Tema 49. La música en el siglo XIX en España Flashcards
A mediados de siglo XIX tienen lugar en Madrid dos acontecimientos importantes:
la inauguración del Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela
Juan Crisóstomo de Arriaga
Una excepción temprana en el desarrollo de la música sinfónica y camerística será la figura de Juan Crisóstomo de Arriaga (1806-1826), compositor precoz comparado frecuentemente con Mozart. Su obra maestra son los cuartetos, primera ocasión en la que un músico español escribiría música de cámara a nivel europeo. A los 12 años compone su primera obra importante: una obertura para orquesta, y a los 14 estrena la ópera Los esclavos felices. Posteriormente estudiaría en el Conservatorio de París, convirtiéndose a los 18 años en un notable virtuoso y compositor. De esta época es su Sinfonía a grande orquesta en Re.
Antecedentes inmediatos de la zarzuela moderna
La ópera cómica francesa e italiana y el caracter y argumentos de la tonadilla escénica del siglo XVIII
El violín en España en el siglo XIX
Destacan Jesús de Monasterio, virtuoso del violín, director de orquesta, pedagogo y compositor, ya mencionado anteriormente por fundar la Sociedad de Cuartetos en 1863; y Pablo Sarasate, que llegó en vida a leyenda, al contrario que Monasterio, y sus obras se encuentran entre las favoritas de los violinistas. Niño prodigio, actuó en la corte y recibió una beca para estudiar en París, donde obtuvo el premio de solfeo y violín. Se le ha considerado efectista pero estaba realmente preocupado por transmitir la esencia de la música. Compuso más de 50 obras, algunas inspiradas en motivos folklóricos, abriendo el camino al nacionalismo español. Entre ellas destacan “Aires gitanos” op.20 y “Zapateado” op.23.
El piano en España en el siglo XIX
Dentro de la música instrumental compuesta en el siglo XIX en España, el piano es el indudable protagonista, condicionando dos vertientes de composición: una sencilla y “fácil” y otra virtuosística. Así la música española para piano en el siglo XIX, según Rafael Mitjana, estuvo por una parte muy influenciada por la música de salón (aristocrático y burgués) y el café concierto y por otra más atenta al lucimiento técnico que a la verdadera música.
Los avances técnicos de construcción, junto numerosos métodos didácticos y las visitas de algunos virtuosos del piano como Liszt o Thalberg, contribuyeron a desarrollar en España el gusto por el instrumento, sin bien es verdad que adoleciendo, hasta Albéniz y Granados (que serán comentados más adelante), de una gran figura que le diera un impulso definitivo.
Anteriores a Albéniz y Granados, destacan los nombres de Santiago Masarnau, Marcial del Adalid o Eduardo Ocón, organista de la catedral de Málaga, que compuso también mucha música de cámara de cierto aire andalucista. De su obra para piano se podrían destacar: Rapsodia Andaluza op. 9, Estudio-Capricho para la mano izquierda op. 10 o el Gran Vals Brillante.
La guitarra en España en el siglo XIX
Destacan tanto como instrumentistas como compositores dos figuras que tienen en común su filiación afrancesada y liberal. Son Fernando Sor y Dionisio Aguado, quienes consolidaron de forma definitiva la guitarra como instrumento totalmente autosuficiente.
Posterior a ellos, destaca Francisco Tárrega (1852-1909), a quien debemos la creación de la moderna escuela guitarrística española. Ennobleció el instrumento y descubrió recursos y efectos nuevos con la guitarra, estandarizando finalmente la pulsación con la uña. En cuanto a su producción (en total 217 obras), Tárrega fue un compositor especialmente virtuoso con un gusto y una inspiración particularmente atractiva en las obras pequeñas: basta recordar obras de tipo alhambrista como Recuerdos de la Alambra, Capricho árabe o Danza Mora.
Francisco Tárrega
(1852-1909) le debemos la creación de la moderna escuela guitarrística española. Ennobleció el instrumento y descubrió recursos y efectos nuevos con la guitarra, estandarizando finalmente la pulsación con la uña. En cuanto a su producción, (217 obras), fue un compositor especialmente virtuoso con gusto y una inspiración especialmente atractiva en las obras pequeñas: basta recordar obras de tipo alhambrista como “Recuerdos de la Alhambra”, “Capricho Árabe” o “Danza Mora”
La ópera en España en el siglo XIX
A principios de siglo se escuchaban en Madrid óperas italianas y francesas traducidas al castellano, pues un decreto de 1801 prohibía a los extranjeros en los escenarios. Abolido el decreto en 1816, la ópera italiana y, sobre todo, Rossini, dominarían los teatros. Poco a poco creció una corriente intelectual, gracias a algunos compositores y críticos, que demandaban la creación de una “ópera nacional”. Entre los compositores de ópera podemos destacar a Ramón Carnicer, José Melchor Gomis y Baltasar Saldoni.
Ramón Carnicer
(1789-1855) Dominó los estilos imperantes de la época y llegó a convertirse en un fiel epígono de Rossini. Se hizo cargo de los Teatros de la Cruz y el Príncipe en Madrid y, cuando se fundó el Conservatorio en 1830, fue nombrado profesor de composición. De su clase salieron algunos de los mejores compositores de las generaciones siguientes, como Barbieri o Gastambide. Además de ópera, escribió música religiosa y de concierto.
José Melchor Gomis
(1791-1836) Estrena en Madrid su ópera “La Aldeana”. Hombre de ideas liberales, se ve obligado a huir a París cuando Fernando VII sube al trono en 1823. En Francia verían la luz óperas como “Le diable a Seville”
Baltasar Saldoni
(1807-1889) Es autor de óperas italianas como “Saladino e Clotilde”, más tarde pensó en componer óperas con texto en español como “Boabdil, último rey de Granada” o “Guzmán el bueno”, que no llegaron a ser estrenadas. Desengañado por la indiferencia general, abandonó la composición para teatro, dedicando sus últimos años a la redacción de su “Diccionario de efemérides de músicos españoles”.
La zarzuela
Se caracteriza por la alternancia de escenas cantadas con otras habladas y por un carácter típicamente español. Este carácter procede del folklore campesino o, en el género chico, de una especie de folklore urbano, representado por el casticismo madrileño.
Surgida la zarzuela en el siglo XVII, este género persiste, con continuas transformaciones, hasta el Romanticismo. En la formación de la zarzuela moderna habría que citar, como antecedentes inmediatos, la influencia de la ópera cómica francesa e italiana, y el carácter y argumentos de la tonadilla escénica española del siglo XVIII. La zarzuela moderna, tal como hoy la entendemos, no nace hasta pasado el primer tercio del siglo XIX. La fecha en que se determinó la forma del género y fue adoptado por los principales autores españoles, fue la de 1849, a raíz del estreno de Colegialas y soldados, de Rafael Hernando.
Poco tiempo después, surge Jugar con fuego, de Barbieri (1851), que inauguraba el concepto de zarzuela grande en tres actos, a la que siguieron sucesivamente El valle de Andorra, de Gaztambide; Marina, de Arrieta; El barberillo de Lavapiés, de Barbieri o El rey que rabió del Ruperto Chapí.
El género chico
A la zarzuela grande sucedió en interés y popularidad el género chico, denominado así porque cada una de sus pequeñas zarzuelas constaba de un solo acto. Mientras en la zarzuela grande aparecen los temas dramáticos o comedias de complicada acción, los libretos del género chico se circunscriben al ambiente del sainete o la pequeña escena de costumbres, y son más breves. El género chico, todavía sin música, nació en 1867 en el Teatro madrileño de “El Recreo”, cuando la empresa pensó en ofrecer teatro por secciones en lugar de la función completa. Aplicado ya a la música, el primer éxito de este género fue La canción de Lola, de Chueca.
Obras maestras del género chico
“La verbena de la Paloma” de Tomás Bretón. “El tambor de granaderos” y “La Revoltosa” de Ruperto Chapí. “Agua, azucarillos y aguardiente” y “La Gran Vía” de Federico Chueca. “Gigantes y cabezudos” de Manuel Fernández Caballero. “La boda de Luis Alonso” de Gerónimo Giménez.
Introducción Tema 49: La música en el siglo XIX en España
En general, se considera que España, en el siglo XIX, experimentó un atraso musical con respecto al resto de Europa, por causa de las guerras, desde la Guerra de la independencia (1808-1814) hasta el Desastre del 98, pasando por una serie de revoluciones, guerras civiles, golpes de estado y cambios políticos constantes, que no ayudaron al desarrollo musical en nuestro país. El Romanticismo, que recordemos había nacido en Alemania, llega a España a través de Francia, con las obras de Merimée, Chateaubriand, Víctor Hugo y Madame Staël en la década de los 30.