Vocabulario 2 Flashcards
rebañego, ga
- adj. Perteneciente o relativo al rebaño de ganado.
reverberar
Del lat. reverberāre.
- intr. Dicho de la luz: Reflejarse en una superficie bruñida.
- intr. Dicho de un sonido: Reflejarse en una superficie que no lo absorba.
recalcitrante
Hoy llamamos recalcitrante a aquel que es terco, obstinado o que reincide en alguna conducta negativa o inconveniente, pero antiguamente se aplicó ese adjetivo a las bestias que coceaban.
En efecto, del latín calx, calcis ‘talón’ (v. calzado) se formó calcitrare ‘patear’ y, mediante aposición del prefijo re-, recalcitrare ‘patear hacia atrás’, ‘cocear’. En la primera mitad del siglo XVIII, recalcitrar significaba ‘retroceder, volver los pies hacia atrás’, como vemos en la primera edición del diccionario de la Academia(Diccionario de Autoridades), y solo en 1780 se agrega la acepción ‘resistir, no obedecer a quien se debe’.
recental
Del lat. recens, -entis ‘reciente’.
- adj. Dicho de un cordero o de un ternero: Que mama o que no ha pastado todavía. U. t. c. s.
- adj. Dicho de una persona o de una cosa: reciente (‖ nueva).
recidiva
Del lat. recidīva, f. de recidīvus ‘que renace’, ‘que se renueva’.
- f. Med. Reaparición de una enfermedad algún tiempo después de padecida.
lagar
De lago.
- m. Recipiente donde se pisa la uva para obtener el mosto.
- m. Sitio donde se prensa la aceituna para sacar el aceite, o donde se machaca la manzana para obtener la sidra.
- m. Edificio donde hay un lagar para uva, aceituna o manzana.
- m. En las fábricas de salazón, depósito para conservar el pescado en salmuera.
- m. Tierra de poca extensión, plantada de olivar, y en la cual hay edificio y artefactos para extraer el aceite.
viga lagar
Lapso de atención
Lapso de atención
El periodo de tiempo que una persona puede mantener la atención en estímulo seleccionado.
ladrón
Los mercenarios que formaban parte de la escolta de los emperadores de Roma se llamaban latro, latronis, y el verbo latrocinare significaba “servir en el ejército”.
Con la descomposición del Imperio romano, la paga de los latronis empezó a demorarse hasta que terminó por no llegar más, con lo que, por tratarse de asalariados que tenían el derecho de portar armas, se convirtieron en ladrones y salteadores, dando lugar al significado actual de ladrón y latrocinio.
labitur ex animo bene factum, iniuria durat.
Se olvidan los beneficios, pero la injuria no se olvida.
laberinto
En la civilización egea, que se desarrolló antes de la llegada de los helenos, era común la construcción de enmarañados laberintos en cuyos innumerables corredores, cámaras y vericuetos solían perderse los visitantes.
Los latinos llamaron a estas construcciones labyrinthus, del griego labyrinthos, una palabra que, según el lingüista francés Antoine Meillet, especializado en lenguas indoeuropeas, tiene probable origen cario. Los carios habitaban la región del mar Egeo y fueron desplazados por los helenos unos nueve siglos antes de nuestra era.
Sin duda, el más famoso de aquellos laberintos era el de Creta, que, según la mitología griega, fue construido por Dédalo para encerrar al mítico Minotauro, un animal sanguinario con cuerpo humano y cabeza de toro.
cachicán, na
- m. y f. Guarda de una finca.
- m. y f. coloq. p. us. Persona astuta o diestra. U. t. c. adj.
- m. capataz (‖ hombre encargado de una hacienda).
cacumen
Del lat. cacūmen ‘cumbre, cima’.
- m. coloq. Agudeza, perspicacia.
2. m. desus. altura (‖ cumbre de los montes).
cadalso
En los mercados de esclavos del Imperio romano, los cautivos eran expuestos en un estrado, conocido como catasta, para que se destacara en medio de la abigarrada muchedumbre y pudiera ser mejor apreciada por los posibles compradores. Análogamente, los condenados a muerte eran ejecutados en lugares bien visibles, como escarmiento para el pueblo. Con ese fin, se montaba la catasta sobre una torre de madera llamada fala. De la unión de ambas palabras se formó en latín vulgar catafalicum, que los provenzales del Languedoc llamaron cadafalcs. La palabra cruzó los Pirineos y llegó a España hacia 1260, durante los reinados de Alfonso X de Castilla y de Jaime I de Aragón, bajo la forma cadafalso. En documentos del año 1300 ya se escribe cadahalso, que perduraba aún en tiempos de Cervantes, antes de llegar a la forma moderna cadalso.
En el portugués de hoy se mantiene la palabra cadafalso que, además de ‘estrado para ejecutar a los condenados a muerte’, significa ‘estrado para actos solemnes’. El diccionario de la Academia Española todavía mantiene esta última acepción, que es antigua, y actualmente no es recogida por otros diccionarios modernos. La edición de 2014 conserva incluso el arcaísmo cadahalso, marcado apenas como “poco usado”. En realidad, esta grafía era poco usada en el siglo XVII, pero es inexistente en el español de hoy.
En italiano, la misma combinación de palabras designó el catafalco, el ataúd de lujo para las exequias de los ricos y notables, y con ese sentido e igual grafía entró nuevamente al castellano en el siglo XVIII, como registra el Diccionario castellano, de Esteban de Terreros. En portugué, catafalco es el estrado donde se coloca el ataúd o la representación de un muerto al que se desea homenajear.
cadáver
Según una ingeniosa etimología popular, la palabra cadáver estaría compuesta por las primeras sílabas de las palabras latinas carne data vermibus ‘carne dada a los gusanos’. En realidad, nada más lejos de la verdad; este vocablo nos vino del latín cadaver, que se formó a partir del verbo cadere ‘caer’, literalmente, ‘cuerpo caído’ o, en la época clásica ‘cuerpo muerto’. Séneca y Quintiliano usaron la palabra, en sentido figurado, para referirse a la persona muy delgada, que solo parece tener piel y huesos. Cicerón empleó la expresión urbium cadavera para referirse a las ciudades muertas, abandonadas. San Ignacio de Loyola explicaba la manera como los jesuitas debían obedecer a sus superiores, sin el menor cuestionamiento, mediante la expresión Perinde at cadaver ‘tal cual un cadáver’.
Calco
Una palabra o frase que se contruye utilizando una palabra o frase de otro idioma como modelo y traduciéndola literalmente.
Calco
El calco o calco léxico consiste en la creación de neologismos a partir de un término extranjero. Un calco léxico es el chilenismo «cachar», derivado de la palabra to catch, comprender, con el mismo significado.
Este calco es un tipo especial de préstamo que no imita la entidad fonética material (significante) del modelo extranjero, sino otros dos aspectos más internos: el esquema o construcción morfológica (ej.: inglés sky-scraper → rascacielos) y la significación (ej.: el francés mirage → espejismo, a partir del significado del francés miroir, «espejo»).
insumo
De insumir.
- m. Econ. Conjunto de elementos que toman parte en la producción de otros bienes.
instilar
Del lat. instillāre.
- tr. Echar poco a poco, gota a gota, un líquido en otra cosa.
- tr. Infundir o introducir insensiblemente en el ánimo una doctrina, un afecto, etc.
inteligible
Del lat. intelligibĭlis.
- adj. Que puede ser entendido.
- adj. Que es materia de puro conocimiento, sin intervención de los sentidos.
- adj. Que se oye clara y distintamente.
interlocutor, ra
De inter- y el lat. locūtor, -ōris ‘hablante’.
- m. y f. Cada una de las personas que toman parte en un diálogo.
Interrogación y exclamación
- La pregunta o la interjección puede ir seguida de otro signo de puntuación: «La ciencia y la técnica, ¿quién lo duda?, necesariamente progresan». Si no va seguida inmediatamente de otro signo porque coincide con el final de la oración, se sobrentiende que hay un punto, que no se escri-be tras la interrogación o la exclamación de cierre: «¿Cuál es el futuro del juez en exce-dencia? La primera opción es convertirse en europarlamentario» (y no «… en exceden-cia?. La primera…»).
- Las mayúsculas y las minúsculas son las que corresponden a la oración en la que está la pregun-ta. En particular, cuando el comienzo de esta no coincide con el de la frase, lo apropiado es la minúscula: «Siempre se plantea la misma duda: ¿qué comer?», «Pero ¿cuál es su futuro?».
- Cuando se yuxtaponen varias preguntas, estas pueden ir separadas por los signos de coma, punto y coma, punto (sobreentendido, según el apartado 2) o incluso dos puntos, según se considere más apropiado, aplicando la mayúscula y la minúscula como corresponda: «¿Cómo lo hizo? ¿Cuándo?», «¿Cómo lo hizo?; ¿cuándo?» o «¿Cómo lo hizo?, ¿cuán-do?».
- Por la misma razón, en citas directas se siguen las pautas ortográficas que les son propias: mayúscula inicial y punto tras las comillas (este ejemplo está en cursiva y no entrecomillado para que se vea la puntuación): El papa le preguntó: «¿Cómo está Cristina?».
- Se pueden repetir los signos como énfasis, recurso que es habitual en la prensa deportiva: «¡¡¡Olé!!!». También se pueden combinar los de interrogación con los de exclamación: «¿¡Entró!?» o «¡¿Entró?!»; los signos de cierre han de ser simétricos con los de apertura, por lo que no son apropiadas las grafías «¡Olé!!!», ¿¡Entró?!» ni «¡¿Entró!?», aunque sí se considera válido abrir solo con exclamaciones y cerrar solo con interrogaciones o a la inversa: «¡¡Entró??», «¿¿Entró!!».
- Se recuerda finalmente que la acentuación de las voces qué, cómo, cuál, dónde, cuándo, etc., de-pende de si tienen sentido interrogativo o exclamativo y no del mero hecho de que estén en un pregunta directa o una interjección: «¿Que ha perdido dinero en la bolsa? Le explicamos en qué invertir ahora»