TEMA 6 Flashcards
Tipos de Estado
Una comunidad se organiza como Estado cuando tiene un territorio propio con una población, autonomía para legislar e imponer las leyes, y es reconocido como tal por la comunidad internacional. Según su forma de Estado*, puede ser una monarquía, cuando el Jefe de Estado es un monarca [rey, príncipe, etc] que llega a su cargo por herencia, o una república, cuando el Jefe del Estado es un presidente.
Según su régimen político*, el gobierno de un Estado puede ser:
Democrático: la soberanía reside en el pueblo, que puede elegir cambiar a sus gobernantes. Si su forma de Estado es una monarquía, se llama monarquía parlamentaria o constitucional [España o Reino Unido]. Si se trata de una república, el presidente es elegido por los ciudadanos, directamente[como en Francia] o indirectamente, a través del parlamento [como en Alemania].
Autoritario o dictatorial: un tirano o un partido ocupa el poder y gobierna sin respetar la voluntad popular. Si su forma de Estado es una monarquía, puede ser una monarquía absoluta, cuando el rey ejerce todo el poder [Francia bajo Luis XIV] o una monarquía con un gobierno dictatorial [Italia con el rey Víctor Manuel Ill y la dictadura de Mussolini]. Una república es autoritaria cuando su presidente es un dictador o es impuesto por un partido u organización religiosa
División de poderes
La organización del poder en los Estados democráticos se basa en el principio de la división de poderes, independientes entre sí:
Poder legislativo: reside en el Parlamento [Congreso y Senado]. Se ocupa de la elaboración de las leyes y del control del poder ejecutivo.
Poder ejecutivo: reside en el Gobierno. Se ocupa de aplicar las leyes, dirigir la Administración y defender al Estado.
Poder judicial: reside en los tribunales de justicia. Se ocupa de que se cumplan las leyes y de sancionar su incumplimiento. También controla que las leyes del Parlamento y las decisiones del Gobierno se realicen de acuerdo a las normas constitucionales.
El poder y la democracia
En sentido amplio, “poder” es la capacidad de hacer algo, de producir intencionadamente un efecto.
Se suele utilizar la palabra “poder” para indicar la capacidad de determinar la conducta de otra persona, es decir, de conseguir que haga algo que de otra manera no haría. La voluntad del poderoso condiciona la voluntad del dominado. Este poder “sobre alguien” puede ejercerse imponiendo limitaciones al comportamiento de otro, imponiendo castigos, dando premios, o cambiando las creencias o los sentimientos de las personas
En los sistemas democráticos el titular del poder es el pueblo
Legitimidad y legalidad del poder político
Poder político es el que se ejerce sobre los asuntos públicos y el gobierno del Estado y sus instituciones; es decir, a través de cauces políticos, como el gobierno, el parlamento, la judicatura, las alcaldías, etc.
El poder político debe cumplir los requisitos de legalidad y legitimidad:
El poder es legal si se accede a él y se ejerce cumpliendo las leyes.
El poder es legítimo solo si las leyes y los procedimientos de elección son justos, se ejercen con el consentimiento de los ciudadanos, respetan los derechos de todos y se rigen por normas éticas.
El poder político es necesario para la organización de la sociedad, pero debe estar limitado para no convertirse en tiranía. Puede parecer que el poder disminuye siempre la libertad del ciudadano, pero si el poder es legitimo y se ejerce rectamente sucede todo lo contrario: amplía las libertades de las personas y su capacidad de actuar.
Respecto al poder político podemos hacernos dos preguntas:
¿Quién es el titular del poder?
En los sistemas democráticos el titular del poder es el pueblo.
En los sistemas autoritarios, el titular del poder es el gobernante, o la raza, o un partido, o el Estado.
¿El Estado debe tener mucho poder o poco?
Los liberales piensan que lo mejor para la ciudadanía es que el Estado no tenga mucho poder para evitar que limite la libertad del ciudadano.
Los estatalistas creen que conviene que el Estado tenga mucho poder para cumplir mejor sus obligaciones.
Problemas de la Democracia
Aunque la democracia es la forma de organización política más justa que hemos encontrado, no es perfecta. Muchas personas no tienen confianza en la democracia, porque no se sienten representadas por los políticos. Los problemas u objeciones que se discuten con más frecuencia son:
¿Puede el ciudadano elegir libre y directamente a sus representantes?
En muchos casos, solo se pueden elegir indirectamente.
¿Tiene realmente la mayoría criterio razonado y objetivo para elegir lo más conveniente para la humanidad? ¿Cómo se pueden atender las peticiones de las minorías? Es la oposición entre el poder de la mayoría y los derechos de las minorías.
¿Tiene el poder político suficiente autonomía, o está demasiado influido por el poder económico? El poder económico se ha globalizado, y muchos piensan que las grandes multinacionales tienen un enorme poder, y que eso limita la soberanía de los Estados. Sin embargo, los Estados, con el apoyo legitimador de los ciudadanos, pueden evitar estar sometidos a los poderes económicos.
Estos problemas, que sin duda existen, no deben apartar de la política a los ciudadanos, sino, al contrario, animarles a participar. No es un sistema perfecto, pero podemos perfeccionarlo.
Los valores éticos de la Constitución Española
La Constitución española es la norma más alta del Estado, a la que deben someterse todas las demás leyes.
En su articulo 1, dice que España es un Estado social y democrático de derecho. “Democrático” implica que la soberanía reside en el pueblo. “Social” significa, sobre todo, el compromiso de proteger los derechos económicos y sociales de los ciudadanos. Estado de derecho es el que está sometido al imperio de la ley, que todos tienen que acatar.
En ese mismo articulo, la Constitución señala que los valores superiores que deben regir toda nuestra convivencia política son la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político. De este modo, la palabra “valores” está presente en el documento más importante para regular nuestra convivencia que es la Constitución.
Más adelante, en el articulo 10, indica cuáles son los fundamentos del orden político y de la paz social:
La dignidad.
Los derechos inviolables que son inherentes a la dignidad.
El libre desarrollo de la personalidad.
El respeto a la ley y a los derechos de los demás.
Al ser la democracia un proyecto ético, tiene que respetar los valores morales. En una sociedad multicultural, pueden convivir distintas morales, que deben ajustarse a una moral universal, a una Ética capaz de defender valores comunes. Esta Ética universal, esbozada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, protege a todas las morales mientras sean compatibles con ella.
El derecho a la libertad de creencias y a la libertad religiosa es un ejemplo claro. Por ese mismo respeto, las democracias avanzadas admiten el derecho a la objeción de conciencia.
La Tolerancia
Se considera que la tolerancia es la gran virtud democrática. La idea de tolerancia apareció en Europa durante las guerras de religión de los siglos XVI yXVII. Este principio defendía que nadie debería ser perseguido por sus creencias religiosas. Aun admitiendo entonces que la religión verdadera fuera una sola, las demás debían tolerarse.
En sociedades como las nuestras, multiculturales, heterogéneas, se recomienda la tolerancia como modo necesario de convivencia. Pero es necesario precisar bien este concepto.
¿Qué debemos tolerar? ¿Lo bueno? No. Lo bueno debemos respetarlo y aplaudirlo.
¿Lo malo? Tampoco. Lo malo debemos intentar que desaparezca. No podemos ser tolerantes con un racista o un asesino.
Debemos tener tolerancia con aquellas cuestiones que no afecten a valores fundamentales, aunque puedan influir en la vida de todos los días. Por ejemplo, la indumentaria, las costumbres, las diferencias de modales o de carácter.
Respecto a valores fundamentales, la virtud principal no es la tolerancia, sino la justicia. La cuestión no es “tolerar” a una persona de otra religión o de otra cultura, sino que tenemos el deber de tratarla con justicia, reconociéndole sus derechos y cumpliendo nuestras obligaciones
Idealismo y realismo político
¿Es compatible la política con la Ética? O dicho de una manera más gráfica:
¿cómo nos gustaría que fuera la persona que ha de dirigir nuestro país?
En respuesta a esta cuestión, caben dos posturas distintas:
El idealista político. El gobernante debería ser respetuoso con la ley y los principios morales que la legitiman. Debería pensar que el fin no justifica los medios, y buscar la justicia no solo para su propio país, sino para el resto del mundo. No debería estar dispuesto a comerciar con Estados que no respeten los derechos humanos, aunque con ello su nación resulte perjudicada. Ha de ser un idealista y creer que los seres humanos pueden entenderse y cooperar, y que la fuerza de la razón es superior a la razón de la fuerza.
El realista político. Según este, el gobernante debería ser astuto, dispuesto a saltarse la ley si su nación resulta beneficiada, capaz de luchar contra el crimen con todos los medios, aunque sean también criminales.
No comprometer el bienestar de su nación por defender la justicia o los derechos fundamentales. Ha de ser realista y pensar que el mundo es una lucha permanente por sobrevivir, donde solo es respetada la fuerza.
Suele utilizarse la palabra “idealista” como un insulto. Es el que no está en la realidad, el que no sabe cómo funciona el mundo, el que se deja engañar.
El que es “buena persona”. En cambio, el realista se identifica con aquel que sabe cómo es la realidad, que conoce sus leyes.
Pensar así es un error trágico. Han sido los idealistas, los que pensaban que el mundo podía mejorarse, que era posible conseguir niveles de justicia cada vez más altos, los que han permitido avanzara la humanidad. Los”realistas” siempre han impuesto la ley de la selva, que es donde se mueven con facilidad. Sin normas, sin leyes, regidos solo por la fuerza
Historia del poder político
El poder político surgió desde que el hombre se organizó socialmente:
Posiblemente, la primera manifestación del poder fuera la patriarcal. El padre tenía un poder absoluto sobre sus descendientes. Para aumentar el poder de una familia, tenía que aumentar el número de siervos, o el número de mujeres, o la cantidad de bienes.
La manera más rápida de alcanzar ese poder, en sociedades mayores, era la guerra. Durante milenios nadie discutió el derecho de conquista. Ni tampoco el de convertir en esclavos a los vencidos o a los secuestrados.
Pero si el ansia de poder es grande, también es grande el ansia de libertad. Este deseo de no ser esclavos de nadie hizo que los antiguos griegos inventaran la democracia hacia el siglo Vl a. C. Solo querían estar sometidos a la ley, y para que este sometimiento no degenerara en otro tipo de dictadura, la ley debía ser igual para todos.
Pero la democracia griega duró poco, y la tiranía fue el modo más generalizado de gobierno durante siglos. El poder del gobernante se basaba en su riqueza, en su fuerza, en sus propiedades y vasallos, en su capacidad de buscar apoyos. Además, el poder necesita ser respetado, por lo que durante siglos procuró rodearse de un halo mágico o religioso.
Los monarcas llegaron a identificarse con los dioses como en la Antigua Roma, o a considerarse elegidos por Dios. En la Edad Moderna, el poder del monarca llegó a ser absoluto: él era el representante de la nación, su propietario. De él procedían todos los derechos y, por lo tanto, nadie podía ponerle límites
A pesar de este triunfo de las tiranías, a finales del siglo XVIII surgieron las protestas. Fue entonces cuando los revolucionarios franceses promulgaron la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano:
Los “derechos del hombre” eran los que tienen todos los seres humanos.
Los “derechos del ciudadano” son los que se posee por vivir en un Estado.
Los derechos del hombre eran superiores a los derechos del ciudadano.
La democracia había nacido, aunque de manera muy imperfecta. Los gobernantes eran elegidos por votación, aunque esta estaba en un principio limitada a los varones que tuvieran propiedades. Los hombres pobres y las mujeres tardaron mucho tiempo en alcanzar este derecho. La igualdad de derechos es una condición imprescindible para la democracia.
La democracia ha tardado mucho en imponerse,y aún hoy hay países con regímenes no democráticos: la tiranía es una constante en la historia.
Solo un esfuerzo continuado ha conseguido imponer la democracia y los derechos humanos, pero, como dice la historia, esos logros no son definitivos. Las naciones democráticas pueden verse sometidas a una dictadura, y solo la actitud decidida de los ciudadanos dispuestos a defender su libertad puede protegerla.