U2 Flashcards

1
Q

Nosotros latinoamericano

A

Este reconocimiento de heterogeneidad cultural, surge como problemática de las ciencias sociales. Necesita ser estudiada de forma trans disciplinaria: historia sociología antropología diferentes abordajes .

Conquista y colonización: causas de una composición heterogénea de identidad de latinoamericana. Generaron ocupación, masacre, mestizaje, inmigración, oligarquía.

Ciencias sociales: kant hegel, weber.: doctores de teoría, producción científica.
Todo debe ser analizado desde lo político. Proyecto político de la modernidad: analizar las respuestas políticas a partir de su componente teórico América: de la política a la teoría (no = ) Europa de la teoría a la política

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2
Q

Matriz de pensamiento

A

es un recurso para dar respuestas sistemática al paradigma eurocéntrico y a las corrientes liberales y marxismo ortodoxo. Ven la cotidianidad de América desde un universalismo que no permite hacer una construcción autónoma.
Nos permite poner en un lugar de importancia la visión de los vencidos.

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3
Q

Nosotros latinoamericanos
Conformación social, étnica y geográfica:

A

la ocupación del territorio por los europeos cambia la composición de la población en términos sociales y étnicos culturales.
Pirámide población colonial ibérica
Zona del ser: A) europeo b)criollo. zona él no ser:
Hijo de a o b más c =mestizo
Hijo de A o b más d= mulato
Hijo de c más d= zambo
c) indios d) negros

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4
Q

Pensar desde matrices

Matrices del pensamiento:

A

contienen definiciones acerca de:
-la naturaleza humana.
-La Constitución de la sociedades, su composición y forma de desarrollo.
-Diferentes interpretaciones de la historia.
-Elementos para la comprensión de los fenómenos del presente y modelos de la organización social que marcan eje fundamentales de los proyectos políticos hacia el futuro.
-Fórmula hipótesis referidas a los comportamientos políticos, sociales y culturales fundamentos para optar entre valores e intereses en conflicto.
-Constituyen Marco amplio que son de referencia de las corrientes ideológicas o otorgan un parecido de familia.
-La pregunta por la esencia de lo social por la naturaleza de la sociedad, está en la base de las matrices de las ciencias sociales y del pensamiento político e ideológico.

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5
Q

Diferencias

Paradigma ——- matriz

En qué consiste el pensamiento popular latinoamericano?

A

paradigma
*hace referencia al campo científico
*tienda destacar los momentos de crisis y ruptura de los modelos predominantes de las ciencias durante un periodo dado y su reemplazo por nuevos patrones científicos.

Matriz:
*Son forma sistemáticas y analíticas de fundamentación teórica y metodológica de los factores externos.
*Busca establecer las líneas de continuidad histórica de determinadas corrientes de pensamiento, vincula con la recuperación de concepciones o valores que se producen tintas vertientes desarrolladas a partir de una mirada en común.

En qué consiste el pensamiento popular latinoamericano?

Matriz autónoma del pensamiento popular latinoamericano.
*En una teoría de las experiencias históricas de movimientos políticos en las fuentes culturales de las clases sometidas que constituyen más de la mitad de la población del continente.
*En un paradigma teórico/político alternativo, opuesto a las corrientes del pensamiento asociados con distintas vertientes del liberalismo, el nacionalismo aristocratizante y el marxismo ortodoxo.
*Legitimidad de las concepciones y los valores contenidos en las memorias sociales que, en el transcurso de cientos de años fueron procesando la visión de los vencidos, una visión diferente a la historia iniciada en la edad moderna europea. En los siglos XVI y xvi

Dónde se pone un juego ?
-En valores de orientación nacional y popular, expresada en:
*El ensayo político latinoamericano.
*En la literatura.
*En los movimientos de masas.
En las manifestaciones de resistencia social y cultural.
*En el legado de ideas de las capas mayoritarias.

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6
Q

Su sistematización pensamiento popular. Latinoamericano

A

requiere elaborar respuestas críticas frente a los paradigmas eurocéntrico demostrando el carácter parcial que los impregna, en tanto se revelan incapaces de dar cuenta de la totalidad de los fenómenos contemporáneamente procesados en cada momento histórico.

Remarcar El carácter teórico y político al pensamiento latinoamericano.

El desprecio por los condenados de la tierra: lo mismos años en que kant?? preguntaba, qué es la ilustración ? Tupac Amaru moría descuartizado por literal la rebelión indígena que precediera a la independencia de América Latina.

-Perceptible en la matices dominantes el ascenso sociales y el pensamiento político del occidente central.
-Plantea latinoamericanos la indicación de una concepción del mundo con su propia versión de esa historia.

En las actores condiciones mundiales y continentales donde se intenta una vez más imponer el desprecio y la marginación a las capas mayoritarias, el legado de tupac Amaru Y los líderes populares latinoamericanos tienen una importancia significativamente mayor en el trazado de ese futuro distinto para América latina.

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7
Q

Estructuras lógicas fundamentales:

A

Sobre los patrimonios culturales se incorporan nuevas ideas, conocimientos y experiencias y establecen una línea de continuidad histórica transmitida generacionalmente.
Así se vitalizan, reformulan, actualizan y enriquecen significados, códigos símbolos y valores de las memorias sociales.
Ciencia-poder-cultura .

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8
Q
A

La soledad de América Latina
[Discurso de aceptación del Premio Nobel 1982 -Texto completo]
Gabriel García Márquez
Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje
alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa
que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el
ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del
macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había
visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y
relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron
enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de
su propia imagen.
Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas
de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos
tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontables. El dorado, nuestro país
ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar
y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juventud,
el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una
expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaron cinco de los
600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de
las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco
para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la
colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en
cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores
nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana de
estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que
el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un
metal escaso en la región, sino que se hicieran de oro.
La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia. El general Antonio
López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales
magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles. El
general García Moreno gobernó al Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto, y su
cadáver fue velado con su uniforme de gala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla
presidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador
que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventado un
péndulo para averiguar si los alimentos estaban envenenados, e hizo cubrir con papel rojo el
alumbrado público para combatir una epidemia de escarlatina. El monumento al general
Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del
mariscal Ney comprada en París en un depósito de esculturas usadas.
Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda,
iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también
en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetus que nunca las noticias
fantasmales de la América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres
históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de
sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo
contra todo un ejército, y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la
vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la
dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un
dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América
Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20 millones de niños latinoamericanos morían
antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa occidental desde
1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy
no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres
arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la
identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos
por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de
200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres
pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.
Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 mil muertes
violentas en cuatro años.
De Chile, país de tradiciones hospitalarias, ha huido un millón de personas: el 10 por ciento
de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos y medio millones de habitantes que
se consideraba como el país más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno
de cada cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado desde 1979 casi un
refugiado cada 20 minutos. El país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados
forzosos de América latina, tendría una población más numerosa que Noruega.
Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que
este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la
del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables
muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y
de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada
por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las
criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la
imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos
convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad.
Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros, que somos de su esencia, no es difícil
entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplación
de sus propias culturas, se hayan quedado sin un método válido para interpretarnos. Es
comprensible que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin
recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la búsqueda de la
identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos. La
interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez
más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios. Tal vez la Europa venerable
sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres
necesitó 300 años para construir su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que
Roma se debatió en las tinieblas de incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey
etrusco la implantara en la historia, y que aún en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que
nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa con
soldados de fortuna. Aún en el apogeo del Renacimiento, 12 mil lansquenetes a sueldo de los
ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus
habitantes.
No pretendo encarnar las ilusiones de Tonio Kröger, cuyos sueños de unión entre un norte
casto y un sur apasionado exaltaba Thomas Mann hace 53 años en este lugar. Pero creo que
los europeos de espíritu clarificador, los que luchan también aquí por una patria grande más
humana y más justa, podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos. La
solidaridad con nuestros sueños no nos haría sentir menos solos, mientras no se concrete con
actos de respaldo legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el
reparto del mundo.
América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico
que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración
occidental.
No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre
nuestras Américas y Europa, parecen haber aumentado en cambio nuestra distancia cultural.
¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda
clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que
la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser
también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? No:
la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias
seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra
casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los
abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro
destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño
de nuestra soledad.
Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni
los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas
a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la
muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera: cada año hay 74 millones más de nacimientos
que de defunciones, una cantidad de vivos nuevos como para aumentar siete veces cada año
la población de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en los países con menos recursos, y
entre éstos, por supuesto, los de América Latina. En cambio, los países más prósperos han
logrado acumular suficiente poder de destrucción como para aniquilar cien veces no sólo a
todos los seres humanos que han existido hasta hoy, sino la totalidad de los seres vivos que
han pasado por este planeta de infortunios.
Un día como el de hoy, mi maestro William Faullkner dijo en este lugar: “Me niego a admitir
el fin del hombre”. No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la
conciencia plena de que, por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre
colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad
científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de
parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el
derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía
contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros
hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde
las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda
oportunidad sobre la tierra.
Agradezco a la Academia de Letras de Suecia el que me haya distinguido con un premio que
me coloca junto a muchos de quienes orientaron y enriquecieron mis años de lector y de
cotidiano celebrante de ese delirio sin apelación que es el oficio de escribir. Sus nombres y
sus obras se me presentan hoy como sombras tutelares, pero también como el compromiso,
a menudo agobiante, que se adquiere con este honor. Un duro honor que en ellos me pareció
de simple justicia, pero que en mí entiendo como una más de esas lecciones con las que suele
sorprendernos el destino, y que hacen más evidente nuestra condición de juguetes de un azar
indescifrable, cuya única y desoladora recompensa, suelen ser, la mayoría de las veces, la
incomprensión y el olvido.
Es por ello apenas natural que me interrogara, allá en ese trasfondo secreto en donde solemos
trasegar con las verdades más esenciales que conforman nuestra identidad, cuál ha sido el
sustento constante de mi obra, qué pudo haber llamado la atención de una manera tan
comprometedora a este tribunal de árbitros tan severos. Confieso sin falsas modestias que
no me ha sido fácil encontrar la razón, pero quiero creer que ha sido la misma que yo hubiera
deseado. Quiero creer, amigos, que este es, una vez más, un homenaje que se rinde a la poesía.
A la poesía por cuya virtud el inventario abrumador de las naves que numeró en su Iliada el
viejo Homero está visitado por un viento que las empuja a navegar con su presteza
intemporal y alucinada. La poesía que sostiene, en el delgado andamiaje de los tercetos del
Dante, toda la fábrica densa y colosal de la Edad Media. La poesía que con tan milagrosa
totalidad rescata a nuestra América en las Alturas de Machu Pichu de Pablo Neruda el grande,
el más grande, y donde destilan su tristeza milenaria nuestros mejores sueños sin salida. La
poesía, en fin, esa energía secreta de la vida cotidiana, que cuece los garbanzos en la cocina, y
contagia el amor y repite las imágenes en los espejos.
En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus
esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus
virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte.
El premio que acabo de recibir lo entiendo, con toda humildad, como la consoladora
revelación de que mi intento no ha sido en vano. Es por eso que invito a todos ustedes a
brindar por lo que un gran poeta de nuestras Américas, Luis Cardoza y Aragón, ha definido
como la única prueba concreta de la existencia del hombre: la poesía. Muchas gracias.
FIN

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9
Q
A

DOCUMENTO DE CATEDRA
SOCIOLOGIA- 2022
Sobre LAS MATRICES DEL PENSAMIENTO
TEÓRICO-POLÍTICO
de ALCIRA ARGUMEDO
Lic. Cynthia López1
En la Introducción de su libro, Alcira Argumedo
expone los intereses que guiaron a su generación,
en una etapa intensa del escenario internacional y
de la vida política argentina, y que encontraron
una gran caja de resonancia en las Cátedras Nacionales
de la UBA entre 1968 y 19742.
1 Este documento se ha confeccionado utilizando parte del material que
A. Argumedo elabora en Los silencios y las voces de América Latina,
sólo complementado con algunas ideas de la misma autora, aparecidas
en otras publicaciones. Las citas se corresponden con el texto original.
2Las Cátedras Nacionales fueron para ella una de las tantas expresiones
de lo que llama la revolución del tercer mundo. Emergen nuevos
movimientos de resistencia en Asia, África y América Latina contra las
grandes potencias capitalistas, que, con Japón, durante 4 siglos, dominaban
el 84% de la población mundial bajo formas coloniales o neocoloniales.
Luego de la Segunda Guerra, después de distintos movimientos
de resistencias, lo nuevo es la emergencia de un protagonismo
histórico de estos pueblos, que fue acompañado de una especie de
movimiento, equivalente a lo que fue el movimiento de la Ilustración de
la Revolución Francesa, por la emergencia de nuevas ideas, de una
ética solidaria, reivindicación de las diferencias étnico culturales y de
las riquezas de los patrimonios de estos pueblos despreciados por esta
idea de civilización o barbarie. “Lo que nosotros buscábamos era el
desarrollo de concepciones teóricas que tuvieran como espacio desde
el cual pensar las tradiciones populares latinoamericanas”. Reportaje a
Alcira Argumedo: “El pensamiento crítico no se rinde” en El Juego del
Poder (FM 91.7 La Plata) ECOSALTA, 2011
Todos los problemas económicos, políticos, sociales
y culturales sostenidos por la generación de
los ´70, fueron clausurados mediante persecución,
tortura o muerte durante la última Dictadura Militar
de 1976.
Su libro fue editado en 1992, en plena etapa
neoliberal, que fue especialmente demoledora en
cuanto a las aspiraciones y demandas populares
que se le hacían a la naciente democracia, y en
especial se van instalando condiciones adversas
para profundizar desde una mirada crítica la realidad
de la problemática nacional y continental.
La autora plantea que estamos en presencia de
una crisis civilizatoria,… “que contiene una descomunal
crisis social; una crisis económica de sobreproducción
por carencia de demanda; una crisis
político-militar de enfrentamiento entre las potencias
por el control de recursos y áreas estratégicas;
una Revolución Científico-Técnica que ha cerrado
el ciclo de la Revolución Industrial y promueve
una reconversión tecnológica salvaje en las
más diversas áreas de la actividad económica y
social; y una crisis ambiental de dimensiones inéditas,
que está poniendo en riesgo la posibilidad de
la vida en el planeta. Crisis que dan cuenta del
cierre de un ciclo de la historia -el ciclo de la Edad
Contemporánea- y de los albores de una nueva
Edad3.
Semejante problemática impone un enorme
desafío para la construcción de un proyecto de
soberanía y justicia en el marco de una integración
autónoma de Nuestra América, que ponga en debate
“el alcance del concepto de lo humano, los
valores esenciales y las raíces sobre las cuales se
asientan las propuestas políticas, económicas y
tecnológicas”.
Todos estos problemas a su vez, tienen raíces
antiguas y se mantienen vigentes aún, porque no
se han solucionado las desigualdades generadas
por las formas de dominio que desde el Siglo XV a
3 Argumedo, A: Crisis civilizatoria. Una hipótesis histórica para el debate.
Vientosur.UNLA.edu.ar, Número 17, Opinión, 2018
2
la actualidad, mantienen los países desarrollados
de Europa y EEUU sobre el resto del mundo.
Argumedo apela a recuperar la memoria y tener
“una mirada dura”, sin contemplación, sobre la historia
y el presente, sobre la memoria colectiva e
individual de nuestros pueblos. Para ello, hay que
descubrir la raíz de las ideas que han ejercido y
ejercen una enorme influencia en los enfoques
académicos sobre el conocimiento de la realidad,
descubrir los fundamentos conceptuales contenidos
en las diversas matrices del pensamiento,
que a pesar de la pretensión de objetividad y neutralidad
han demostrado una íntima vinculación
entre ciencia y política, “logrando que la democracia
pase a ser la adecuación del funcionamiento de
las instituciones políticas a la dominación de los
mercados, mostrando el gran triunfo del neoliberalismo
a pesar de su rotundo fracaso en lo económico.
4
En el Cap. I, la autora se pregunta desde dónde
mirar la modernidad y cuál es el nosotros latinoamericano,
partiendo de la premisa que la conquista
y colonización significó para los pueblos americanos
un drama histórico, y fue constituyendo una
heterogénea identidad americana que no puede
ser analizada desde los paradigmas tradicionales.
Esto implica situar el pensamiento en contextos
particulares de espacio y tiempo; pensar ya no
desde “el lugar” europeo o norteamericano, reconociendo
que, en el centro del pensamiento filosófico
y científico, por ejemplo, como en Kant y Hegel,
se niega la capacidad de que los pueblos americanos
tuviesen historia, y niegan la existencia y
racionalidad de los evidentes procesos emancipatorios
o revolucionarios que cuestionan el dominio
europeo.
Propone ahondar en el conocimiento de la otra
historia, la otra gran verdad del continente, apor-
4Argumedo define que la victoria del neoliberalismo ha sido ideológica…
el gran desafío de hoy: convencer a la humanidad de que el rey
está desnudo, y que el neoliberalismo es una patraña cuyos resultados
están a la vista, pero el problema es que, aunque estén a la vista, toda
la industria cultural convence a la gente de que en realidad está elegantemente
vestido. En Perspectivas políticas, culturales y económicas de
la integración – Realidad económica 205, IADE, 2004
tando numerosos y valiosos testimonios de los
contextos en que se elaboraban los conceptos del
Iluminismo, al tiempo que muestra el ideario y la
acción de los pueblos y líderes americanos.
El nosotros latinoamericano difiere de ese “nosotros”
de Kant, excluyente de una gran parte del
género humano. En el primero se reconoce que en
las tradiciones de las clases subalternas latinoamericanas
no sólo existen sentimientos e intuiciones,
sino verdaderas herramientas de fundamentación,
capaces de cuestionar muchos de los supuestos
que guían los saberes predominantes en
la política y en las ciencias sociales.
A lo largo de toda la obra demuestra como las
alternativas de nuestro continente americano son
distintas de las ofrecidas por el imperio, y como
siempre, han sido diferentes, incomprendidas y
silenciadas por el mundo intelectual europeo. La
no resignación ante las injusticias, impuestas a las
mayorías sociales en estos territorios, obligan a
profundizar en el conocimiento sobre las experiencias
de los pueblos americanos y sus líderes, que,
a pesar de sus rebeliones y resistencias desde la
conquista y colonización, y aún luego de las guerras
de independencia, no han encontrado un espacio
preferente en la reflexión dentro del ámbito
académico; o en su defecto, han sido cuidadosa y
tenazmente silenciados los aspectos que constituyen
la base de una matriz de pensamiento nacional
y popular.
En el Capítulo II, Matrices del pensamiento teórico
político, fundamenta la existencia de intrínsecos
lazos entre Ciencia, Política y Cultura, que dan
cuenta de la relatividad del conocimiento acerca de
lo histórico y lo social, constituyendo su carácter
esencialmente polémico:
a: porque existe una íntima vertebración
entre las formulaciones teóricas y determinados
proyectos político-culturales, como expresión de
visiones del mundo que impregnan los más diversos
aspectos del acontecer de las sociedades…
las ciencias sociales están siempre preñadas de
política aun cuando pretendan ser portadoras de
una inapelable objetividad científica;
3
b- Esta relación, históricamente condicionada
entre la producción teórica y los procesos políticos,
obliga a definir el lugar, la perspectiva desde donde
se interpretan los fenómenos sociales y problematiza
la pretensión de aquellas posiciones que
se autoatribuyen el patrimonio de la ciencia —con
los criterios de autoridad que esto conlleva—
considerando a las otras formas del pensamiento
como políticas, ideológicas, valorativas o precientíficas.
José Luis Romero describe que…Los problemas
que se originaron especialmente sobre el problema
de la conquista y la colonización durante los
primeros siglos de la dominación hispanolusitana…
subsisten aún hoy, y…ha asumido caracteres
de problema decisivo en distintas épocas y en diferentes
países… Ha condicionado el estudio de los
problemas de la historia social, puesto que, en la
medida en que son problemas vivos que han originado
actos de poder, se insertan inevitablemente
en el cuadro de la historia política y responden en
sus planteos a las incitaciones de la política misma5.
Argumedo cita a Arturo Jauretche quien enfatiza:
“… No es pues un problema de historiografía,
sino de política: lo que se nos ha presentado como
historia es una política de la historia, en la que ésta
es sólo un instrumento de planes más vastos destinados
precisamente a impedir que la historia, la
historia verdadera, contribuya a la formación de
una conciencia histórica nacional que es la base
necesaria de toda política de la Nación…6”
Lo señalado para la historiografía es extensible
al conjunto de las teorías y recursos conceptuales
y metodológicos de las ciencias sociales, e invade
asimismo el campo de la filosofía.
Según Arturo Roig: Las filosofías de la historia,
en particular las que produjo el siglo XIX pueden
ser consideradas como discursos políticos abiertamente
intencionados…para que las potencias
5Romero, José Luis: Latinoamérica: situaciones e ideologías, Buenos
Aires, Ediciones del Candil, 1987.
6 Jauretche, Arturo: Política nacional y revisionismo histórico, Buenos
Aires, Peña Lillo, Colección La Siringa, 1959.
europeas (y la burguesía dominante) pudieran
cumplir con su destino de dominación del globo
iniciado con el Renacimiento.
…Puede afirmarse que la filosofía de la historia
acabó constituyéndose, en una de sus líneas de
desarrollo, sin duda la de mayor volumen, en un
modo de “filosofía imperial”.7
Pero, afirmaciones como las de Agoglia:…
“nuestro siglo hace filosofía desde las ciencias
humanas e históricas”, y, “es posible concluir que
todas ellas —la filosofía, las ciencias sociales, la
historia vertebran en marcos más amplios, en concepciones
culturales y modos de percibir el mundo
que les otorgan sus significaciones esenciales al
margen de la especificidad y las características de
cada una de sus áreas de estudio…”8; permiten
sostener, como contracara, que “es posible recuperar,
sistematizar y reelaborar en términos de
rigurosidad teórica, el pensamiento popular latinoamericano
que históricamente se ha manifestado
bajo la forma del discurso político o como expresiones
discursivas no académicas…9”
Es la naturaleza contradictoria de intereses entre
proyectos hegemónicos y su persistencia a lo
largo del tiempo; y a la vez el rechazo por parte de
quienes se ven sometidos a ellos, la que habilita el
debate político y cultural, debate que se sitúa ahora,
dentro de una crisis de época.
La “autoridad” que impone la ciencia oficial, que
nace con las premisas de la modernidad y que
ligan los fenómenos en estudio a conceptualizaciones
teóricas y metodológicas configuradas en
contextos específicos en la historia y política de los
países centrales, no daba lugar al pensamiento
7 Roig, Arturo Andrés: Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano,
México, Fondo de Cultura Económica, Colección Tierra Firme, 1981
8Agoglia, Rodolfo: Conciencia histórica y tiempo histórico, Quito,
P.U.C.E., 1978.
—Agoglia, Rodolfo: “Cultura nacional y filosofía de la historia en América
Latina” en Revista de Filosofía Latinoamericana y Ciencias Sociales
Nº13, Buenos Aires, 1988.
9 Roig, Arturo Andrés: op. cit.
—Salazar Bondy, Augusto: ¿Existe una filosofía en nuestra América?,
México, Siglo XXI, 1969
4
que con fuerza revolucionaria iba abriéndose camino
en respuesta a una crisis de época:
…Las crisis… deshicieron las seguridades
tan laboriosamente conquistadas… Paralelamente
a las múltiples dudas que socavarían
todos los rincones de la práctica, desde hace
varias décadas experiencias de las más variadas
erosionarían, progresiva e implacablemente,
a su vez, las nociones epistemológicas más
preciadas heredadas del siglo pasado —cuna
del proyecto científico moderno—entre las
cuales descollarían las de objetividad, neutralidad
valorativa, causalidad lineal, verdad
transhistórica, etc. Si aquí importa echar alguna
luz sobre la crisis epistemológica, es porque
la puesta en cuestión de estas categorías
basales del pensamiento científico y de la
epistemología moderna es indisociable de la
crisis del proyecto de la modernidad. Aunque
la cadena de mediaciones a recorrer sea sumamente
larga e intrincada, no cabe duda de
que gran parte de lo más rico que podemos
encontrar en la crítica que la post-modernidad
le hace a la modernidad, está ligada tanto al
cuestionamiento de sus proyectos políticos y
sociales cuanto a los supuestos epistemológicos
e ideológicos a los que estos estaban implacablemente
unidos10.
Queda clara así la íntima relación entre ciencia
y política, observable en los desarrollos conceptuales
de los pensadores más importantes de la naciente
modernidad.
Sintetizando a Argumedo: las conceptualizaciones
de Thomas Hobbes, pretenden dar legitimidad
a la monarquía absoluta sobre bases no teológicas,
para una Inglaterra que a mediados del siglo
XVII buscaba superar sus conflictos dinásticos y
lanzar una ofensiva contra el Imperio Español;
10Piscitelli, Alejandro: “Postmodernidad e identidad latinoamericana” en
Cuadernos de la Comuna Nº10, Santa Fe, Municipalidad de Puerto
Gral. San Martín, 1988.
— Harvey, David: The Condition of Postmodernity, USA, Blackwell Inc.
Cambridge, 1991.
John Locke da los fundamentos para una monarquía
parlamentaria, y Adam Smith y David Ricardo,
van forjando los fundamentos del liberalismo económico
con la maduración de la Revolución Industrial
Inglesa;
La propuesta científica de Carlos Marx —que
sintetiza críticamente los aportes de la filosofía, la
política y la economía elaborados por los intelectuales
orgánicos del ascenso burgués en Europa—
constituye el sustento teórico de una política que
intenta develar el horizonte del proletariado europeo,
elegido para forjar la verdadera historia humana…;
El debate sobre el futuro de Alemania en las
décadas que corren entre 1890 y 1920 es alimentado
por todas y cada una de las categorías aparentemente
formales y neutralmente valorativas de
Max Weber;
La búsqueda de nuevas formas de equilibrio e
integración social para reencauzar la vertiginosa
historia de Francia en los cien años que siguen a la
Revolución, impregna las formulaciones teóricas
de Emile Durkheim…”
Como advierte la autora…la definición y concatenación
misma de las categorías conceptuales
están contaminadas por objetivos políticos globales
y desde su óptica peculiar influyen en los grandes
enfrentamientos durante el transcurso de la
historia.
Entonces, ¿cómo analizar las corrientes del
pensamiento académico-político?
La premisa que considera fundamental es
“…buscar establecer las connotaciones y propuestas
explícita o implícitamente formuladas por los
diferentes marcos conceptuales frente a los momentos
históricos en los cuales emergen, se actualizan,
se adaptan o enriquecen; de modo tal que la
controversia teórica deja de ser un problema estrictamente
académico y se engarza con los debates
políticos sustantivos que signan el desarrollo histórico
y social…
5
…Para nosotros, esta doble perspectiva integral
—por una parte, con referencia a las grandes concepciones
teóricas y por otra en lo relativo a la interpretación
de los procesos históricos y sociales—
constituye un punto de partida para aproximarnos
a los nudos cruciales de la polémica en el seno de
la filosofía y las ciencias sociales y su relación con
los proyectos estratégicos que se formulan para
afrontar una nueva época mundial. Desde una visión
popular latinoamericana, la confrontación política
de los años ochenta y noventa en Occidente,
donde se hacen presentes los neoliberales, los
neoconservadores, los postmarxistas, los modernizantes
o los postmodernos; las nuevas tendencias
políticas e ideológicas que comienzan a procesarse
en las naciones del Este; los interrogantes
acerca del futuro de América Latina, obligan a insertar
la discusión teórico-política en el contexto de
las agudas transformaciones que se están produciendo
en la arena mundial, como consecuencia
del reordenamiento de los ejes del poder y el acelerado
despliegue de la Revolución Científico Técnica11
.
Totalidad - Parcialización
Argumedo propone que ante las sucesivas particiones
del conocimiento social, principalmente
sostenidas por el liberal-funcionalismo que formula
el requisito de establecer compartimientos estancos,
divisiones del saber susceptibles de desarrollos
autárquicos, sin considerar la vertebración
de cada una de esas particularidades con los otros
fenómenos que, en muchos casos, inciden de manera
decisiva sobre el específico problema en estudio,…
es preciso adoptar un punto de vista integral,
un marco abarcador entendido tanto en términos
teóricos como históricos. La mirada crítica incluye
necesariamente una perspectiva englobadora.
El análisis crítico de las corrientes de pensamiento
desde una óptica global, transdisciplinaria,
susceptible de dar cuenta de la incorporación de
los fenómenos sociales dentro de las coordenadas
11 Argumedo, Alcira: Un horizonte sin certezas: América Latina ante la
Revolución Científico-Técnica, Buenos Aires, Puntosur/ILET, 1987.
que trazan las grandes líneas interpretativas, se
conjuga con el requisito de abordar los fenómenos
sociales e históricos desde una determinada idea
de totalidad.
“Entendemos por totalidad una mirada que no
sólo contemple en sus principales tendencias los
factores y contradicciones que juegan en una sociedad
determinada sino, además, la articulación
de estos procesos en su relación con otras sociedades,
con la dinámica internacional en un momento
histórico dado…”12
La noción de totalidad pretende recuperar una
visión comprensiva, abierta y dinámica, que cuestione
las interpretaciones parcializadas y permita
incluir lo excluido, señalar los silencios.
Siguiendo a la autora, “No casualmente las vertientes
de origen liberal son las que más enfatizan
la parcialización en el análisis de los problemas
históricos- políticos y sociales, negando la posibilidad
científica de abordarlos desde una perspectiva
de conjunto…
Las verdades a medias, los cautos silencios,
acompañaron el desarrollo histórico del liberalismo,
tanto en la matriz de la filosofía jurídico-política —
con sus hombres libres, iguales y propietarios, organizados
socialmente a través de un contrato—
como en la versión de la economía política, que
prefiere a ver a las sociedades cual fruto de la sabia
e invisible mano del mercado, capaz de transformar
en un bienestar general el comportamiento
egoísta de los hombres que procuran su lucro individual.
Tales metáforas conformaron un instrumental
ideológico contundente en la desintegración del
mundo feudal europeo y se fueron enriqueciendo
al ritmo de desarrollo de las nuevas técnicas aplicadas
a la industria, al transporte y a las comuni-
12 Hinkelammert, Franz: “Frente a la cultura de la postmodernidad:
proyecto político y utopía”, en David y Goliath Nº52, Buenos Aires,
CLACSO, septiembre 1978.
—Beard, Charles; Beard, Mary: Historia de los Estados Unidos, Buenos
Aires, Tipográfica Editora Argentina, 1962.
6
caciones; acompañando los procesos de expansión
colonial, fundamentando la legitimidad de un
destino manifiesto para civilizar al mundo, para
incorporarlo al progreso de las artes y de las ciencias,
de la iniciativa privada, de la acumulación del
capital. A lo largo de los siglos XVIII y XIX las ideas
liberales asentarían su predominio en Europa y
América del Norte, dando origen a las llamadas
Revoluciones Democráticas, aportando a la construcción
de una nueva era de libertad e igualdad y
al despliegue del proyecto de la modernidad formulado
por los filósofos del Iluminismo.
Sin embargo, esta es sólo una parte del relato.
La primera gran revolución democrática liberal instaurada
en los Estados Unidos, incorpora la teoría
revolucionaria que impulsa Thomas Jefferson, autor
intelectual de la Declaración de la Independencia.
Como es sabido, la Declaración establecía las
bases de una sociedad democrática, republicana,
independiente, federativa, igualitaria, regida por la
elección de representantes y las libertades individuales;
pero los hombres y mujeres negros seguían
siendo esclavos. Esta otra parte del relato
simplemente no se menciona, ni en esa Declaración
ni en la posterior Constitución que iba a regir
los destinos de la gran nación del Norte. Ejemplo
democrático en el cual los postulados liberales
convivieron durante casi un siglo con la presencia
aberrante de la esclavitud para millones de seres
humanos de esa misma sociedad.
Silencios repetidos en las más diversas experiencias
de conformación de los gobiernos liberales
de las naciones europeas. Desde las monarquías
parlamentarias a las repúblicas, la lógica del pensamiento
liberal tuvo la misma constante: iguales,
libres y propietarios, los blancos13. Los hindúes,
vietnamitas, argelinos, chinos o negros —que no
eran verdaderamente humanos— sólo podían aspirar
al privilegio de ser civilizados por el dominio
blanco, transformándose en pueblos “deudores” y
pagando los costos correspondientes. Una visión
contundente del mundo que subyace al pensamiento
académico y político europeo; que absor-
13Argumedo, Alcira: Un horizonte sin certezas: América Latina ante la
Revolución Científico-Técnica, Buenos Aires, Puntosur/ILET, 1987.
ben fascinadas las oligarquías y ciertas elites ilustradas
de América Latina; que condena al ostracismo
a los pueblos de ultramar.
En una de sus disertaciones en la UBA, sintetiza
que “el problema de América Latina, a partir de
la conquista, va a ser la consolidación de una matriz
sociocultural oligárquico señorial, sostenido por
las aristocracias conquistadoras virreinales etc.,
que procura imponerse a una matriz sociocultural
popular, negándose sistemáticamente a reconocer
su carácter integralmente humano y a integrarlos
en una comunidad igualitaria…
El patrón sociocultural oligárquico-señorial está
vigente en Argentina. Hay una mentalidad de que
hay un mundo civilizado al cual aspirar, del cual
uno es dependiente, es virrey. Es esta idea de virreynato,
de subordinación, de ciudadanos de segunda,
sigue reproduciéndose en las clases de los
sectores dominantes latinoamericanas bajo distintas
formas. Este doble aspecto de soberanía e
igualdad son dos de las claves que van a definir
las matrices latinoamericanas: quienes son los
seres humanos en América Latina, hasta donde se
extiende el concepto de ciudadano y cuáles son
sus derechos, si son solo políticos o integrales…”
Podemos preguntarnos entonces hasta dónde,
una vez más, el debate del Norte occidental incluye
sólo una parte del relato. En la otra parte, América
Latina padece las presiones del endeudamiento
externo y el comportamiento de los grupos locales
de poder económico-financiero que, en una
acción articulada con la banca y las corporaciones
transnacionales —y al margen de sus eventuales
contradicciones secundarias— actúan con una
implacable voracidad sobre los recursos nacionales;
desgajando a nuestras sociedades entre un
bloque socialmente concentrado, excluyente y pretendidamente
modernizante y amplias capas de la
población que se van empobreciendo día a día,
mientras crece en niveles alarmantes el desempleo
y la marginalidad con sus secuelas de desesperación.
7
Se trata de incorporar los datos de la realidad
dentro de un marco comprensivo, para evaluar
críticamente esas versiones que, al considerar sólo
una parte de los procesos históricos, al desarticular
los fenómenos sociales en múltiples espacios sin
relación entre sí, al seleccionar unos rasgos y eludir
otros, al jerarquizar los saberes parcializados,
pretenden imponer una versión “científica” del relato
de la historia que ve sólo el rostro del progreso y
no el del espanto, que habla de una actualidad y
de un nosotros de selectos e ignora o desprecia a
ese otro que integran las masas populares de
América Latina14.
La estrecha relación de las corrientes teóricas
con determinados proyectos político-históricos,
indican a su vez una articulación más o menos
mediatizada entre las ciencias humanas y los patrimonios
culturales y experiencias vitales de diferentes
capas sociales y áreas geográficas. En tanto
modos de percibir el mundo de distintos sectores
de un país o región dados, tales patrimonios y
experiencias conforman el sustento para la constitución
de las “voluntades colectivas” sobre las cuales
se erigen y consolidan los proyectos de sociedad…
“…Mentalidades y sentido común entendidos
como la incorporación socializada de patrones culturales
que actúan —con sus espacios de opacidad
y sus contradicciones— como referentes de la
vida cotidiana y base para construcción de los
consensos políticos”15.
Por lo que, si bien es posible encontrar las diferencias
entre los modos de percibir el mundo, también
puede observarse que es cada vez más difuso
el límite entre las distintas formas del conocimiento,
entre los diversos modos de percepción de
la realidad… Y de la misma manera que se diluyen
las divisiones estancas entre conocimiento sistemático
y sentido común, entre ciencia y saber popular,
tienden a desestructurarse también las ver-
14Todorov, Tzvetan: La conquista de América: el problema del otro,
México, Siglo XXI, 1987.
15Perón, Juan D.: El modelo argentino, Buenos Aires, Pueblo Entero,
1980.
siones elitistas, las soberbias iluminadas, las distancias
entre las fracciones intelectuales y el “pueblo-
nación”16.
Es importante observar la complejidad de
los análisis político-sociales, cuando se interroga
sobre el modo en que se generan y consolidan los
procesos de desarrollo de la “conciencia social”.
Gramsci propone una reforma intelectual y moral y
intenta conocer, en qué medida y de qué modo se
construye un sentido común en el que se articula la
política y la filosofía superior, que puede estar contaminado
por la visión hegemónica, lo que marca
claramente la necesidad de encontrar en ese sentido
común, el buen sentido de la praxis política de
los sectores oprimidos.17
EL CONCEPTO DE MATRICES
DE PENSAMIENTO
Dice Argumedo “… denominamos matriz teórico-
política a la articulación de un conjunto de categorías
y valores constitutivos, que conforman la
trama lógico-conceptual básica y establecen los
fundamentos de una determinada corriente de
pensamiento. Dentro de las coordenadas impuestas
por esa articulación conceptual fundante, se
procesan las distintas vertientes internas como
expresiones o modos particulares de desarrollo
teórico que constituyen ramificaciones de un tronco
común y reconocen una misma matriz…”
Gunnar Olsson, considera que… “la pregunta
por la esencia de lo social, por el concepto o la
naturaleza de la sociedad, es la base para la construcción
de las distintas matrices presentes en las
ciencias sociales y en el pensamiento político e
ideológico. El punto de partida de una matriz de
pensamiento estaría dado entonces por la forma
como concibe a lo social. Las afirmaciones
referidas al modo en que se constituye la sociedad
—las relaciones entre los hombres en un ámbito
espacial dado y las relaciones entre sociedades—
16 Arico, José: La cola del diablo: itinerario de Gramsci en América
Latina, Buenos Aires, Puntosur, 1988.
—Foucault, Michel: Microfísica del poder, Madrid, La Piqueta, 1979.
17 Gramsci, Antonio: El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto
Croce, Buenos Aires, Lautaro, 1958.
8
establecen la matriz teórica que vertebra, en sus
principales lineamientos, las concepciones y la
actividad política tanto como el pensamiento científico
social.
Advierte que “la pregunta por la esencia de lo
social es previa a la ciencia”, en el sentido de que
su respuesta ha de ser la base para la constitución
de la ciencia.
…La definición de las matrices de pensamiento
nos permite detectar las líneas de
continuidad o ruptura de los valores, conceptos,
enunciados y propuestas pertenecientes
a las principales corrientes ideológicas en las
ciencias sociales y en el debate político de
nuestro tiempo.
… Las matrices de pensamiento son formas
de reelaboración y sistematización conceptual
de determinados modos de percibir el
mundo, de idearios y aspiraciones que tienen
raigambre en procesos históricos y experiencias
políticas de amplios contingentes de población
y se alimentan de sustratos culturales
que exceden los marcos estrictamente científicos
o intelectuales18
En el apartado “Matrices y Paradigmas”, Argumedo
define que “en el campo de las ciencias sociales
—mucho más marcadamente tal vez que en
el de las ciencias físico-naturales— los factores
externos tienen una influencia decisiva en el desarrollo
conceptual. El contexto cultural de distintos
estratos sociales o espacios regionales no puede
ser eludido en la sistematización teórica que, a su
vez, incide con distinta intensidad en los procesos
históricos y políticos de carácter extracientífico.
Por ello, la perspectiva nacional y popular latinoamericana
de la filosofía y las ciencias sociales
recupera como punto de partida la presencia contundente
de las visiones del mundo, de los saberes,
valores, memorias y experiencias de las capas
populares del continente. Se desarrolla a partir de
esas otras ideas de América Latina ignoradas o
18Olsson, Gunnar: “Notas sobre el pensamiento nacional” en Antropología
Tercer Mundo, Buenos Aires, 1970.
despreciadas por las vertientes hegemónicas en
los ámbitos académicos”.
Por último, Argumedo procura establecer la relación
entre los conceptos de matriz y episteme:
“…esas estructuras profundas, subyacentes, que
delimitan al campo más amplio del conocimiento y
la percepción en una época histórica determinada”,
Dentro de una episteme pueden convivir distintas
concepciones o matrices de pensamiento. Foucault
habla de una “episteme moderna” —que abre
a comienzos del siglo XIX los umbrales de la modernidad
europea y de la cual forman parte las
ciencias humanas— esta contiene en su seno,
entre otras, las tres principales matrices del pensamiento
occidental predominantes, con sus crisis
y actualizaciones, en las ciencias sociales y en la
realidad política contemporánea:
- la matriz del liberalismo económico,
- la matriz derivada de la filosofía jurídicopolítica
liberal y,
- la que estructura el marxismo…
Tales matrices se consolidaron como los modos
más contundentes de vertebración de las mentalidades
en Europa, acompañando los procesos de
formación de las naciones y del mercado mundial.
Si bien fueron alejándose de las concepciones
teológicas, conservaron algunas premisas: la confianza
en el progreso indefinido de la historia humana
y en la supremacía de la Razón; la autodefinición
del pensamiento occidental, con sus raíces
en la antigua Grecia, como la única línea legítima y
superior del conocimiento humano…
Existe una continuidad valorativa, que se mantiene
más allá de las hegemonías nacionales o
sociales, que define a Europa como la única propietaria
indiscutida y legítima, de la religión, del
conocimiento, la Razón, la Ciencia y, por lo tanto,
la verdad.
Los europeos como artífices de la humanización
de la humanidad quedan legitimados para utilizar
los medios de la conquista y la colonización que
tan magna tarea requería. Una idea cuya contraca9
ra es el desprecio por las culturas de ultramar —
formas primitivas, arcaicas, pre-racionales de lo
humano— y que, de la misma manera que se
apropiara por la violencia de las tierras y los cuerpos
de los pueblos periféricos, dejó para sí también
el privilegio de la palabra, el relato de la historia,
el derecho a la voz.
Para J.L. Romero…Europa era, en última instancia,
el nuevo pueblo elegido, el poseedor de la
verdad, el destinatario de la revelación, esto es, el
depositario de la cultura superior…19
Al finalizar el capítulo, Alcira Argumedo, concluye
que, sí es posible detectar como una constante
del pensamiento europeo de los últimos cinco siglos
esa idea más profunda acerca de la superioridad
occidental; … de la incuestionada primacía de
sus idearios en tanto las únicas formas válidas,
como la culminación de las expresiones de lo humano;
entonces debemos interrogarnos acerca de
las características de la otra episteme que se constituye
en nuestro continente luego de la conquista.
De esas otras ideas existentes en América Latina,
que se van conformando a partir de la experiencia
traumática del dominio occidental. Las que
se procesan desde esas culturas acosadas; las
que hundiendo sus raíces en los ancestros precolombinos
y en los acervos de la esclavitud negra,
también muestran su permanencia, mestizadas y
enriquecidas, a través de estos cinco siglos, a pesar
del hostigamiento y las derrotas. Las que
emergen en grandes movilizaciones de masas, en
movimientos reivindicativos de la dignidad y las
identidades populares. Se trata de ver cuál es el
potencial teórico, las concepciones autónomas
inmersas en esos códigos ignorados, los significantes
que expresan esas voces silenciadas.
19Romero, José Luis: op. cit.

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10
Q
A

Elija un representante del pensamiento independentista latinoamericano: Bolívar, Artigas o Hidalgo y Morelos, y enunciar 1 a 3
aspectos importantes de su pensamiento (ejemplo: el Estado, la Democracia, la Igualdad, la propiedad, o la ciudadanía, etc.) No
puede superar las 10 líneas o 100 palabras.
Simón Bolívar, uno de los representantes del pensamiento independentista latinoamericano, se destacó por los siguientes aspectos
importantes:
1. Libertad e igualdad: Bolívar defendió la idea de la libertad y la igualdad como derechos fundamentales de todos los individuos.
Buscó la emancipación de los pueblos latinoamericanos del dominio colonial y luchó por la abolición de la esclavitud.
2. Unidad y soberanía: Bolívar promovió la unión de los países latinoamericanos en una gran confederación, conocida como la Gran
Colombia, con el objetivo de fortalecer la independencia y la soberanía de la región frente a las potencias extranjeras.
3. Democracia y participación ciudadana: Bolívar abogó por la participación activa de los ciudadanos en los asuntos públicos y
defendió la instauración de gobiernos republicanos basados en la voluntad popular. Buscó establecer una democracia
representativa que garantizara los derechos y la participación de todos los ciudadanos.

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11
Q

¿cuál es el lema de la Ilustración?

A

que plantea Kant en 1784:

“La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su
inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es Culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y
valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro… ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema de la ilustración. La pereza y la cobardía son causa de que una tan gran parte de los hombres continúe a gusto en su estado de pupilo, a pesar de que hace tiempo la Naturaleza los liberó de ajena tutela (naturaliter majorennes); también lo son de que se haga tan fácil para otros erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo no estar emancipado!” (Argumedo, P. 6-7 texto abreviado por la cátedra)

La respuesta correcta es:
Reconstruya en el siguiente párrafo, ¿cuál es el lema de la Ilustración? que plantea Kant en 1784:
¡Ten el [valor] de servirte de tu propia [razón] ! he aquí el lema de la ilustración.?

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12
Q

¿Cómo se produjo el ingreso de América Latina a la Modernidad, según A. Argumedo ?

A

Se impuso mediante el sometimiento, la ruptura de los equilibrios ecológicos, la persecución y aniquilamiento de grandes culturas sedentarias y nómadas que se rebelaron al dominio europeo.

La autora, con algunas de las frases con las que comienza el Cap. 1, como “el lugar que pudo confundirse con el Paraíso sería escenario de un dilatado drama histórico” o “Tierra de dolor y de esperanzas”, y con gran material histórico, prueba que se trató de una IMPOSICIÓN, no un “encuentro pacífico de culturas”.

Expone: La Modernidad iba a producir un mapa socio-cultural de características desgarrantes. El sometimiento, la degradación y la dramática ruptura de los equilibrios ecológicos y sociales sociales en las grandes culturas sedentarias, redundaron en una mortandad cuya magnitud llegó a alarmar a la Metrópolis española… (Argumedo P. 4)
En cuanto a las “otras ideas” latinoamericanas, expone que son producto de culturas sometidas e ignoradas y se las ha situado históricamente en el espacio de lo bastardo. Sus legados no son reconocidos dentro del modelo racional, legalizado, científico.
Considera además que la cuestión no pasa por ignorar la riqueza del diálogo de ideas y culturas, “que ha sido y es, un proceso cada vez más intenso entre las diversas regiones del mundo, acelerado en las últimas décadas por el desarrollo de las comunicaciones y la información: No obstante, diálogo supone interlocutores que se reconocen como tales y no siempre es éste el caso en el campo de la política y las ciencias del hombre, con respecto a la legitimidad de las vertientes populares latinoamericanas”. (Argumedo P.3)

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13
Q

Cuales “Nosotros “ reconoce en el texto de Alcira Argumedo?

A

En el texto Los silencios y las voces en América Latina sostiene que la conquista y colonización produjo un mapa socio-cultural de características desgarrantes. Primero, el sometimiento, la degradación y la ruptura de los equilibrios ecológicos, la persecución de
culturas sedentarias y nómades, la introducción masiva de esclavos negros, y nuevos contingentes colonizadores (españoles, y portugueses, holandeses, ingleses, etc.) que luego se transformaron en aristocracias espurias, en oligarquías de turbios abolengos.
Luego, con la crisis de la revolución Industrial o conflictos políticos y religiosos del Siglo XIX, llegaron nuevas masas de población migrante europea y de regiones del Este.
Argumedo intenta describir la dificultad de reconocer una única identidad latinoamericana, un Nosotros integrador de todos los intereses y culturas.

En este marco, qué “Nosotros “ reconoce en el texto?
Seleccione una:
a. El nosotros de la Ilustración representado por el pensamiento racional, moderno y europeo expresado por Kant o Hegel.

c. El Nosotros expresado por las clases dominantes latinoamericanas que absorbieron el pensamiento eurocéntrico
d. El “Nosotros” de las clases subalternas y dominadas, los desheredados de la tierra, que a lo largo de la historia latinoamericana expresaron una resistencia cultural acompañada de diversas formas de rebeldía abierta, insurrecciones y movimientos de protesta ante condiciones de expoliación que nunca aceptaron pasivamente

Respuesta parcialmente correcta.
La respuesta correcta es: Todas las anteriores

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14
Q

¿Cuál es el pensamiento de Hegel sobre los Americanos?

A

Hegel juzga a América fundamentándose en las tradiciones anti-americanistas europeas que ya habían influido fuertemente en Kant. “Los aborígenes americanos son una raza débil en proceso de desaparición. Sus rudimentarias civilizaciones tenían que desaparecer necesariamente a la llegada de la incomparable civilización europea (…)”

Verdadero

Hegel: Los aborígenes americanos son una raza débil en proceso de desaparición. Sus rudimentarias civilizaciones tenían que desaparecer necesariamente a la llegada de la incomparable civilización europea…su cultura era de calidad inferior… A los
europeos les tocará hacer florecer una nueva civilización en las tierras conquistadas… Mansedumbre, inercia, humildad y rastrera sumisión frente al criollo y más aún frente al europeo, son el carácter esencial de los americanos, y hará falta un buen lapso de
tiempo para que el europeo consiga despertar en ellos un poco de dignidad.

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15
Q

¿Qué son los hitos de resistencia?

A

Manifestaciones de una resistencia cultural que, en el período colonial, se acompañaría de diversas formas de rebeldía abierta, insurrecciones y movimientos de protesta ante condiciones de expoliación que las masas de estos territorios nunca aceptaron pasivamente.

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