglotis.

29
Q

Tos quintosa.

A

Se caracteriza por accesos de tos que se presentan más o menos cada 5 horas en que ocurren alrededor de 5espiraciones explosivas conse- cutivas, seguidas de una prolongada y sibilante inspi- ración (la reprise o “el gallito” como lo llama el vulgo) y de eliminación de mucosidad filante y espesa y oca- sionalmente de vómito.

30
Q

Tos coqueluchoide.

A

Se parece a la anterior por so- brevenir también en accesos de varios golpes de tos consecutivos aunque de menor intensidad y duración; a diferencia de la tos quintosa, no es productiva ni va seguida de gallito. Esta variedad de tos se observa en caso de síndrome mediastínico, debido a irritación del vago por tumores o inflamaciones de esa región.

31
Q

Tos ronca.

A

Esta tos además de ronca, es intensa y semeja el ladrido de un perro, por lo cual se le llama también tos “perruna’’. Es propia de las inflamaciones laríngeas o traqueolaríngeas intensas.

32
Q

Tos afónica.

A

Como su nombre lo sugiere, suena poco y es de poca intensidad. En estos casos, lesio- nes destructivas de las cuerdas vocales, generalmente neoplásicas, impiden que éstas vibren.

33
Q

Tos emetizante.

A

Llamada así por acompañarse de vómitos. Se observa con frecuencia en coqueluche y también cuando el material expectorado es de aqué- llos que provocan náuseas al enfermo.

34
Q

Tos bitonal.

A

Producida por la parálisis de una de las cuerdas vocales que la hace vibrar con una tonalidad más grave que la otra que queda indemne. Se observa en el aneurisma del cayado aórtico o en tumores me- diastínicos que comprometen el recurrente.

35
Q

Tos seca

A

se observa en el comienzo de la mayoría de los procesos inflamatorios o congestivos del pulmón antes de que aparezca la expectoración. En cambio, en los procesos limitados a la pleura, la tos puede permanecer seca durante toda la evolución del cuadro.

36
Q

tos húmeda

A

se acompaña generalmente de expectoración (tos productiva); pero en algunos casos (generalmente niños y mujeres) el enfermo es incapaz de expulsarla y la deglute (tos húmeda no productiva

37
Q

tos es reciente o an-
tigua

A

, ya que mientras la primera desaparecerá con o
sin tratamiento en algunos días o pocas semanas, la tos ,.
cron1ca va a necesitar un estudio etiológico acucioso para su correcto manejo. Aeste respecto es frecuente comprobar que fumadores y tosedores inveterados no acusan malestar alguno por la tos que presentan cotidianamente especialmente en las mañanas, tal vez porque se han habituado a ella. Muchos de estos su- jetos, interrogados sobre los antecedentes de tos’ la niegan y son sus convivientes los que a menudo los delatan. Por lo demás, basta con hacerlos toser para confirmar la sospecha de tos crónica.

38
Q

La tos puede ser originada por causas bien diver- sas

A

Las más frecuentes son las relacionadas con procesos catarrales de las vías respiratorias altas, generalmente virales o menos frecuentemente alérgi- cos. También es manifestación frecuente de procesos que afectan el árbol bronquial, el parénquima pulmo-
nar y la pleura. Por una parte, afecciones del aparato cardiovascular pueden originar tos, especialmente la estenosis mitral y la insuficiencia cardíaca izquierda. Más rara vez, procesos mediastínicos son causales de tos y, finalmente, una gran variedad de procesos mis- celáneos y extratorácicos pueden originar tos, como
procesos óticos o subdiafragmáticos.

39
Q

Durante episodios intensos de tos pueden presen- tarse, ocasionalmente, algunas complicaciones

A

, entre las cuales merecen citarse desde luego los vómitos (tos emetizante), el síncope tusígeno, la ruptura del pulmón (neumotórax espontáneo) y, más rara vez, las fracturas costales patológicas que se observan en suje- tos afectados lesiones óseas previas como ser mieloma múltiple u otros procesos neoplásicos.

40
Q

factores que pueden desencadenar la tos , siendo estos factores diferentes para los diversos enfermos

A

Así, hay personas que presentan tos cada vez que tejen lana, o barren el polvo de las piezas o se ponen en contacto con plumas, con smog u otros gases irritantes, todo lo cual sugiere una forma de reacción alérgica. Por otra parte, la tos que aparece
sólo cuando el enfermo adopta la posición de decú- bito, sugiere insuficiencia cardíaca y tiene el mismo significado que la ortopnea

41
Q

tos irritativa yseca

A

puede ser combatida con codeína u otros béquicos, éstos están contraindi- cados en la tos productiva porque pueden retener las secreciones dentro del árbol bronquial y favorecer así complicaciones de tipo bronconeumónico.

42
Q

EXPECTORACIÓN O ESPUTO

A

Llamada también vulgarmente “desgarro”, la expecto- ración o esputo representa el contenido del árbol res- piratorio expulsado por medio de la tos. Está constitui- do fundamentalmente por secreciones inflamatorias de la mucosa bronquial, por exudados o transudados de origen alveolar o, más rara vez, por contenido de abscesos o quistes abiertos a los bronquios. Convie- ne recordar que un adulto normal secreta alrededor de 100 mL de mucus bronquial cada 24 horas: esta
secreción es lenta y permanentemente desplazada desde los bronquios pequeños hacia la laringe, donde es habitual o inconscientemente deglutida sin llegar a provocar tos o formar expectoración. Cuando estas secreciones aumentan a causa de inflamaciones o transudaciones, llegan a perturbar la función pulmo- nar y deben ser eliminadas por la tos. Esto constituye la expectoración.

43
Q

cantidad de expectoración

A

varía según sea el proceso que la origina, el tiempo de evolución que lle- va y la hora del día en que se mide. La mayoría de los procesos respiratorios que engendran expectoración comienzan con cantidades pequeñas, que se acrecien- tan durante el período de estado para decrecer y des-
aparecer con la regresión del proceso. Pero algunas afecciones pulmonares crónicas, como los procesos supurativos piógenos o tuberculosos y las bronquiec- tasias, producen habitualmente grandes cantidades de expectoración (broncorrea). Entre los procesos agu- dos capaces de producir abundante expectoración en pocos minutos , está el edema pulmonar agudo.

44
Q

consistencia de la expectoración

A

está relacionada principalmente con la cantidad de mucus, de fibrina y agua que par- ticipan en su constitución. De ahí derivan también su viscosidad yadhesividad que,en caso de estar aumen- tadas, es necesario corregir para facilitar la eliminación del esputo. En la neumonía neumocócica, por ejem- plo, la expectoración, además de tener color herrum- broso, presenta bulas de aire atrapadas entre las mallas de mucus y fibrina y se adhiere firmemente al fondo de un escupitín seco, lo que permite invertirlo sin que
se derrame el contenido.

45
Q

color de la expectoración

A

es blanquecino cuando predomina el
mucus, se vuelve amarillento o verdoso cuando se agrega pus, o se torna rojizo cuando se agrega sangre.

La sangre mezclada en la expectoración puede dar aspectos diferentes; ya vimos las características del esputo neumónico que debe su color herrumbroso a
ligera contaminación con sangre; existen otros espu- tos teñidos de estrías de sangre que no tienen mayor valor semiológico; en cambio, el infarto pulmonar da una expectoración de color rojo oscuro, uniforme- mente mezclada con sangre muyadherente,yque en el recipiente adquiere forma numular; por otra parte, el cáncer broncogénico da una expectoración tan1bién sanguinolenta que se ha comparado a con1pota de ci- ruelas. En más raras ocasiones, un absceso hepático fistulizado a bronquios, da clásicamente una expecto- ración de aspecto achocolatado.

46
Q

olor de la expectoración

A

, se ha señalado cierto olor carac- terístico de los esputos, como el olor a “cacho quema- do” en las neumonías a Klebsiella y la fetidez propia de los abscesos pulmonares al abrirse a los bronquios , fetidez que en casos de gangrena pulmonar o supura- ciones por anaerobios, puede llegar a ser nauseabun- da y obligar al aislamiento del paciente.

47
Q

Recolección de expectoración

A

La inspección de la expectoración es de gran im- portancia para el diagnóstico de enfermedades pulmo- nares ycardiovasculares. Para esto es necesario que la expectoración se recoja en un escupitín limpio yseco o, en su defecto, en un platillo de fondo blanco que permita apreciar bien sus características de color, con- sistencia, viscosidad, olor, contaminación, etcétera.

48
Q

En casos de expectoración muy abundante (bron- correa), si ésta se recolecta en un vaso infundibulifor- me, se dispone en diversos estratos o capas que de arriba a abajo son:

A

estrato espumoso (comparable a clara de huevo), estrato filante (como estalactitas), estrato seroso (transparente) y, finalmente, un estrato
purulento (sedimento).

49
Q

expectora- ción mucosa

A

por su consistencia y color blanquecino es parecida a la saliva o a la clara de huevo. En estos casos, la inflamación estimula la secreción de las glán- dulas mucosas del árbol bronquial. Cuando se agrega pus, el color se hace an1arillo o verdoso y la expecto-
ración es propia de las infecciones piógenas ytambién de la tuberculosis cavitaria; en este último caso, la ex pectoración purulenta se dispone en el escupitín en forma de monedas (numular).

50
Q

expectoración serosa

A

es de aspecto líquido transparente y al batirse dentro del árbol bronquial adquiere carácter espumoso. El ejemplo más caracte- rístico de expectoración serosa lo constituye el edema agudo del pulmón, donde además de abundante, ad- quiere un ligero tinte asalmonado por contaminación
con sangre.

51
Q

Expectoraciones más comunes

A

Mocosa y mucopurulenta 

52
Q

expectoración con sangre

A

, los norteamericanos llaman hemoptisis indistintamente cualquier expectoración que contenga sangre apre- ciable n1acroscópicamente. En nuestro medio, en cambio, siguiendo la tendencia europea, distinguimos la verdadera hemoptisis, que es la expectoración de sangre pura, líquida, espumosa color rojo escarlata que proviene del árbol respiratorio,

53
Q

expecto- ración hemoptoica

A

, constituida por sangre íntima- mente mezclada con exudado viscoso, de color rojo oscuro, que tiende a adoptar una forma numular en el escupitín y es muy adherente. Mientras la hemop-
tisis se presenta de preferencia en tuberculosis, bron- quiectasia, cáncer broncogénico y estenosis mitral, el desgarro hemoptoico es propio del infarto pulmonar.

54
Q

expectoración neumónica

A

de color herrumbroso, muy adherente y con burbujas de aire aprisionadas entre las mallas fibrinosas de la ex- pectoración. Finalmente, la expectoración con estrías de sangre no tiene mayor importancia clínica, ya que se observa en cualquier proceso laríngeo, traqueal o bronquial de cierta intensidad.

55
Q

Expectoración vómica

A

a la expulsión brusca ymasiva de gran cantidad de pus,líquido hidatídico yotras ma- terias a través de las vías respiratorias , acompañada de
ensación de sofocación, náuseas, arcadas yocasional- mente vómitos. Puede originarse en el mismo aparato broncopulmonar (bronquiectasias, abscesos o quistes hidatídicos rotos), en procesos pleurales (en1piema abierto a los bronquios), rara vez en supuraciones mediastínicas, pero, no tan rara vez, en supuraciones infradiafragmáticas fistulizadas hacia los bronquios.

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Q

HEMOPTISIS

A

esputo de sangre, o expresado en otra forma, a la elin1inación con accesos de tos, de sangre pura prove- niente del tracto respiratorio. La sangre eliminada en estas condiciones, es de color rojo escarlata, líquida y espun1osa por haberse batido con aire en las vías res- piratorias antes de salir; puede originarse en cualquier punto del árbol respiratorio, pero de preferencia en los bronquios principales y en el parénquima pulmo- nar; va generaln1ente precedida de cosquilleo laríngeo o hervor traqueal y es eliminada con accesos de tos. Producido el sangramiento, éste puede repetirse den- tro de las próximas horas o días , pero cada vez en me- nor cantidad. La cantidad total eliminada es en general discreta, siendo raro que sobrepase los 100 mL, lo que
explica que habitualmente no anemice ni dé lugar a melena en caso de ser deglutida.
La hemoptisis puede confundirse ocasionalmente con sangramiento proveniente de la cavidad bucal o del cubo digestivo aleo. Es relativamente fácil descartar el origen nasal o bucal de la hemorragia; sin embar- go, la hemosialemesis (saliva sanguinolenta que se elimina sin tos , producto de la succión neurótica de las encías) puede a veces inducir a error por la anamnesis. Más difícil resulta en ocasiones descartar una hemate- mesis (vómito de sangre), especialmente si el médico no ha presenciado el sangramiento y debe hacer el diagnóstico retrospectivo. Aesto ayudan los síntomas
prodrómicos, el color de la sangre, la magnitud del sangramiento, la repercusión sobre el hematócrito y la presencia o no de melena (Tabla 4-6) .
Precisado que el sangramiento proviene de las vías respiratorias, debe investigarse su origen, el que gene- ralmente radica en los pulmones o en el aparato car- diovascular; más rara vez en alteraciones primarias de la sangre o es secundario a tratamiento anticoagulante