22. Juarez Celman, Pellegrini, Luis Saenz Peña y Uriburu Flashcards
Juarez Celman: UNICATO y Gestión de Gobierno
La enorme concentración del poder político en su persona y en funcionarios directamente designados desde la presidencia, le valieron a su gobierno el mote de Unicato. Se refería a su pretensión de concentrar todo el poder político y público en el presidente, en tanto que Jefe Único de la Nación y del Partido Autonomista Nacional.
La pretensión de Juárez Celman de eliminar las disidencias internas haciéndose nombrar Jefe Único del PAN favoreció la reunión de diversos grupos, que tomaron una postura cada vez más crítica de las formas políticas del Unicato, tanto en la prensa como en manifestaciones callejeras. Desde el punto de vista de estos críticos, la política del Unicato había llevado a un masivo desinterés de la población sobre los asuntos políticos; la población, tranquila en cuanto al ilimitado progreso económico que parecía vislumbrarse, no se interesaba en quien gobernaba, ni mucho menos en los medios que utilizara para gobernar.
No obstante, la oposición no terminaría de aglutinarse en ningún movimiento político nuevo hasta que la crisis económica terminara con la sensación general de bienestar.
Gestión de gobierno:
Juárez Celman promovió la obra pública, en especial en Buenos Aires, con la intención de asemejarla a las capitales europeas que tomaba como referencia. Ordenó la construcción de edificios de gobierno como el Correo Central (terminado recién en 1928), del Teatro Colón, de numerosas escuelas y de infraestructura sanitaria y la reforma del puerto de Buenos Aires de acuerdo al proyecto de Eduardo Madero.
El estímulo a la inmigración fue también importante, incluyendo la gratuidad de los pasajes y la entrega de tierras a los colonos, muchas de ellas arrebatadas a los nativos en la Campaña del Desierto de su antecesor Roca.
CRISIS ECONOMICA 1887
Su principal causa fue la bancarrota a la cual casi llega la banca Baring Brothers, debido a malas inversiones efectuadas en la Argentina. Durante la década de 1880 esta exitosa y naciente república sudamericana había crecido de manera sorprendente gracias a la aplicación del modelo agroexportador. Este modelo si bien resultó exitoso en cuanto a crecimiento del PIB, se basaba en la afluencia de capitales extranjeros y del mercado internacional de materias primas. Las políticas liberales del gobierno del Presidente Miguel Juárez Celman (1886-1890) llevaron a un período de especulación financiera que creó una burbuja, hecho reflejado en la creación de un gran número de bancos con sede en Buenos Aires durante esos años. Con el estallido de la crisis (disparada por la quiebra del Banco Constructor de La Plata en 1888) el Estado Argentino entró en cesación de pagos y se declaró en bancarrota, de la cual saldría recién cuatro años después.
En la Argentina, derivó en la quiebra del Banco Nacional fundado en 1872, y sumada a la crisis política expresada a través de la Revolución del Parque desembocó en la renuncia del Presidente. El Vicepresidente Carlos Pellegrini asumió el primer cargo, y gobernó hasta 1892. Bajo su gestión se fundó el actual Banco Nación.
El resultado inmediato de la enajenación de los medios públicos de producción y el ruinoso gasto fue una marcada inestabilidad financiera. Pero mientras siguiera ingresando capital externo al sistema, éste se sostenía y crecía a niveles inauditos: entre 1886 y 1890, la economía nacional creció un sorprendente 44 %.
Los productores ganaderos estaban en pleno auge económico, con la extensión de sistemas productivos algo más modernos –el alambrado se había extendido por todo el país, y llegaban los primeros molinos de viento para agua–11 y con la incorporación de terrenos recientemente ganados al territorio indígena. Las exportaciones se diversificaron un tanto, con las exportaciones de lana, carne congelada —el primer frigorífico se había instalado en 1881— y los cereales, cuya participación en las exportaciones a fines de la década llegaron al 16 % del valor total.
La situación financiera comenzó a entrar en crisis a finales de 1888, cuando quebró el Banco Constructor de La Plata. En una rápida sucesión, varias instituciones financieras debieron afrontar crisis de pagos, llevando casi a la quiebra a varios bancos extranjeros; cuando la banca Baring Brothers asumió sus errores al invertir en la burbuja especulativa en que se había convertido la Argentina, la llegada de capitales exteriores cesó por completo, iniciándose la fase más crítica de la crisis financiera de 1890.
Poco después, el Estado Argentino entró en cesación de pagos y repudió las deudas contraídas por los Bancos Garantidos y las provincias, con lo que de hecho se declaró en bancarrota, de la cual solamente saldría varios años más tarde.
CREACION UCR
En 1889 Argentina estaba convulsionada por una grave crisis económica que se había prolongado por dos años, y había causado una brusca caída de los salarios, desocupación y un reguero de huelgas nunca antes visto. La presidencia del General Julio Argentino Roca (1880-1886) fue sucedida por la de su cuñado, Miguel Juárez Celman, cuyo gobierno se caracterizó por las denuncias de corrupción y autoritarismo; sus opositores llamaban a esa gestión como el Unicato.
El 20 de agosto de 1889 Francisco A. Barroetaveña escribe una nota publicada por el Diario La Nación, propiedad del entonces compañero Bartolomé Mitre, titulada Tu Quoque Juventud, donde incita a la juventud a tomar riendas sobre los abusos autoritarios y a la corrupción desmedida por parte del gobierno oficial, obteniendo una gran repercusión en la sociedad y sobre todo en los jóvenes, logrando de esta manera una gran fama territorial y convocando a centenares de jóvenes que luego se transformarán en los «cívicos» que realizarán la Revolución del Parque.
El 13 de abril de 1890, la Unión Cívica de la Juventud se consolidó con un gran acto en el Frontón Buenos Aires, donde se fundó un nuevo partido llamado Unión Cívica. Como presidente fue elegido Leandro N. Alem e incluyó a líderes de las distintas tendencias opuestas al unicato de Juárez Celman, como Francisco A. Barroetaveña, los políticos católicos José Manuel Estrada y Pedro Goyena, Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen, Juan B. Justo,1 Lisandro de la Torre,2 y el influyente ex presidente y general Bartolomé Mitre.
Ese mismo año de 1890, la Unión Cívica, dirigida por Leandro Alem y Bartolomé Mitre encabezó el 26 de julio la llamada Revolución del Parque o Revolución del 90, un sangriento levantamiento armado que causó la caída del presidente Juárez Celman y su reemplazo por el vicepresidente Carlos Pellegrini. Durante esta batalla es necesario resaltar la figura de Elvira Rawson, la segunda mujer en poder recibirse de médica en la Argentina, quien desempeñó la función de auxiliar a los caídos en la revolución. Más adelante sería distinguida por Leandro Alem con un pergamino y un reloj de oro y se convertiría en una ferviente luchadora por los derechos de la mujer.
REVOLUCION 1890 – REVOLUCION DEL PARQUE
Una vez creada la Unión Cívica, se formó una Junta Revolucionaria y se iniciaron los contactos entre los dirigentes políticos opositores y sectores de las fuerzas armadas descontentos con el roquismo. En particular se formó una logia militar para apoyar a la Unión Cívica.
El 29 de mayo de 1890 Aristóbulo del Valle, quien se desempeñaba como senador nacional, denunció en el Congreso que el gobierno estaba realizando emisiones de moneda clandestinas, señalando que las eran la causa principal de la gravedad que había alcanzado la crisis. La denuncia de del Valle tuvo un gran impacto en la opinión pública y se mantendría durante los meses siguientes profundizando el desprestigio del gobierno.
En junio de 1890 el gobierno entró en cesación de pagos de la deuda externa que mantenía con la casa Baring Brothers, hecho que causó un gran descontento entre los inversores extranjeros.
Los civiles que fueron al Parque para sumarse a la revolución, recibieron allí armas y la orden de instalar cantones y barricadas en las bocacalles que rodeaban al Parque. Los cantones eran puestos militares instalados en casas ubicadas estratégicamente en las esquinas. Tanto los revolucionarios como las tropas leales tomaban esas casas y se instalaban en las azoteas, balcones y ventanas, desde donde atacaban a cualquier fuerza enemiga que se acercara. Los cantones revolucionarios solían combinarse con barricadas hechas con los adoquines de las calles.
CONSECUENCIAS:
VICTIMAS: La cantidad de víctimas causadas por la Revolución del 90 nunca ha sido bien establecida. Distintas fuentes hablan desde 15024 hasta 300 muertos,25 o en forma indiscriminada de 1.500 bajas sumando muertos y heridos.26
En el Cementerio de la Recoleta se levantó un panteón en memoria de los caídos en la Revolución del Parque. Desde entonces, cada año, la Unión Cívica Radical realizaba una marcha de fuerte contenido político desde el centro de la ciudad hasta el panteón.
En el Panteón de los Caídos en la Revolución del Parque se encuentran enterrados también Leandro Alem y los presidentes radicales Hipólito Yrigoyen y Arturo Illia.
SOCIALES:
La Revolución del ‘90 marcó un punto de quiebre en la historia argentina. La Revolución del ‘90 marca con claridad el momento en el que comienza a emerger una sociedad civil urbana, diferenciada en grupos sociales con demandas específicas. En particular la Revolución del ‘90 marca el momento en que la clase media ingresó a la vida pública.
Simultáneamente, la organización de la clase obrera en sindicatos, de partidos políticos modernos (Unión Cívica Radical, Unión Cívica Nacional, Partido Socialista, Liga del Sur), de las primeras cooperativas, organizaciones feministas, de revistas políticas opositoras, etc., conformó una sociedad urbana compleja que hizo cada vez más inviable la toma del poder mediante revoluciones callejeras.
En ese sentido la Revolución del ‘90 señala en la Argentina la emergencia del pueblo como sujeto político y social, exigiendo que se lo reconozca efectivamente como protagonista de la vida política, social y cultural, y demandando la configuración de una sociedad democrática.
Cómo asume Pellegrini (1890-92)
Juárez Celman había abandonado la capital, temiendo por su vida, y regresó después del final de la Revolución. Pero, excepto por unos cuantos diputados y ministros leales, no contaba ya con apoyo alguno: el ex presidente Julio A. Roca y el vicepresidente Carlos Pellegrini le negaron su apoyo, la prensa continuó fustigándolo, y la situación económica se agravaba cada vez más rápidamente. El día 6 de agosto presentó su renuncia, que le fue aceptada de inmediato por el Congreso, y asumió la presidencia Carlos Pellegrini. Fue así el primer presidente en no completar su mandato después de 29 años.
MEDIDAS PARA SALIR DE LA CRISIS que toma Pellegrini
Una de las primeras medidas que tomo en su gobierno fue solicitar a un grupo de banqueros, estancieros y comerciantes que suscribieran un empréstito de 15 millones de pesos para pagar los vencimientos externos. Una vez reunido ese capital, Victorino de la Plaza fue seleccionado para negociar la deuda y debió embarcarse hacia Londres, en donde recibió negativas de la banca londinense. Sin embargo logró que la Banca Rothschild admitiese una moratoria antes del cese del pago por parte del gobierno argentino.
Logrado este primer paso, Pellegrini aplicó medidas de austeridad y de ajuste, como la suspensión de obras públicas como la Casa de Gobierno, el Congreso, el edificio de correos (las cuales volvieron a ponerse en marcha al terminar su gobierno),3 y nacionalizó las obras sanitarias privatizadas por Miguel Juárez Celman
Otra medida que completó el plan para salir de la crisis fue el proyecto que presentó con Aristóbulo del Valle en 1881, durante su época de senador nacional por la provincia de Buenos Aires. Este nuevo esquema consistía en la creación del Banco de la República. En 1891 se fundaba, por consiguiente, el Banco de la Nación Argentina, de capitales mixtos y con la suma de cincuenta millones de pesos; su primer presidente fue Vicente Casares. Luego de que la moneda argentina recuperara respaldo, se creó la Caja de Conversión. Estas medidas, sumadas al aumento de la moneda en circulación, fueron las que terminaron con la crisis.
SE CONSTRUYE EL MHN Y SE EMPIEZAN LAS OBRAS PARA EL JARDIN BOTANICO
ALEM Y LA INTRANSIGENCIA ARMADA (1891 – 1897)
El 15 de agosto de 1891 la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical proclamó a Bernardo de Irigoyen como candidato a presidente. Leandro Alem decía por entonces que el programa de la UCR tiene cuatro banderas: libertad política, honradez administrativa, impersonalidad de la coalición y sentimiento nacional.
Pocos días antes de las elecciones, el 2 de abril de 1892, el presidente Carlos Pellegrini denunció falsamente que había un complot radical para tomar el poder y asesinar a los principales líderes oficialistas.4 Inmediatamente decretó el estado de sitio y detuvo a los principales líderes radicales, entre ellos Leandro Alem. En esas condiciones y sin la participación de la Unión Cívica Radical, se realizaron las elecciones del 10 de abril en las que resultó elegido presidente el candidato oficialista Luis Sáenz Peña.
Una vez liberados los líderes radicales, y ante la evidencia de que el gobierno nacional volvería a impedir por todos los medios su acceso al poder mediante elecciones, la Unión Cívica Radical comenzó a reorganizarse y preparar un nuevo levantamiento armado. Alem se caracterizaría entonces por elevar la idea de intransigencia radical hasta constituirla en un principio supremo de acción política. Una famosa frase, escrita en el testamento político de Leandro Alem, lo define con claridad:
“¡Que se rompa, pero que no se doble!”
Al mismo tiempo emergió una fuerte oposición entre Alem y su sobrino,5 Hipólito Yrigoyen, quien ya controlaba las fuerzas radicales en la Provincia de Buenos Aires y desconfiaba de la capacidad de organización de su tío. La Unión Cívica Radical se dividió entonces entre los rojos que apoyaban a Alem, y los líricos partidarios de Yrigoyen. Entre los seguidores de Alem estaban: Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen, Juan M. Garro, Francisco Barroetaveña, Leopoldo Melo, Adolfo Saldías. Por su parte Yrigoyen no daba participación a nadie en la toma de sus decisiones, pero entre los dirigentes que entonces lo seguían con lealtad hay que destacar al joven Marcelo T. de Alvear, que luego será presidente de la Nación.
Con la colaboración clave del radical Aristóbulo del Valle, quien se desempeñaba en el gobierno con las funciones estratégicas de un primer ministro y las fuerzas armadas bajo su mando, la Unión Cívica Radical estuvo muy cerca de triunfar y tomar el poder. Los ejércitos radicales establecieron gobiernos revolucionarios en las provincias de San Luis, Buenos Aires, Tucumán, Corrientes y Santa Fe, y llegaron a designar en la ciudad de Rosario a Leandro Alem como presidente provisional de la República.6 Sin embargo la división interna y graves errores de liderazgo en el momento crucial, permitieron al gobierno reorganizarse y reprimir duramente la sublevación, con el ejército al mando del propio general Roca.
Muerto Alem, sus partidarios se reorganizaron alrededor de la figura de Bernardo de Irigoyen y controlaron el Comité Nacional, desde donde comenzaron a pensar en una nueva alianza con la Unión Cívica Nacional de Mitre, que fue conocida como “política de las paralelas”.8 Por su parte, Lisandro de la Torre, enfrentado irreconciliablemente con Hipólito Yrigoyen con quien se batió a duelo,9 abandonó la UCR para fundar la Liga del Sur, antecesora del Partido Demócrata Progresista. Entonces Hipólito Yrigoyen, desilusionado, decide disolver la única estructura real que tenía el partido: el Comité de la Provincia de Buenos Aires, lo que se concreta el 29 de septiembre de 1897. Al año siguiente Roca da el golpe de gracia a la Unión Cívica Radical, cuando le ofrece a Bernardo de Irigoyen la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires y este acepta. El radicalismo quedó entonces como un movimiento desorganizado que solo se reunía anualmente a recordar los fallecidos de las Revoluciones del ‘90 y del ‘93.
LUIS SAENZ PEÑA (1892-1895)
-Su hijo Roque es presidente unos años más tarde.
La posición del gobierno era cada vez más sólida, pero Roca no quiso correr riesgos: convenció a Pellegrini de arrestar a Alem y los principales dirigentes radicales, acusándolos de haber planeado una sangrienta revolución. Preso el candidato presidencial de la UCR, las elecciones se hicieron sin otra lista que la oficialista: Luis Sáenz Peña y José Evaristo de Uriburu fueron elegidos presidente y vice por unanimidad del Colegio Electoral. No hubo fraude, pero tampoco hubo realmente una elección presidencial. Las artimañas de Roca –en las que se mostró insuperable– le valieron el mote de “El Zorro”
URIBURU (1895- 1898)
Carente de un grupo político que lo respaldara, el nuevo presidente dependía enteramente de Roca, por entonces presidente provisional del Senado.
Una de sus primeras medidas fue una amnistía para los participantes de las dos revoluciones radicales, la cual le ganó el agradecimiento de muchos de los implicados.
Durante su mandato, iniciado sin los apuros económicos de sus antecesores, se revirtió la tendencia a la baja de los precios agrícolas, que en 1897 alcanzaron el nivel más alto hasta ese momento. Impulsado por un fuerte superávit fiscal, el gobierno inició una etapa de inversiones públicas. Varias obras que habían quedado detenidas desde cinco años atrás se terminaron durante su gestión: tales fueron los casos del Museo Nacional de Bellas Artes en su primera sede en un sector de las Galerías Pacífico; el primer edificio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, que sería demolido en la década de 1930; la Escuela Industrial de la Nación, luego llamada “Otto Krause”; el comienzo de las obras para la construcción del nuevo Palacio del Congreso Nacional, en Buenos Aires, que se inauguraría en 1906.
TRATADO CHILE 1893
Para evitar que Chile quedase dividido por una salida argentina al Océano Pacífico se firmó el Protocolo de Límites de 1893 donde se especificó que ni Chile puede tener costas en el Océano Atlántico ni la Argentina en el Océano Pacífico.
Sin embargo ambos países posteriormente no estuvieron de acuerdo en cuanto al sector de la frontera en que se debe aplicar este principio. La Argentina sostenía que era válido a lo largo de toda la frontera. Chile, en cambio, sostiene que se aplica sólo al sector al norte del paralelo 52° S.
La Argentina esgrimió este principio como uno de los fundamentos de sus derechos en el Conflicto del Beagle.