Ucrania el camino hacia la guerra Flashcards
Punto subyacente de conflicto
Para entender la construcción nacional de muchos estados es necesario repasar la historia de sus pueblos, a menudo empleada por las élites para canalizar emociones en torno a una u otra identidad que justifique posiciones políticas. En el caso de los pueblos ruso y ucraniano, el punto de debate nacional parte de un origen común en torno a una entidad: la Rus de Kiev.
El debate de la rus de kiev
Las llamadas tesis normandistas afirman que la fundación de este primer Estado tiene su origen en poblaciones vikingas escandinavas, frente a las antinormandistas que, a grandes rasgos, defienden que el origen de la Rus de Kiev es eslavo.
Los dos países comparten una vinculación histórica y un punto de referencia primigenio que es
la monarquía feudal fundada en el siglo IX : la Rus de Kiev.
el territorio que actualmente se divide entre Rusia, Ucrania y Bielorrusia estaba habitado por una serie de tribus eslavas:
eslovenos, polianos, drevlianos, dregoviches, viatiches, severianos y radimiches, así como pueblos que provenían de las estepas.
A estas sociedades urbanas se unirían los varegos, un pueblo proveniente de Escandinavia que habría penetrado en el territorio que abarcarían la Rusia y Ucrania modernas.
En el siglo IX comienzan a desarrollarse numerosas metrópolis, siendo las ciudades más importantes
Nóvgorod, Pereyáslav, Chernígov, Smolensk, Palotsk, Vladímir y Kiev
consolidación de los varegos
Los eslavos, tras varios conflictos con los varegos, pidieron a estos que tomaran el control de sus tierras al no poder establecer un gobierno estable. Un grupo liderado por Rúrik, proveniente de Escandinavia, aceptó la misión y fundó la dinastía Rúrikovich. En el año 882, Oleg consolidó esta dinastía, uniendo los principados y formando el primer proyecto de unificación de la Rus de Kiev.
La invasión de los mongoles en el año 1237 fue otro punto clave que sentenció el destino de la Rus de Kiev.
La invasión mongola en 1237 marcó el fin de la monarquía medieval en la Rus de Kiev. Tras la batalla de Kulikovo en 1380, donde los eslavos vencieron a la Horda de Oro, Moscú y Nóvgorod emergieron como centros de poder clave en la formación de Rusia. Mientras tanto, el oeste de la Rus cayó bajo la influencia de Polonia y Lituania. A lo largo de la historia, Ucrania quedó bajo el control de varios imperios, como el polaco-lituano, el austrohúngaro y el ruso. En el siglo XIX, la intelligentsia ucraniana reinterpretó estos hechos para definir una identidad nacional separada de Rusia.
Si se parte de la premisa de que «la nación es una realidad social que existe científicamente solo en la medida en que sus integrantes están convencidos de su existencia»,
hay otros acontecimientos que marcaron la historia de estos territorios que serán empleados por unos y otros para sostener sus ideas sobre la identidad conjunta de Rusia y Ucrania o la diferencia entre ambos.
Más que una alianza?
Tras la rebelión de los cosacos de Zaporiyia
Tras la rebelión de los cosacos de Zaporiyia, liderada por Bogdan Jmelnitsky contra la Mancomunidad Polaco-Lituana, se fundó el Hetmanato. Jmelnitsky buscó apoyo en el zar Alejo I de Rusia, y en 1654 firmaron el Tratado de Pereyáslav. Los historiadores ucranianos lo ven como una simple alianza militar, mientras otros sostienen que implicaba una lealtad al poder de Moscú.
Primera república de Ucrania
En 1917, durante la Revolución Bolchevique y la guerra civil rusa, se proclamó la República Independiente de Ucrania. Sus líderes aspiraban a un territorio mayor que el que tendría el futuro Estado ucraniano, según la Conferencia de Paz de París de 1918. Las luchas internas llevaron a un golpe de Estado de Pavló Skoropadski y a la creación del II Hetmanato. Finalmente, se estableció la República Socialista Soviética de Ucrania, con fronteras que se mantuvieron hasta 2013.
Debido a la posición geográfica de Ucrania podrían concretarse varias distinciones territoriales:
La posición geográfica de Ucrania permitió varias divisiones territoriales: el oeste estuvo bajo dominio de los Habsburgo en el siglo XIX; Bucovina y la zona subcarpática se relacionaban con tradiciones rumanas, otomanas y húngaras; y Ucrania central pertenecía a la Mancomunidad Polaco-Lituana. El sur y el este, con tradición minera, atrajeron a muchos trabajadores rusos. Durante la Unión Soviética, Ucrania fue una de las repúblicas más destacadas, con líderes como Leonid Brézhnev. Aunque al principio los bolcheviques promovieron la hermandad eslava, el ruso terminó siendo el idioma dominante.
«La libertad no puede ser detenida»
En noviembre de 2004, las protestas en la Plaza de la Independencia de Kiev, contra un supuesto fraude electoral, dieron lugar a la Revolución Naranja, la mayor movilización social en Ucrania desde su independencia. Considerada un punto de inflexión en la política del país, representaba para muchos ciudadanos el inicio de una nueva etapa. Sin embargo, con el tiempo, la euforia disminuyó. Los principales actores, Víktor Yúshchenko y Víktor Yanukóvich, habían sido primeros ministros bajo el mismo presidente, y sus trayectorias políticas siguieron entrelazadas incluso tras la revolución, que despojó a Yanukóvich de la presidencia.
Las denominadas «revoluciones de colores»
La inestabilidad en Ucrania en 2004 fue parte de las “revoluciones de colores”, grandes movilizaciones contra gobiernos autoritarios acusados de fraude electoral. Inspirada por movimientos en Georgia (Revolución de las Rosas) y Serbia, Ucrania compartía rasgos comunes con otros estados postsoviéticos: regímenes híbridos, divisiones territoriales ligadas a la identidad y la influencia de actores externos.
La formación del Estado ucraniano y su identidad nacional fue utilizada por las élites políticas y oligarcas en sus luchas internas.
Durante el gobierno semi-autoritario de Leonid Kuchma, la oposición intentó movilizarse sin éxito para destituirlo. En 2000, el escándalo “Kuchmagate” surgió tras la revelación de una grabación donde Kuchma ordenaba “tratar” con el periodista Georgiy Gongadze, quien luego apareció asesinado. Aunque hubo protestas bajo el lema “Ucrania sin Kuchma”, solo algunos opositores, como Yulia Timoshenko, apoyaron. Víktor Yúshchenko, inicialmente leal a Kuchma, fue destituido en 2001, formó “Nuestra Ucrania” y lideró la oposición tras las elecciones de 2002, aunque Yanukóvich logró mantener el control en favor de Kuchma.
Elecciones del 31 de octubre.
En la primera vuelta electoral del 31 de octubre de 2004, Víktor Yúshchenko obtuvo un 39,87% de los votos frente al 39,32% de Víktor Yanukóvich. Aunque la ventaja era mínima, los seguidores de Yúshchenko creyeron en su posibilidad de ganar en la segunda ronda. La Revolución Naranja no fue espontánea; tanto la oposición como el gobierno ya se estaban preparando para posibles disturbios. Yulia Timoshenko amenazó con organizar actos de desobediencia civil ante un fraude electoral, mientras el gobierno advertía sobre planes de la oposición para desestabilizar el país. Tras la victoria de Yanukóvich y la denuncia de irregularidades, los partidarios de Yúshchenko comenzaron a protestar. La instalación de carpas en la plaza central de Kiev fue crucial para mantener el movimiento a pesar del frío. El color naranja se convirtió en símbolo de los manifestantes, quienes coreaban “Oriente y Occidente juntos”, aunque las protestas fueron principalmente apoyadas por ciudadanos del centro y oeste de Ucrania, mientras que el este veía la Revolución como un golpe de Estado.
Ilegitimidad de la victoria de Yúschenko
La presión en las calles, junto con el apoyo internacional y mediático, llevó al Tribunal Supremo a convocar nuevas elecciones, en las que Yúshchenko ganó. Pese a la creencia del presidente ruso, Vladímir Putin, de que no habría repetición, los manifestantes recibieron financiación de pequeñas y medianas empresas ucranianas, así como apoyo internacional. Estados Unidos, bajo la Ley de Apoyo a la Libertad de 1992, aportó 34,11 millones de dólares a Ucrania en 2004. La organización juvenil Pora cooperó con ONG occidentales y recibió capacitación de líderes de protestas en Serbia. Colin Powell, entonces secretario de Estado de EE. UU., declaró que no se podía considerar legítima la victoria de Yanukóvich debido a informes de fraude.