Otto Terapias Individuales Flashcards
CAMILO: No doña… (renunciando) Otto, cuéntaselo.
OTTO: Durante tres minutos todo el grupo se centrará en una persona, para ayudarla a desbloquear su problema.
FRED: Digamos que cada uno tiene que enfrentarse a su TOC delante de los demás, ¿es eso?
OTTO: Exacto. Ese es el principio.
CAMILO: ¿Lo hacemos? (Todos se miran)
TODOS: ¡Lo hacemos!
CAMILO: Venga, ¡lo hacemos!
OTTO (levantándose y subiéndose a la mesa): Va, que cada uno tome su silla.
FRED: En círculo.
OTTO: No, no. Tres de cada lado.
Cada uno coloca su silla de una manera, creando desorden en la sala.
OTTO (de pie, encima de su silla): No, no. Simétricas.
FRED (a Otto): ¿Qué es lo que tengo que hacer?
OTTO: Es fácil. Durante tres minutos tiene que evitar los insultos y los gestos obscenos. Siéntese allí.
FRED: ¿Con mi silla?
OTTO: Sí.
CAMILO: Lo sabemos Fred, lo sabemos.
OTTO: Ánimo Fred, usted puede.
MARÍA: Me parece que el experimento se está quedando corto muy rápido.
OTTO: No es un experimento, señora, es un ejercicio de solidaridad.
FRED: ¡¡¡VIBRACIÓN, VIBRADOR!!! (con un gesto obsceno) Me parece que no deberíamos haber comenzado por mí. El grupo va a acabar con la moral por los suelos.
OTTO: ¿Pero no siente que filtra ciertas groserías?
MARÍA: ¿Ah, que no les pareció suficiente fracaso?
OTTO: Tampoco hay que esperar milagros, María.
CAMILO: Bueno, venga, me concentro. Ya. Ya está. ¡Listo!
OTTO: La intención es lo que cuenta, pero apuesto a que ya contó las púas de su peine.
CAMILO: ¡Poco antes de las elecciones!
OTTO: ¿Los enanitos?
CAMILO: Quinientos.
OTTO: ¿Títulos del Cruz Azul?
CAMILO: Diez.
OTTO: ¿Los cerditos?
CAMILO: ¿Qué más da, no ven que no funciona? María tenía razón, esto no es una terapia, ¡esto es un cachondeo!
OTTO: No, ¿por qué dices eso? Todos vimos que hiciste un gran esfuerzo.
CAMILO: Que no, que esto no funciona ni a la de tres.
OTTO: Espera. No porque no haya funcionado contigo no quiere decir que no vaya a funcionar con los demás.
MARÍA: Pues nadie se lo creería, con ese tono que pone de velorio.
OTTO: Bueno, va, ¿a quién le toca?
BLANCA (cogiendo su silla): De eso nada, me toca a mí. Perdón, perdón, perdón.
TODOS: No, no, no, no, no, no, no.
TODOS: No, no, no, no, no, no, no.
OTTO: Tiene que estar tres minutos sin lavarse las manos.
CAMILO: Exacto. Gracias María (un silencio) ¿Listos? ¡Ya! (Camilo se mira las manos). ¡Anda! No sé dónde habré metido las manos, pero las tengo más sucias que nunca.
OTTO: Pues mira, yo también.
MARÍA: La pobre, debe sentirse fatal.
OTTO: Pues no debería, porque no le va a servir de nada.
BLANCA: Sí, bueno… solo que he explotado muy rápido. (Lilí le pone la mano en la espalda, cariñosa. Blanca grita) ¡Ahhh!
OTTO: No pasa nada. Va, otra vez.
LILÍ (con el mismo gesto de las manos): Las mías también.
OTTO (con el mismo gesto de las manos): Y las mías.
FRED: Es que las fobias tampoco son fáciles de llevar.
OTTO: Yo la entiendo. A mí con las líneas me pasa igual.
LILÍ (sacudiendo las manos en el aire): ¿Y si hacemos esto? ¿Y si hacemos esto?
OTTO (sacudiendo las manos en el aire): Pues no está mal.
CAMILO: Bueno, ¿seguimos o qué?
TODOS: Sí, seguimos.
TODOS: Sí, seguimos.
OTTO: María, le toca.
CAMILO: Además, cuando va tres veces seguidas al baño, la tercera tarda menos.
OTTO: ¿Cuántos segundos tarda?
CAMILO: Veintitrés de media. Debería estar de vuelta en cinco, cuatro, tres,…
OTTO (refiriéndose a la cabeza de Camilo): ¡Wow! Si es cierto que tiene un cronómetro ahí dentro. ¿Camilo, también es lector MP3?
MARÍA: Ay,Dios mío, ¡temo lo peor! (María respira profundamente y aprieta su bolso contra su pecho) A ver, ¿qué tengo qué hacer?
OTTO: Tiene que estar tres minutos sin comprobar nada.
MARÍA: Sí, miles de veces.
OTTO: Sí, pero a veces creemos que lo hemos comprobado y finalmente las llaves no están en el bolso.
CAMILO: Sin las llaves, a ver cómo abre la puerta de su casa. Y que tal si no la ha cerrado…
OTTO: … o el gas…
MARÍA: Sí, estoy mejor, gracias. Ustedes sigan, por favor. Porque por lo que a mí respecta el experimento se ha acabado. El siguiente.
OTTO (a Lilí): Bueno, pues te toca.
LILÍ: Aquí a tres cuadras. Aquí a tres cuadras.
OTTO: ¿En serio que te es imposible repetirlo todo?
LILÍ: No, no funciona. No, no funciona.
OTTO: ¿Estás mejor, Lilí?
MARÍA (a Lilí): Tarde o temprano lo superarás, niña. Confía en mí, mi intuición nunca me falla para estas cosas.
TODOS: Seguro.
MARÍA (irónica): ¡Uhhh, el Record Guinnes!
OTTO: ¿Y en diez segundos a cuánta distancia viaja la luz?
CAMILO: 2 millones 997 925 kilómetros.
OTTO: ¡Te pillé!
LILÍ: …que lo digo porque me acaba de dar un beso. ¡Pues no! Sinceramente, sería maravilloso a nivel humano que cinco personas que no se conocían hace dos horas, ayudaran a otra a superarse a si misma para acabar de una vez por todas con su maldito TOC.
OTTO: Fue genial, sí, pero ahora yo estoy bajo presión.
MARÍA: Ya lo había extrañado.
OTTO (a Lilí): Gracias Lilí, por darme ánimos. Me ha llegado al alma, de verdad. Pero si luego no lo consigo, no me odies, por favor.
CAMILO: ¡Pero qué prenda, oiga, que esto ya no es un juego! A partir de ahora se acabaron las risitas. (Un silencio) ¿Mejor así, mijo?
OTTO (con un gesto simétrico en el pelo): No sé… la presión me está matando.
BLANCA: Anímese Otto, ya verá qué bien.
OTTO: No puedo. Me es imposible.
CAMILO: ¡Pero si ya lo hiciste una vez cuando viniste a sentarte! Márcate un baile si quieres, pero intenta algo.
OTTO: No puedo. Estoy completamente bloqueado.
LILÍ: Venga Otto, hazlo por mí.
OTTO: Me encantaría, pero…
LILÍ: Venga Otto, hazlo por mí.
OTTO: Bueno va, pero una pequeñita…
CAMILO: Hecho. Una pequeñita. ¡Venga! ‘Yes, we can’, Otto!
OTTO: Lilí… si lo hago, ¿me darás otra vez un beso?
LILÍ: ¡Te daré dos! ¡Te daré dos!
OTTO: Okay, allá voy (aterrorizado).
CAMILO: Cuando quieras, nosotros estamos listos.
OTTO: ¡Denme ánimos, please!
TODOS: ¡O-tto! ¡O-tto! ¡O-tto!
OTTO (dudando): No, no puedo. Estoy bloqueado de todo.
CAMILO: ¿Y si te empujo?
OTTO: No-no-no-no, por favor, eso no, de verdad.
CAMILO: Pero, ¿por qué? Si no es capaz de tomar la decisión por si mismo, se le puede ayudar, ¿no?
OTTO: ¡Que no!
María enlaza el nombre de ‘Otto’ con la primera silaba del cántico cristiano ‘Perdónale Señor’, cantándolo. Después engancha con el ‘Aleluya’.
OTTO (se tambalea, duda y finamente se rinde): Stop, paren, finito. ¡Game Over!
CAMILO: De todas formas se había acabado el tiempo.
OTTO: Lo ven, estaba seguro. Ahora los decepcioné a todos. Lo siento.
FRED: Hay que decir en su favor, que pasar el último no es nada fácil.
OTTO: ¡Pfff! También me hubiera bloqueado si hubiera pasado primero.
LILÍ: ¿Numerito de vieja? ¿Numerito de vieja?
OTTO: Te estás pasando, Camilo
CAMILO: Si me hace eso, ¡Cuidadito que le vomito encima!
TODOS: ¡Ah!
CAMILO: ¡El cerdo te manda a ti a la mierda!
OTTO: Camilo, para. ¡Te estás pasando!
CAMILO: Andale lorito. ¡Co-co-ro-co-coooo!CAMILO: Andale lorito. ¡Co-co-ro-co-coooo!
OTTO: No sé cómo no te parto la cara ahora mismo.
CAMILO: ¿El grupo? ¡El grupo me da a mí ya completamente igual!
TODOS: ¡Ah!
CAMILO: Lo siento, pero no tengo ganas de escucharlo dos veces.
OTTO (yendo de silla en silla para ponerse al lado de Camilo): ¡Déjala salir inmediatamente!
BLANCA (amenazante): Si yo fuera un hombre…
OTTO: ¡Déjala salir!