Ángela Vicario Citas Flashcards
Había venido por
primera vez en agosto del año anterior: seis meses antes de la boda
Bayardo
No era un hombre de conocer a primera vista
Tenía una manera de hablar que
más bien le servía para ocultar para decir
El amor con Ángela era…
Su compromise de amores con Ángela Vicario
Atravesaron la plaza con
Dos canastas de flores artificiales
Despertó
A medias
Tiene el nombre bien puesto -
Cuando despierte - dijo - recuérdame que me voy a casar con ella
La ortofónica
Con incrustaciones de nácar
- Yo detestaba a los hombres
Altaneros, y nunca había visto uno con tantos ínfulas
La vista se le acabó
De tanto hacer primores de oro para mantener el honor de la casa
Han sido criadas
Para sufrir
Tenía un aire
Desamparado y una pobreza de espíritu que le auguraban un porvenir incierto
La familia no sólo lo tomó
En serio, sino con un grande alborozo
No tuvo más que aparecer en el pescante
Para que todo el mundo se diera cuenta de que Bayardo San Román se iba a casar con quien quisiera
Me parecía demasiado
Hombre para mí
La familia le impusieron
La obligación de casarse con un hombre que apenas había visto
Ángela Vicario se atrevió apenas a insinuar el inconveniente de la falta de amor,
Pero su madre lo demolió con una sola frase: - También el amor se aprende
Sino que ella y el padre ciego
La acompañaron para custodiarle la honra
Para que pudiera exhibir en su primera mañana
De recién casada abierta al sol en el patio de su casa, la sábana de hilo con la mancha del honor
Ella se había negado
a vestirse de novia mientras no la viera en la casa
Había de ser interpretado
Después como una profanación de los símbolos de la pureza
Ángela Vicario, sin el velo
Y la corona y con el vestido de raso ensopado de sudor, había asumido de pronto su cara de mujer casada
Le hablo con
una voz de muy hondo desaliento pero con mucha ternura - Gracias por todo, madre - le dijo - usted es una santa
Ella se demoró
apenas el tiempo necesario para decir el nombre
Le buscó en
las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío suya sentencia estaba escrita desde siempre
Pura Vicario le envolvió
la cara con un trapo a la hija devuelta para que nadie le viera los golpes, y la vistió de rojo encendido para que no se imaginara que le iba guardando luto al amante secreto
Se lo llevó
la pena moral
La hermana burlada
estaba otra vez en posesión de su honor
(Los artificios de comadrona) Fue el único
rastro que dejó en el que fuera su hogar de casada por cinco horas
Su madre había
tratado de enterarla en vida
Era absorta y diestra
en la máquina de bordar, y que a través de su industria había logrado el olvido
De medio luto
con antiparras de alambre y canas amarillas, y sobre su cabeza estaba colgada una jaula con un canario
(Ángela) tenía…
la decennia pura, buen juicio y con sentido de humor
Era tan madura
e ingeniosa que costaba trabajo creer que fuera la misma
a todo el que
quiso oírla se la contaba con sus pormenores
y menos al pobre
hombre que había tenido la mala suerte de casarse conmigo
Fue un golpe
de gracia
Empecé a
acordarme con él
Los puñetazos
le dolían menos porque sabía que eran por él
Lloraba
por él
El corazón
hecho trizas
Una pobre mujer
consagrada el alto de sus defectos
Nació de nuevo
“Me volví loca por él,” me dijo “, loca de remate”
Dueña por primera
vez de su destino
Su vida de
casada devuelta
Se volvió lúcida,
imperiosa, maestra de su albedrío, y volvió a ser virgen sólo por él, y no reconoció otra autoridad que la suya ni mas servidumbre que la de su obsesión
Las cartas indignas
de una esposa abandonada que se inventaba enfermedades crueles para obligarlo a volver
En prueba de
mi amor te envió mis lágrimas
Le escribió entonces una carta
febril de veintes pliegos en la que soltó sin pudor las verdades amargas que llevaba podridas en el corazón desde su noche funesta
Le habló de las lacras eternas
que él había dejado en su cuerpo, de la sal de su lengua, de la trilla de fuego de su verga africana
Estaba gordo
y se le empezaba a caer el pelo, y ya necesitaba espejuelos para ver cerca
Llevaba la misma correa y
las mismas alforjas de cuero descosido
Sin ocuparse de las otras bordadoras atónitas,
y puso las alforjas en la máquina de coser. - Bueno- dijo - aquí estoy
Llevaba la maleta
de la ropa para quedarse, y otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había escrito
Estaban ordenadas por sus fechas,
en paquetes cosidos con cintas de colores, y todas sin abrir
Todavía Bayardo es (…)
el hombre que devolvió a la esposa