Casos clínicos Flashcards
Paciente varón de 76 años, fumador, con antecedentes personales de hipertensión, obesidad y diabetes mellitus tipo 2 de 10 años de evolución, acude al servicio de Urgencias por dolor abdominal difuso y continuo, de 3 días de duración.
Interrogado, refiere varios episodios de rectorragia con las heces. La exploración abdominal revela un abdomen doloroso a la palpación de forma difusa, sin defensa ni rebote. Se efectúa una placa simple de abdomen que se muestra en la imagen.
Teniendo en cuenta la patología que presenta el paciente, ¿qué prueba nos daría el diagnóstico definitivo?
Nos presentan un caso típico de colitis isquémica. Ésta suele afectar a pacientes de edad avanzada y con múltiples factores de riesgo cardiovascular (diabetes, dislipemias, tabaquismo, HTA…), los cuales inducen una afectación crónica de la vascularización intestinal.
En ocasiones puede haber un factor desencadenante, normalmente un episodio de insuficiencia cardiaca o cualquier otro cuadro que ocasione un bajo gasto cardiaco; esto termina de comprometer la perfusión del intestino, dando lugar a la sintomatología clínica. El paciente acude refiriendo un dolor abdominal súbito o subagudo acompañado de diarrea sanguinolenta.
Un signo radiológico típico es la presencia de “huellas dactilares” en la radiografía simple de abdomen. Se pueden observar a modo de digitaciones hacia la luz del intestino, indicativas de edema de la mucosa.
El diagnóstico definitivo se obtiene realizando una colonoscopia y observando la mucosa del colon: son típicos el edema o hemorragia de la mucosa, acompañados de ulceraciones y zonas de necrosis.
Normalmente, el tratamiento conservador con estabilización hemodinámica del paciente y dieta absoluta suele ser suficiente para la resolución del cuadro.
Dilatación de asas de intestino delgado y grueso, con edema de mucosa (“huellas dactilares”). Colonoscopia para valorar la integridad de la mucosa del colon.
Varón de 52 años, fumador, con antecedentes personales de espondilitis anquilosante en tratamiento con indometacina y fisioterapia.
Acude a Urgencias por aparición de dolor abdominal súbito, intenso y transfixiante, de localización epigástrica. La exploración pone de manifiesto un abdomen distendido y doloroso, no depresible (“vientre en tabla”).
Se solicita la radiografía de tórax que se muestra en la imagen.
Nos presentan el caso de un paciente en tratamiento crónico con AINEs que presenta un dolor abdominal súbito, seguido de distensión abdominal: esto nos tiene que hacer pensar siempre en una úlcera gástrica perforada.
Fijaos en que, aunque el caso es de patología abdominal, la radiografía que nos muestran es de tórax; se trata de una placa simple de tórax con signos de neumoperitoneo.
Entre el diafragma derecho y el hígado se observa una delgada muesca radiolúcida, que corresponde a la presencia de aire libre intraperitoneal.
Es importante no confundirse con la imagen de la izquierda, que corresponde a la cámara gástrica y no tiene significado patológico (si bien entre el aire libre y el de la cámara gastrica se puede adivinar la pared gástrica que los separa).
La causa más frecuente de un perforación esofágica es la traumática o iatrogénica. El tratamiento inicial de una perforación por úlcera gástrica es la sutura simple.
El resto de técnicas se reservan para las úlceras, perforadas o no, que no curan con tratamiento médico.
Perforación gástrica. Sutura simple.
Varón de 62 años con antecedentes personales de diabetes mellitus tipo 2 de 10 años de evolución, hipertensión y dislipemia.
Fumador de 1 paquete de tabaco al día y hábito enólico considerable. Hace 5 años se le realizó una ecocardiografía de control y fue diagnosticado de miocardiopatía dilatada de probable etiología enólica, con función sistólica conservada (FEVI >50%).
Acude a urgencias por clínica de varios meses de evolución de disnea de medianos esfuerzos, que durante las últimas semanas se acompaña de tos no productiva de predominio nocturno, ortopnea y aumento de su disnea diurna.
A la exploración, TA 145/95 mmHg, FC 90 lpm, pulso rítmico, Sat O2 91% y frecuencia respiratoria 20 rpm.
La auscultación pulmonar es normal pero se aprecia ingurgitación yugular y edemas en miembros inferiores.
El caso clínico es el de una miocardiopatía dilatada de origen enólico que comienza con síntomas de insuficiencia cardiaca tanto izquierda (disnea, ortopnea, tos nocturna) como derecha (ingurgitación yugular, edemas).
La exploración física corrobora la presencia de signos de IC (congestión venosa periférica sin signos de congestión pulmonar) y la placa de tórax demuestra una marcada cardiomegalia, compatible con su patología cardiaca de base, y ausencia de signos de congestión pulmonar actual.
En cuanto al diagnóstico:
- La ecocardiografía cardiaca es el método más eficaz para evaluar la disfunción sistólica y diastólica.
- La radiografía de tórax es útil para detectar cardiomegalia, congestión pulmonar y acumulación de líquido pleural.
- El ECG puede sugerir alguna patología cardiaca o detectar arritmias causadas por la propia insuficiencia cardiaca.
En cambio, la evaluación de la activación neuroendocrina no es necesaria en el diagnóstico o la valoración pronóstica de estos pacientes.
En el tratamiento de este paciente hay que considerar todas las intervenciones que han demostrado aumentar la supervivencia en la insuficiencia cardiaca (IECA/ARA II, beta-bloqueantes, espironolactona/eplerenona, resincronización cardiaca y DAI) y aquéllas que aunque no lo han demostrado, aportan un claro beneficio clínico (diuréticos y digoxina).
En casos de mala evolución hay que valorar el trasplante cardiaco.
Los calcio-antagonistas no dihidropiridínicos (verapamilo y diltiazem) están contraindicados en la disfunción ventricular.
Ecografía cardiaca para valorar su actual FEVI. Radiografía de tórax para valorar signos de insuficiencia cardiaca. ECG para identificar alteraciones eléctricas frecuentes en la insuficiencia cardiaca.
Valorar si es candidato a desfibrilador automático implantable. Valorar implante de resincronización cardiaca. Enalapril.
Acude a urgencias una mujer de 73 años por disnea súbita.
La paciente presenta a la exploración física una frecuencia cardiaca de 122 lpm, 36 respiraciones por minuto y saturación de oxígeno al 86%.
En las pruebas complementarias destaca: pH 7,48, pCO2 27 mmHg, pO2 55 mmHg y HCO3 26 mEq/L.
Como antecedentes destaca un episodio de trombosis venosa profunda hace 4 años. Se realiza una radiografía de tórax que se muestra en la imagen.
Hipoxemia siempre indica organicidad, por lo que el síndrome ansioso queda descartado y no debemos incluirlo en el diagnóstico diferencial.
Ante un caso clínico como el que se presenta (disnea súbita, taquicardia, taquipnea, hipoxia, hipocapnia) debemos sospechar un TEP, más aún si nos dan como antecedente un episodio de TVP.
La paciente presenta alcalosis respiratoria debido a la hiperventilación que se produce en el TEP.
La radiografía de tórax más frecuente en el TEP es que sea inespecíficamente anormal como es el caso de esta imagen, pues es anormal, pero solo viendo la imagen no nos indica que es un TEP, no obstante una radiografía normal en el contexto clínico adecuando sugiere TEP.
El dímero–D solo descarta TEP ante baja sospecha (alto VPN), en este caso no tiene sentido pedirlo pues tenemos una fuerte sospecha, es decir que si nos saliera negativo no podríamos descartar el diagnóstico (baja el VPN).
La arteriografía es una prueba muy sensible y específica pero muy cruenta por lo que se reserva para cuando otras pruebas han sido negativas y la sospecha clínica sigue siendo alta.
Ante una alta sospecha de TEP se debe iniciar tratamiento anticoagulante y aunque la paciente tuviera sangrado activo (hemoptisis) no estaría contraindicado pues el TEP es el causante de la hemoptisis.
El test de screening más útil para descartar un TEP es la gammagrafía de ventilación/perfusión, no de ventilación o perfusión aisladas.
La paciente presenta alcalosis respiratoria. La radiografía de tórax normal en el contexto de una disnea aguda e hipoxemia es sugerente de un tromboembolismo pulmonar.
Varón de 56 años, indigente y bebedor habitual, que consulta en urgencias por tos con expectoración purulenta.
Al preguntarle, indica que lleva así “un mes más o menos”, que se encuentra muy cansado, que ha perdido peso y que por las noches “le dan sudores”. No refiere dolor torácico ni otros síntomas.
A la exploración presenta fiebre y aliento fétido. Solicita la radiografía que aparece en la imagen.
La clínica de fiebre, tos productiva, síndrome constitucional en un paciente indigente bebedor con halitosis junto con una placa de tórax en la que se muestra una imagen de condensación con niveles hidroaéreos, nos llevan al diagnóstico de absceso pulmonar.
La mayoría son secundarios a aspiración (el alcoholismo y la falta de higiene del paciente favorecen la aspiración) y por tanto con participación de flora mixta de aerobios y anaerobios, que deberemos cubrir.
El fármaco más frecuentemente utilizado es la amoxicilina–clavulánico, durante 6-8 semanas.
Nunca debemos utilizar una penicilina sola: siempre deberá asociarse a inhibidores de betalactamasas ya que los anaerobios son resistentes.
El metronidazol tampoco sería válido pese a su actividad anaerobicida, ya que no cubre bien los estreptococos microaerófilos de la boca (para infecciones pulmonares por anaerobios se prefiere clindamicina a metronidazol; en cambio el metronidazol sería de elección en los abcesos abdominales y cerebrales).
Absceso pulmonar. Amoxicilina + ácido clavulánico.
Varón de 56 años, fumador de 25 cigarrillos/día desde hace 29 años, asintomático, acude a su consulta con una TC de revisión que se muestra en la imagen. ¿Cual es la actitud que tomaría ante este paciente?
Se trata de un nódulo pulmonar solitario de localización periférica por lo que al tratarse de un hombre mayor de 35 años y fumador debemos descartar malignidad con una prueba, en este caso al ser periférico la prueba que nos permite mejor accesibilidad es la punción transtorácica.
Realizar una punción transtorácica.
Varón de 36 años de edad, que presenta fiebre, astenia, malestar general, pérdida de peso, disnea de esfuerzo, poliartralgias y tos no productiva de 3 meses de evolución, consulta por la aparición de lesiones cutáneas nodulares de color rojo-violáceas en cara anterior de miembros inferiores.
Como antecedentes el paciente le cuenta que padece uveítis crónica. En la analítica destaca una VSG elevada. Solicita una placa de tórax que se muestra en la imagen A.
El paciente padece una sarcoidosis en estadio II (afectación de los ganglios hiliares bilaterales + afectación del parénquima).
El eritema nodoso es la manifestación cutánea más frecuente de la sarcoidosis. Los granulomas por sí mismos no son diagnósticos, sino que se diagnostica con la demostración de los mismos en un contexto clínico adecuado.
La enzima conversora de angiotensina suele estar elevada. La asociación a parotiditis forma parte del síndrome de Heerfordt-Waldenström o fiebre úveo-parotídea.
La manifestación cutánea más característica de la sarcoidosis es el lupus pernio y su localización es la nariz.
El eritema nodoso, que es más frecuente, suele aparecer sobre la parte anterior de las piernas.
Paciente de 52 años, con hipertensión arterial de larga evolución, mal controlada, que acude a urgencias por dolor torácico de gran intensidad que comenzó hace 1 hora, de forma súbita.
Refiere que inicialmente era de localización retroesternal y se ha desplazado a la región interescapular.
A la exploración presenta aspecto sudoroso y pálido. Frecuencia cardiaca de 105 lpm, tensión arterial de 170/110 mmHg en brazo derecho y 110/50 mmHg en brazo izquierdo. Se ausculta soplo diastólico precoz en borde paraesternal izquierdo.
Se le realiza una radiografía de tórax en la que se observa ensanchamiento mediastínico. La TC torácica se muestra en las imágenes A y B.
La clínica descrita es característica de la disección aórtica: dolor torácico intenso, de inicio súbito, muchas veces descrito como “desgarrador”, que típicamente irradia a espalda y puede migrar en la dirección de la disección.
La existencia de hipertensión arterial es habitual en estos pacientes. La progresión de la disección puede afectar a distintos territorios vasculares, produciendo déficits neurológicos, asimetría de pulsos e insuficiencia aórtica aguda.
La radiografía de tórax puede mostrar ensanchamiento mediastínico o derrame pleural izquierdo. La prueba diagnóstica de elección es la ecografía transesofágica.
Las imágenes muestran un corte axial y otro sagital de una angioTC en los que se aprecia la existencia de una doble luz separada por un flap intimal. La extensión de la disección, que afecta a aorta ascendente y descendente, corresponde a una disección tipo A de la clasificación de De Bakey.
El tratamiento consiste en un descenso rápido de la tensión arterial con hipotensores, especialmente el Labetalol y el Nitroprusiato intravenosos. El tratamiento quirúrgico urgente se debe aplicar en casos que afecten a la aorta ascendente, presencia de complicaciones, o en el síndrome de Marfan.
El balón de contrapulsación aórtico está contraindicado (especialmente en este caso que además tiene insuficiencia aórtica), al igual que la Hidralacina y el Diazóxido (vasodilatadores directos). También está contraindicada la anticoagulación.
Disección aórtica tipo A. Colocación de un balón de CP aórtico.
Paciente de 89 años que es trasladada al servicio de Urgencias, desde la residencia de ancianos donde vive, por dolor abdominal de tres días de duración.
Entre sus antecedentes personales destacan una enfermedad de Parkinson de 15 años de evolución, hipotiroidismo, artrosis y una demencia leve-moderada. Asimismo, el informe refiere que hace 5 días que no hace deposición.
La paciente está desorientada e impresiona de gravedad. Solicita usted analítica completa con bioquímica, hemograma, niveles de T4 y una placa simple de abdomen, que se adjunta. ¿Cuál de los siguientes signos radiológicos no está presente en la imagen?
Nos describen a una paciente de edad muy avanzada y con muy mal estado general, temblor y desorientación temporo-espacial.
En otras palabras, es muy difícil que esta paciente se haga una placa en bipedestación; y los niveles hidroaéreos sólo aparecen en las placas de abdomen en bipedestación, o las proyecciones laterales (que no es claramente el caso), por lo que ésta debe ser forzosamente la opción falsa.
La placa, en efecto, muestra unas asas de intestino delgado organizadas, y no se observa gas en ampolla rectal.
El “patrón en pilas de monedas” se debe a la dilatación del intestino delgado proximal a la obstrucción, que permite visualizar los pliegues de su mucosa.
Organización de asas de intestino delgado. Ausencia de gas en colon distal. Patrón en pilas de moneda.
Paciente de 46 años acude a urgencias por presentar disnea, fiebre y expectoración purulenta desde 2 días de evolución.
Realiza una radiografía de tórax que se muestra en la imagen.
Dos áreas contiguas que tengan densidades diferentes presentan una interfase entre ellas y tendrán un límite que las separe y las defina.
Por el contrario, cuando dos estructuras de la misma densidad radiológicas están en contacto la superficie de contacto entre ambas se borra.
La pérdida de contorno es lo que se conoce como signo de la silueta. El hallazgo de este signo permite localizar la lesión pulmonar, en este caso cuando se borra el borde cardiaco izquierdo podemos afirmar que está afectada la língula (si se borrase el borde cardiaco derecho se trataría del lóbulo medio).
Língula
Recibe la llamada de paritorio estando de guardia, como residente de Pediatría.
Le llaman por un neonato de 37 semanas de edad gestacional que presenta signos de dificultad respiratoria, cianosis y un abdomen excavado. A la exploración, comprueba que el latido cardiaco está desplazado a la derecha y en la auscultación pulmonar destaca la presencia de ruidos hidroaéreos en cavidad torácica.
Una vez estabilizado el paciente, se le realiza la placa de tórax-abdomen que se muestra en la imagen A.
El paciente presenta una hernia diafragmática de Bochdaleck, que es la hernia diafragmática más frecuente.
Se produce por el defecto en el cierre de uno de los canales pleuroperitoneales (más frecuente en el lado izquierdo, como se ve en la imagen B).
Hay que sospecharla ante un neonato que presente distress respiratorio inmediato con excavación abdominal (respuesta 3 incorrecta, es la hernia de Morgagni la que suele presentarse así).
En un 30% de los casos aparece asociada a otras alteraciones (respuesta 1 incorrecta). El desarrollo de hipertensión pulmonar persistente se considera el marcador pronóstico más importante.
Es una enfermedad grave con una mortalidad del 40-50%, por lo que requiere intubación, tratamiento de soporte y cirugía urgente.
Se trata de una enfermedad con un pronóstico grave, que requiere cirugía urgente previa estabilización del paciente.
Un varón de 36 años que sufre un politraumatismo grave comienza con disnea progresiva y bajo nivel de conciencia a las 24 horas del ingreso.
Presenta una saturación de O2 del 81% que no remonta con oxigenoterapia, a la auscultación presenta crepitantes bilaterales, FC de 141 y TA de 81 /63.
En la imagen se muestra la radiografía en el momento del ingreso (imagen A) y a las 24 horas (imagen B).
El paciente tiene un cuadro compatible con distress respiratorio del adulto, una de cuyas causas típicas es el politraumatismo.
En la primera imagen se observan infiltrados bilaterales bibasales que progresan (segunda imagen) a difuso (causa de pulmón blanco).
El distress mejora al principio con oxigenoterapia pero es típico que según avanza se hace refractaria (el distress es causa de shunt).
La contusión pulmonar sería unilateral; la neumonitis intersticial aguda es similar radiológicamente pero de causa idiopática, luego no puede diagnosticarse con el antecedente de politraumatismo; en el contexto clínico adecuado y si asociara cardiomegalia y datos de edema intersticial (derrame pleural, engrosamiento de cisuras, líneas B de Kerley) podría plantearse insuficiencia cardiaca.
Distress respiratorio del adulto.
Una mujer de 71 años acude al servicio de Urgencias refiriendo náuseas, vómitos, dolor abdominal y estreñimiento de 48h horas de evolución.
Interrogada, no refiere antecedentes de interés, excepto unas molestias postprandiales inespecíficas, acompañadas de acidez y meteorismo, de varios años de evolución, en estudio por el servicio de Gastroenterología de nuestro hospital.
La exploración revela un abdomen distendido, con dolor generalizado a la palpación, sin signos de irritación peritoneal. Se solicita la placa de abdomen que se muestra a continuación.
La placa muestra un patrón de obstrucción intestinal, con organización de asas de intestino delgado y patrón “en pila de monedas”.
Sin embargo, en este caso, al patrón habitual se sobreañaden algunos hallazgos adicionales: concretamente unas formaciones redondeadas rodeadas de un anillo más calcificado localizadas en hipocondrio derecho, y otra más de características similares a la altura del promontorio del sacro.
Ésta es la típica imagen de un íleo biliar; la piedra se ha impactado a nivel de la válvula ileocecal, causando una obstrucción exclusivamente de intestino delgado.
En cuanto a las otras posibilidades, la exploración abdominal no revela hernias; y en una paciente de 71 años la gestación ectópica es cuando menos improbable.
La única con la que podríamos dudar es la colecistitis aguda, pero una colecistitis causaría un dolor más localizado en hipocondrio derecho y no cursaría con obstrucción intestinal.
Íleo biliar.
Acude a su consulta un hombre de 46 años por disnea, expectoración purulenta y fiebre de 24 horas de evolución.
A la exploración: FC 98 lpm, TA: 121/72 mmHg, saturación de O2 92%.
El pulmón derecho tiene dos cisuras, la mayor y la menor. La menor separa el lóbulo superior del medio, y la mayor el lóbulo inferior de los otros dos.
En la imagen podemos ver claramente la cisura menor por lo que el infiltrado que queda por encima de ésta debe pertenecer al lóbulo superior.
El segmento medial del lóbulo medio formaría signo de la silueta con el corazón y estaría debajo de la cisura menor, al igual que el segmento lateral del lóbulo medio.
Podríamos tener dudas con el segmento apical del lóbulo inferior, pues en la radiografía PA el infiltrado se encontraría en la misma localización; para diferenciarlos se usa la radiografía lateral (donde se localiza mejor la cisura mayor: el segmento apical del lóbulo inferior se vería por debajo).
No obstante, en este caso no hay duda de que se trata de lóbulo superior por verse interrumpido el infiltrado claramente por la cisura menor. El segmento lateral del lóbulo inferior lo veríamos apoyado sobre el diafragma.
Lóbulo superior.
Acude al servicio de Urgencias un paciente varón de 72 años de edad tras una caída accidental.
Entre los antecedentes que presenta cabe destacar obesidad (IMC=31,5), HTA, hipercolesterolemia y diabetes mellitus tipo 2 de 15 años de evolución, con retinopatía diabética y angina estable asociadas.
Presenta asimismo una neuropatía diabética con disminución de la sensibilidad vibratoria en miembros inferiores, disfunción eréctil y episodios repetidos de hipotensión ortostática.
El paciente es diagnosticado de fractura pertrocantérea de fémur y es ingresado para cirugía. A las 24h de la misma, el paciente inicia un cuadro progresivo de dolor abdominal con distensión abdominal y pérdida del tránsito intestinal. Se solicita una placa de abdomen que figura en la imagen.
El paciente del caso clínico reúne todas las características de un síndrome de Ogilvie.
Fijaos en que se trata de un varón de edad avanzada que reúne múltiples indicios de neuropatía autonómica. Es típico que el cuadro aparezca en el contexto de un postoperatorio por una cirugía traumatológica o abdominal, sobre todo en pacientes con enfermedades neurológicas o desequilibrios electrolíticos.
La imagen radiográfica muestra una dilatación difusa y uniforme del colon, con pérdida de la haustración, pero sin una imagen de obstrucción clara, lo que indica que se trata de un íleo de causa funcional.
No se evidencia dilatación de intestino delgado (como se esperaría en un íleo biliar, en el que las litiasis biliares se alojan generalmente proximales a la válvula íleocecal, o en una obstrucción de intestino delgado).
El vólvulo de ciego da una dilatación más localizada, con su origen en flanco derecho. No se observa aire libre en la cavidad peritoneal, y una apendicitis, a pesar de ser una causa más habitual de abdomen agudo, no causaría un cuadro de obstrucción intestinal.
Síndrome de Ogilvie.
Se encuentra usted ante un paciente pediátrico de 8 años, VIH+ con antecedentes de tuberculosis pulmonar.
Presenta un cuadro clínico de más de una semana de duración de fiebre, afectación importante del estado general, marcado decaimiento y tos productiva con esputo blanquecino.
Se le realiza un cultivo del esputo se obtienen filamentos arrosariados grampositivos ácido-alcohol resistentes, presenta la radiografía de tórax que se muestra (imagen A) y se le realiza además una TC craneal que se adjunta (imagen B).
La radiografía de tórax muestra infiltrados bilaterales a modo de opacidades nodulares múltiples.
En la TC adjunta observamos la imagen típica de un absceso cerebral (LOE que capta contraste en anillo). El cuadro clínico que se nos presenta, junto con las pruebas complementarias, nos hacen sospechar una nocardiosis con afectación pulmonar y cerebral (hasta en el 50% de los casos aparece afectación extrapulmonar).
Esta infección, en su forma pulmonar y diseminada, afecta principalmente a pacientes inmunocompretidos. Está causada por un actinomiceto AEROBIO gram positivo (la otra enfermedad que tenemos que recordar asociada a ésta, es la actinomicosis, que en este caso está causada por actinomicetos anaerobios).
El tratamiento de elección es el cotrimoxazol.
Mujer de 36 años que acude a consultas por sintomatología de 3 meses de evolución, que consiste en fiebre, astenia, malestar general, tos sin expectoración y disnea de medianos esfuerzos.
Hace 1 mes y medio sufrió un episodio de debilidad hemifacial derecha que se resolvió antes de acudir al especialista.
Refiere poliartralgias. A la auscultación, se aprecian crepitantes teleinspiratorios de predominio en campos superiores.
Se decide realizar una placa de tórax que se muestra a continuación (imagen A).
Posteriormente se le realizó una broncoscopia con lavado broncoalveolar, que muestra predominio de linfocitos (70%), con un cociente CD4/CD8 de 4.
En la analítica destaca un marcado aumento de la VSG. La paciente recibió tratamiento farmacológico durante 6 meses, mejorando de su sintomatología y presentando la radiografía que se muestra a continuación (imagen B).
El cuadro clínico que presenta la paciente es compatible con una enfermedad pulmonar intersticial: afectación del estado general junto a disnea, tos seca y crepitantes teleinspiratorios.
La radiografía superior muestra un patrón reticulonodular bilateral de predominio en campos superiores y adenopatías hiliares bilaterales, característico de la sarcoidosis en estadio II.
La epidemiología, el antecedente de parálisis facial unilateral y el cuadro articular, unido al aumento de la VSG y los datos del lavado broncoalveolar deben confirmar nuestra sospecha. En el estadio II el tratamiento con corticoides está indicado si existen síntomas y/o alteraciones funcionales respiratorias.
Cuando existe respuesta al tratamiento se aprecia mejoría de la afectación parenquimatosa (imagen inferior).
El diagnóstico diferencial se plantea con entidades con patrón radiológico similar y predominio en lóbulos superiores: el granuloma eosinófilo (histiocitosis X) típico de varones jóvenes fumadores y con patrón con quisticonodulillar, la tuberculosis que produce un cuadro clínico más tórpido (fiebre, sudoración nocturna, síndrome constitucional…) y la silicosis que presenta el antecedente de exposición al sílice y nódulos silicóticos <1 cm junto a adenopatías hiliares, en ocasiones con calcificación en cáscara de huevo.
Patrón reticulonodular en campos superiores acompañado de engrosamiento hiliar bilateral. Sarcoidosis.
Mujer de 35 años que acude a Urgencias por un cuadro progresivo de dolor abdominal, distensión y ausencia de deposición desde hace 3 días.
No presenta antecedentes de interés, a excepción de una apendicectomía a los 17 años de edad. Refiere un hábito intestinal estreñido, con frecuente uso de laxantes y enemas.
La exploración revela un abdomen distendido, con palpación timpánica y ruidos metálicos a la auscultación. Se efectúa la radiografía de abdomen simple que se adjunta.
Por su edad y sus antecedentes, es improbable que esta paciente presente un fecaloma; la exploración no pone de manifiesto una hernia incarcerada.
La obstrucción por bridas sería la causa más probable de la obstrucción en una paciente de esta edad con antecedentes de cirugía del abdomen, pero no daría una radiografía de volvulación como la de la imagen.
La imagen radiográfica es muy característica de un vólvulo de ciego: a diferencia del vólvulo de sigma, con su típica imagen “en grano de café”, el vólvulo de ciego da una imagen de obstrucción localizada, en forma de una gran burbuja organizada en torno a una “raíz” con origen en el hipocondrio derecho.
El factor de riesgo más importante, junto con el estreñimiento y el abuso de laxantes, es el antecedente de apendicectomía previa.
Vólvulo de ciego.
Acude a su consulta de Pediatría de atención primaria un lactante de 1 mes y 10 días de vida por estreñimiento.
Como antecedentes personales, el embarazo fue controlado, madre con estreptococo del grupo B positivo con profilaxis intraparto realizada, parto por vía vaginal y periodo neonatal inmediato en el que se remarca la eliminación retrasada de meconio.
A la exploración, el abdomen aparece distendido. Se realiza la radiografía de tórax-abdomen que se adjunta.
El cuadro clínico que se nos presenta de estreñimiento, con antecedente de retraso de la eliminación de meconio.
Ante esta clínica en MIR tienes que pensar en la enfermedad de Hirschsprung y hacer el diagnóstico diferencial con el estreñimiento funcional principalmente.
La radiografía que se nos adjunta presenta una dilatación de las asas intestinales y ausencia de gas distal. La manometría ano-rectal patológica orienta hacia un Hirschsprung, pero en necesario confirmar el diagnóstico por medio de una biopsia rectal.
El tratamiento de esta patología es quirúrgico, pero siempre de forma programada y durante la cual se realizarán biopsias para confirmar el diagnóstico, y además para definir la extensión de la enfermedad y descartar la existencia de displasias neuronales asociadas.
Se trata de la causa más frecuente de obstrucción intestinal en el neonato. La prueba de elección a la hora de confirmar el diagnóstico es la manometría ano-rectal. La alteración causante de esta patología es la ausencia total de inervación parasimpática intramural, desde el esfínter anal interno extendiéndose en sentido proximal en longitud variable.
Resección quirúrgica del segmento agangliónico con biopsias intraoperatorias para confirmar el diagnóstico.
Mujer de 75 años que acude a urgencias con un cuadro febríl (39C), esputo purulento y una radiografía que muestra condensación en lóbulo medio del pulmón derecho.
La paciente es hipertensa, diabética y padece insuficiencia cardiaca en estadio avanzado (grado funcional III de la NYHA). Actualmente recibe tratamiento con metformina, furosemida, espironolactona, enalapril y carvedilol.
A la exploración presenta edemas hasta los tobillos, crepitantes en ambas bases y campo medio de pulmón derecho y sibilancias aisladas en ambos campos pulmonares.
Al tercer día de su ingreso en planta, con el diagnóstico de neumonía adquirida en la comunidad y en tratamiento antibiótico, refiere agravamiento de su disnea hasta hacerse de reposo, aumento de la tos de predominio nocturno, que actualmente es menos productiva, y recuerda haberse despertado la última noche porque “no podía respirar, le faltaba aire”.
Presenta una saturación a alto flujo del 74%, un ecocardiograma donde se objetiva una fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) del 26% y la radiografía que se muestra a continuación.
El diagnóstico más probable sería?
El caso clínico describe una paciente con insuficiencia cardiaca en estadio avanzado que sufre una reagudización por un proceso intercurrente, en este caso, una neumonía adquirida en la comunidad.
La radiografía de tórax revela cardiomegalia y un infiltrado perihiliar bilateral con distribución en “alas de mariposa”. Todo ello nos hace pensar que se encuentra en edema agudo de pulmón.
El distrés respiratorio agudo presenta una radiografía similar, pero se relaciona con el SRIS (por sepsis, pancreatitis aguda, grandes quemados, etc), inflamación pulmonar (neumonía grave, embolia grasa, etc) o ciertos fármacos (opiáceos, nitrofurantoína).
La afectación pulmonar no se debe a disfunción del ventrículo izquierdo, por lo que la presión de enclavamiento pulmonar es <18mmHg (en el EAP es >18mmHg). Para el diagnóstico de taponamiento cardicaco nos hablarían de hipotensión y presiones venosas elevadas (presión venosa yugular, presión en AD) y la radiografía sería la del típico aumento de la silueta cardiaca en forma de “cantimplora”.
La neumonía intersticial aguda (pulmón de Hamman-Rich) es una entidad rara con una clínica similar al distrés respiratorio agudo y que también presenta una radiología similar a la de nuestro caso.
Otros procesos que cursan con una radiografía en “alas de mariposa” son la proteinosis alveolar y la neumonía eosinofílica aguda.
Edema agudo de pulmón.
Varón de 29 años de aspecto asténico, que acude a urgencias porque hace 30 minutos, mientras caminaba, sintió un dolor brusco e intenso en hemitórax izquierdo, de carácter pleurítico, que se acompaña desde entonces de disnea de reposo.
Como antecedentes destacables, es fumador y hace unos 5 años sufrío un episodio similar que le trataron según indica “con un tubo de plástico metido por las costillas”. A la exploración, TA 120/70 mmHg, frecuencia cardiaca de 87 lpm y frecuencia respiratoria de 24 por minuto.
La auscultación del hemitórax izquierdo demuestra abolición del murmullo vesicular y percusión timpánica en la práctica totalidad del campo pulmonar. Se solicita radiografía de tórax, que se muestra a continuación, y gasometría arterial.
¿Cuál sería la actitud recomendada en este paciente?
El paciente de la pregunta reúne los datos epidemiológicos (varón joven, asténico y fumador), la exploración física (abolición del murmullo vesicular y palpación timpánica) y la clínica (dolor brusco e intenso de carácter pleurítico y disnea brusca) típicos de un neumotórax espontáneo primario.
La radiografía de tórax demuestra hiperclaridad en toda la periferia del pulmón izquierdo delimitada medialmente por una línea que corresponde a la pleura visceral.
La situación hemodinámica no es inestable, por lo que no precisa colocación urgente de tubo de tórax. En este caso, nos encontramos ante un segundo episodio de neumotórax espontáneo por lo que es indicación de cirugía.
El resto de criterios quirúrgicos son: neumotórax espontáneo primario bilateral simultáneo, falta de reexpansión pulmonar tras tratamiento con tubo de drenaje y aspiración o fugas aéreas mantenidas en el sistema de drenaje más de 72 horas, indicaciones quirúrgicas por enfermedad subyacente y motivos ocupacionales (pilotos, buceadores).
Valoración por cirugía torácica para realizar pleurodesis.
En nuestra UCI neonatal tenemos a un recién nacido pretérmino de 33 semanas de edad gestacional que, a las 48 horas de vida, empieza con rechazo del alimento y distensión abdominal.
A la exploración impresiona de mal estado general, con color terroso de la piel, signos de mala perfusión, taquicardia y llanto débil. Posteriormente comienza a emitir vómitos de aspecto bilioso, y hace dos deposiciones con restos de sangre.
Se realiza una serie de exploraciones, entre las que destaca la radiografía abdominal adjunta.
La radiografía de abdomen presenta edema de la pared intestinal, distensión de asas con ausencia de aire distal y neumatosis intestinal. Se trata, pues, de una enterocolitis necrotizante. El antecedente de parto pretérmino apoya el diagnóstico.
La estenosis pilórica da una imagen de “burbuja única”, sin dilatación de asas de delgado. En cuanto a la enfermedad de Hirschprung, aunque por ser una obstrucción más baja podría ser compatible con la radiografía, en el MIR suele presentarse como un caso clínico de estreñimiento crónico en un paciente estable; recordad que en el MIR los datos clínicos casi nunca se dan de manera casual.
Es importante saber que el tratamiento de la enterocolitis necrotizante debe ser “agresivo si es conservador y conservador si es agresivo”: lo fundamental es conseguir el reposo intestinal y prevenir la sobreinfección con antibioterapia.
Sólo en caso de no resolverse con estas medidas plantearemos el tratamiento quirúrgico, resecando la menor longitud posible de intestino afectado.
Enterocolitis necrotizante.
Dieta absoluta, sonda nasogástrica y antibioterapia hasta resolución del cuadro.