Unidad 3: REVOLUCIÓN LIBERAL EN EL REINADO DE ISABEL II. CARLISMO Y GUERRA CIVIL. CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL. Flashcards
Estatuto real de 1834
Promulgado por Martínez de la Rosa, el Estatuto Real era una Carta Otorgada. En sus 50 artículos se regulan las nuevas Cortes, su estructura, la forma y tiempo de reunión y sus limitaciones.
Constitución de 1837
Caracterizada por su brevedad, tiene como rasgo diferencial el contemplar la existencia de soberanía compartida entre el rey y las Cortes, puesto que en ella se dice que el poder legislativo corresponde a “las Cortes con el rey”.
Unión Liberal
Aparición de un partido político, en la década de los años cincuenta, de una nueva formación de centro. Que dirigía O ́Donnell, que en junio de 1858 recibe el encargo de formar gobierno, el llamado “gobierno largo”: duró 5 años.
Pacto de Ostende
Pacto realizado en agosto de 1866 por demócratas y progresistas, por el que se comprometen a derrocar a Isabel II, tras lo cual se elegiría por sufragio universal masculino una Asamblea Constituyente que decidiría sobre la forma de gobierno, monarquía o república.
Diferencia las características principales entre isabelinos y carlistas.
Socialmente: Al bando carlista se alinearon los ultraconservadores, ejército, administración, bajo clero y campesinos mientras que al bando Isabelino se unieron los altos carlos apegados a Fernando VII del ejército e iglesia además de la burguesía urbana.
Ideológicamente: No se trata de una guerra por la dinastía sino también un enfrentamiento de absolutistas intransigentes contra absolutistas moderados siendo apoyados estos últimos por los liberales por simple conveniencia.
Apoyo Internacional: El bando carlista fue apoyado por la Santa Alianza ( Austria, Rusia, Prusia) pero sin ningún tipo de capital ni apoyo militar mientras que el bando Isabelino tuvo apoyo directo mediante capital y tropas de Gran Bretaña, Portugal y Francia.
Resume los principios fundamentales de la Constitución de 1845.
- Rechaza la soberanía nacional y la sustituye por la soberanía compartida de la Corona con las Cortes.
- En materia religiosa proclamaba solemnemente la confesionalidad católica del Estado, con el compromiso de que éste mantendría el culto y clero.
- Los cambios más espectaculares, sin embargo, se produjeron en relación con las cámaras legislativas, que continuaron siendo bicamerales, aunque las competencias del rey se vieron ampliadas notablemente.
- El poder de la Corona para disolver el Congreso, con la obligación de volver a convocarlo en el plazo de tres meses.
- En el resto de la Constitución se suprime la expresión “poder judicial” y se limitan las garantías de autonomía de los tribunales.
- La prerrogativa fundamental que articuló el dominio de la Corona sobre las demás instituciones: el poder de nombrar y separar libremente a los ministros.
- Entre las leyes que completan la Constitución, hay que citar la Ley Electoral (marzo 1846), la de Imprenta (julio de 1845) y la de Ayuntamientos (enero de 1845). Entre las leyes administrativas y económicas cabe destacar la reforma fiscal de Mon (1845), la reforma educativa de Gil de Zárate (1845) y cierta regularización del cuerpo de funcionarios decretada por Bravo Murillo.
La guerra Carlista se puede dividirse en tres fases
- 1ª fase: los carlistas, bajo el mando del general Zumalacárregui, consiguieron derrotar repetidas veces a los ejércitos cristinos. La primera derrota carlista se produjo en junio de 1835, cuando Carlos Mª. Isidro decidió la toma de Bilbao para conseguir una capital para su Estado. El sitio fracasó y en él murió Zumalacárregui, lo que demostró ser una gravísima pérdida para el carlismo.
- 2ª fase (1835-1837): coincide con el momento más revolucionario y crítico en el bando cristino. Los carlistas intentaron romper su aislamiento marchando hacia el sur, llegando incluso hasta Cádiz, pero no encontraron respaldo entre la población. En el verano de 1837 Madrid estuvo a punto de ser tomada por los carlistas pero Carlos, antes de atacar, intentó un pacto con la regente. Cuando se quiso iniciar el ataque era tarde: el ejército carlista, agotado, se retira hacia el norte.
- 3ª fase (1837-1840): es una etapa de resistencia carlista. La guerra terminó en agosto de 1839 con el llamado Abrazo o Convenio de Vergara entre los
generales, lo que equivalía en la práctica a reconocer un resultado de empate más que una victoria cristina. La derrota y el exilio de los carlistas significaron el fin del absolutismo.
La Regencia de María Cristina (1833 – 1840)
En principio la regente nombra como presidente del Gobierno a Cea Bermúdez. Se apoyaba en los liberales, ya que los carlistas rechazaban la Regencia. Las dos facciones en que había quedado dividida la sociedad española tomaron las armas, unos a favor de Carlos Mª. Isidro, otros de la regente.
La Reina Gobernadora llamó a los liberales que estaban en el exilio para que le ayudaran a custodiar el trono para su hija, pero estos veían insuficientes las
reformas iniciadas por Cea Bermúdez y obligarán a la regente en 1834 a sustituir a este por Martínez de la Rosa.
Los gobiernos liberales moderados de Martínez de la Rosa y Toreno se ciñeron al Estatuto Real. En el verano de 1834 en Madrid se produjeron asesinatos
de frailes y quemas de conventos, el incendio de la fábrica Bonaplata en Barcelona, manifestaciones populares y exigencia de cambios reales…, formándose Juntas revolucionarias en varias ciudades. Así, la regente se vio obligada a aceptar la dimisión de Toreno y a nombrar a Mendizábal jefe del Gobierno.
Con Mendizábal en el Gobierno se procederá a convocar unas Cortes para reformar el Estatuto Real, proponiéndose éste acabar con los dos males que ahora padecía España: la guerra carlista y la crisis de la Hacienda. Ambos problemas están relacionados entre sí, porque para afrontar la guerra civil era
preciso reformar la Hacienda.
La solución que Mendizábal quiere dar al problema de la Hacienda tiene dos partes: primero la consecución de créditos del exterior, y segundo la expropiación de las tierras de la Iglesia. Un Decreto del 11 de octubre de 1835 suprime las comunidades religiosas, excepto las que se dedicaban al cuidado de los enfermos y niños pobres. En 1836 el Motín o Sargentada de la Granja llevó a dar al gobierno de Mª. Cristina un matiz más liberal que el del Estatuto Real, promulgando la Constitución de 1837, la cual pese a su tendencia progresista tenía importantes concesiones a los moderados. Así, la monarquía queda configurada como un auténtico poder moderador. La Constitución de 1837 constituye uno de los primeros prototipos europeos de texto fundamental basado en la monarquía constitucional como eje del sistema político. Esta política fue favorecida por las disensiones que en aquel momento hicieron aparición en el bando carlista, y que logró en 1839 el Convenio de Vergara que pone fin a la primera guerra carlista, que termina con el triunfo de los liberales. Espartero explotó su éxito militar y un año más tarde se apodera de la Regencia, obligando a renunciar a Mª. Cristina.
La regencia de Espartero (1840 – 1843)
La breve regencia de Espartero tendrá que luchar contra diversas fuerzas:
-Un grupo de moderados que tiene la ayuda económica de Mª. Cristina.
- Los enemigos personales de Espartero: Narváez y O’Donnell.
- Los sectores más progresistas descontentos con su partido.
Donde más patente se hace la oposición hacia Espartero será en Cataluña (Barcelona), y viene dada por motivos económicos: los catalanes se oponen a la política librecambista y a la ampliación de las medidas desamortizadoras. En esta oposición destaca el general Prim. Este descontento general del país llevará, a crearse enemigos y a un levantamiento general encabezado por Narváez, que triunfó en agosto de 1843. Espartero abandona España refugiándose en Inglaterra. Finalizada su regencia, y ante la falta de alternativas, diputados y senadores votaron en las Cortes del 8 de noviembre de 1843 adelantar la mayoría de edad de la infanta Isabel (13 años) y, aprobada tal propuesta, Isabel II pasa a ser reina de España.
La subida al trono de Isabel II
Isabel II jurará la Constitución de 1837 y se hará cargo del gobierno. Carente de formación política y con escasa preparación intelectual, comenzó a reinar excesivamente joven e inmadura. Su reinado estuvo mediatizado por la influencia de su madre, quien desde París no dejaba de influir en la corte a través de personajes interpuestos. En estas intrigas maniobraban dos personajes de la corte que lograron atraerse la confianza de la reina: el padre Claret, su confesor, y Sor Patrocinio, “la monja de las llagas”, que llegaron a ejercer influencia política sobre la reina, más allá de lo estrictamente religioso. En 1846 se le impuso un matrimonio por razones de Estado con su primo Francisco de Asís. Su reinado apenas se diferenciará del período de las regencias: militarismo, bicameralismo y predominio moderado, con algún breve período progresista, el Bienio 1854-1856, y el período intermedio de la Unión Liberal. Sin embargo se afianzó el constitucionalismo, se normalizaron las relaciones con la Iglesia a través de la firma del Concordato de 1851 y, sobre todo, se logra la unificación administrativa. Y es que en el esquema político isabelino sólo cabían los partidos estrictamente burgueses: los moderados, los progresistas, la Unión Liberal (desde 1854) e incluso los demócratas, mientras que los republicanos quedaban fuera del juego político.
La Década Moderada (1844-1854)
Con el gobierno en manos de los moderados y dirigido por el general Ramón Mª. Narváez se inicia la Década Moderada. Aunque al principio el gobierno fue una “dictadura”, sentó las bases del nuevo Estado y organizó sus principales instituciones. En estos años se hicieron importantes actuaciones:
a) Creación de la Guardia Civil
b) Aprobación de una nueva Ley de Ayuntamientos en 1845 y la reorganización de las Diputaciones Provinciales
c) Reforma del sistema fiscal elaborada.
d) Aprobación de la Ley Electoral de 1846,
e) Configuración de la Administración Central.
f) Firma del Concordato con la Santa Sede (1851),
g) La Universidad
h) La elaboración de Constitución de 1845, de carácter moderado, mucho más reaccionaria y conservadora que la de 1837. Esta Constitución estará en vigor hasta 1869:
Otro asunto de estos años será el matrimonio de la reina, y cuando en 1846 se reúnan las Cortes para tratarlo se producirán dimisiones. En octubre Narváez vuelve a hacerse cargo del gobierno hasta 1851, en que es sustituido por Bravo Murillo. La actuación política de Bravo Murillo fue muy buena, sobre todo en obras públicas. Su política, sin embargo, no fue aceptada porque los gastos repercutían en el ejército. La crisis política del moderantismo se precipita tras el intento por parte de Bravo Murillo de reformar la Constitución, lo que le llevó en 1852 a dimitir. Desde entonces se sucedieron varios gobiernos cada vez más ineficaces que alimentaron la corrupción, las intrigas políticas y las conspiraciones, que terminan en pronunciamientos militares. Así, progresistas y demócratas unirán sus fuerzas frente a un gobierno, el de Sartorius, que a finales de 1853 había disuelto las Cortes, y obliga a Isabel II a llamar a Espartero para que forme gobierno. Así comienza el Bienio Progresista.
El Bienio Progresista o Liberal (1854-1856)
Su origen se debió a una causa social. Sin embargo, la inicial conspiración de militares moderados fracasó: cuando los sublevados, dirigidos por el general O ́ Donnell se enfrentaron con las tropas gubernamentales, sin ningún éxito. Las cosas cambiaron cuando fue redactado el Manifiesto de Manzanares por Antonio Cánovas del Castillo, y cuyo programa incluía un estricto cumplimiento de la Constitución, la autonomía de los municipios, la reducción de los impuestos, el restablecimiento de la Milicia Nacional y una nueva ley electoral y de imprenta. Apoyado por otros jefes militares y con la población en las calles, hizo que el golpe progresista triunfara. Finalmente, la reina llamó al gobierno a Espartero, y éste dio a O’Donnell el Ministerio de la Guerra. Esta coalición entre moderados y progresistas aplicó principios progresistas, reflejados en:
a) Constitución non nata de 1856, llamada así porque no pudo ver la luz debido al escaso tiempo de duración del gobierno progresista.
b) Desamortización de Madoz. Las disposiciones de Pascual Madoz en 1855 se refirieron a la nacionalización y puesta en venta de los bienes de propiedad municipal y de propios y comunes, pero también de todos los bienes nacionalizados previamente que eran propiedad eclesiástica.
c) Ley General de Ferrocarriles (1855), que regulaba su construcción y ofrecía amplios incentivos a las empresas que intervinieron en ella.
Las medidas reformistas no mejoraron las condiciones de vida de las clases populares ni tuvieron en cuenta sus demandas, lo que generó un clima de grave conflictividad social. La situación provocó una grave crisis en el gobierno, Espartero dimitió y O ́ Donnell recibió el encargo de formar gobierno, reprimiendo duramente las protestas.
El gobierno de los moderados y la Unión Liberal (1856-1863)
Hasta 1858 el gobierno estará nuevamente en manos de Narváez, pero su moderantismo era ya una fuerza vieja que no supo renovarse a tiempo. Sus programas aparecían gastados, lo que dio lugar a que apareciera como solución a la crisis de moderados y progresistas un “partido de centro”, la Unión Liberal que dirigía O ́Donnell, que en junio de 1858 recibe el encargo de formar gobierno, el llamado “gobierno largo”: duró 5 años. El gobierno de O ́ Donnell coincide con un período de prosperidad económica por la paz interna, que creó un clima propicio a la inversión. Ello estará marcado por el desarrollo del Plan de Ferrocarriles establecido en el Bienio y por las inversiones de capital extranjero. También se adoptó una política desamortizadora que pretendía continuar la obra de Madoz pero, al mismo tiempo, intentaba llegar a un acuerdo con la Santa Sede que se alcanzó en 1859-1860. Esta prosperidad no podía durar indefinidamente porque la Unión Liberal carecía de un programa concreto y sus hombres se fueron separando a la hora de enfrentarse a problemas puntuales. En 1863 O ́ Donnell cae del poder y comienza una nueva crisis en el gobierno isabelino.
La crisis del gobierno isabelino y su final (1863-1868)
Tras la caída de O ́ Donnell se produjo un retorno al moderantismo. De nuevo el general Narváez, se hizo con el gobierno en septiembre de 1864, abriéndose el proceso que dio al traste con la monarquía borbónica. Los primeros síntomas de la crisis se produjeron en 1864: al detenerse las construcciones ferroviarias faltaron inversiones extranjeras y los precios cayeron. Las causas de este paro fueron el déficit de las empresas ferroviarias (las líneas construidas no daban el beneficio esperado) y la falta de algodón. A esta situación se unió el clima de descontento político generalizado ante la inoperancia de los gobiernos sucesivos y la actitud cada vez más autoritaria de Narváez y O ́Donnell al frente del gobierno. El clima universitario comenzó a enrarecerse en 1864. Desde hacía tiempo, algunos catedráticos venían protestando por las ideas demasiado aperturistas y anticlericales que otros profesores transmitían en sus clases.. En octubre el Ministro de Fomento dictó una Real Orden prohibiendo la difusión desde las cátedras de ideas contrarias a la religión católica, la monarquía hereditaria y la Constitución vigente. La respuesta no se hizo esperar. Los estudiantes decidieron organizar una concentración de apoyo, para lo que pidieron permiso a la Jefatura de Policía, que lo concedió. En la noche del 10 de abril de 1865, sin embargo, se produjo el enfrentamiento entre varios miles de estudiantes y las fuerzas del orden, con una carga indiscriminada que causó nueve muertos y un centenar de heridos. Finalmente, la reina optó en junio por llamar de nuevo a O ́ Donnell para encargarle formar un gobierno en sustitución de Narváez. Todo hacía pensar en un golpe de Estado que produciría un cambio político. En agosto de 1866 se reúnen demócratas y progresistas y llegan al Pacto de Ostende, por el que se comprometen a derrocar a Isabel II, tras lo cual se elegiría por sufragio universal masculino una Asamblea Constituyente que decidiría sobre la forma de gobierno, monarquía o república. Isabel II huye a Francia, iniciándose una de las etapas de mayor inestabilidad política de la España del siglo XIX: el Sexenio Democrático o Revolucionario.