Otto Monopoly Flashcards
LILÍ: Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete. Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete.
OTTO: Cuidado, por favor. No muevas mi monito con el brazo que va a rozar esa línea.
FRED: “Avanza a la Zona Rosa. Si pasa por la casilla de salida cobre $200” (extendiendo la mano hacia Camilo). Pues si paso por la salida. Y compro la Zona Rosa (Fred paga).
OTTO: Bien hecho, Fred. Felicidades.
MARÍA: No le dé tanta importancia, Otto. Mi ficha también roza una línea y a mí me da igual.
OTTO (a María): Sinceramente, no sé cómo lo aguanta.
CAMILO: Venga Otto, te toca.
OTTO: No hay problema. (Tirando) ¡Siete! Calzada de Tlalpan. ¡Sí! ¡Esa me encanta!
CAMILO: Chale, no tienes suficiente. Son $160 y te quedan 120.
OTTO: Pues la quiero como sea.
FRED: ¿Por?
OTTO: Porque la Calzada de Tlalpan es súper simétrica. Y encima es más simétrica aún con la Avenida Plutarco Elías Calles al lado. Son como dos líneas bien paralelas que nunca se cruzan. ¡Uahhh!
CAMILO: Las reglas son las reglas mijo. Una pena, pero es lo que hay. Rapido, que perdemos el ritmo. Te toca, María.
OTTO: ¡De eso nada! La Calzada de Tlalpan es mía, me cueste lo que me cueste.
CAMILO: Ey tranqui, solo es un juego…
OTTO (cabreadísimo): Quiero la Calzada, ¿me oyen? ¡La quierooo!
CAMILO: ¿Y ahora, qué hace aquí el Demis Volpi?
OTTO: Estoy buscando las instrucciones.
CAMILO: (Gritándole a la cara a María) ¡¡¡Ahhh, mirala!!! (Todos se callan) ¿Va a ponerse usted a contar las frases por mí o qué?
OTTO: A ver, por favor. Sigamos. Los que estén de acuerdo con que podamos prestarnos dinero, que levanten la mano.
FRED (le da cincuenta pesos a Otto): Ten Otto.
OTTO: Gracias. Espere, le debo 10.
CAMILO: ¡Buenooo! Si ya ni el cambio quieren devolver… (Camilo le da la tarjeta de la calle. Otto paga). Aquí tienes la tarjetita morada. ¿Feliz?
OTTO ( besando la tarjeta): Claro.
CAMILO: No sé, que tal… Buenavista, por ejemplo.
OTTO: Qué corriente.
CAMILO: Me toca. Un tres también para mí y me llevo la Central del Norte. (Tira) Vaya, seis. Monumento a la Revolución.
OTTO: ¿Construido el…?
BLANCA: A la vuelta la cierro, lo prometo. (Blanca se va al baño.)
OTTO: ¿A quién le toca?
CAMILO: Al tonto que pregunta.
OTTO: Que buena onda, ¿eh? (Tira los dados) Cinco. Nada, estoy en casa.
MARÍA: Ese no es el problema.
OTTO: Si la compra ya tendrá dos propiedades verdes, con la Alameda Central.
FRED: No solo lo creo, estoy seguro.
OTTO: Es una calle que cualquiera querría.
LILÍ: ¿Qué calles quedan? ¿Qué calles quedan?
OTTO: Ninguna. Solo dos estaciones.
MARÍA: Ay, por Dios, cae gordo…
OTTO: Camilo, ándale, ¡acelerele chofer!
FRED: “¡Me la pela!”
OTTO, BLANCA Y MARÍA: ¡Y a mí también! (María se sorprende de sus propias palabras)
FRED: Por cierto, ¿se sabe algo del doc?
OTTO: Voy a ver.
FRED: ¿Nada?
OTTO: Nada.
CAMILO: ¡oObservatorio! ¡¡¡Sí!!! Y como tengo tres, ¡tocan cien! (A los demás) Y ahora, en cuando tenga la del Norte, a soltar todo el mundo $200 cada vez.
OTTO: Espera. Como se te da tan bien contar, ya te habrás dado cuenta de que cinco personas van a tirar antes que tú. Cinco. La Central del Norte no la comprarás nunca.