OPORTUNISTAS Flashcards
Pseudomonas
Factor de virulencia:
Exotoxina A: Inhibe la síntesis proteica al inactivar el factor de elongación EF-2.
Producción de biofilm (mediante alginato): Favorece la colonización y protege a la bacteria de la respuesta inmune y de los antibióticos.
Pigmento pyocianina: Genera radicales libres causando daño tisular y contribuye a la inflamación.
Qué enfermedad produce:
Neumonía en pacientes con fibrosis quística: Enfermedad pulmonar crónica caracterizada por infecciones recurrentes, producción de esputo purulento y deterioro progresivo de la función respiratoria.
Infección de heridas y quemaduras: Condición en la que la bacteria coloniza lesiones en la piel, especialmente en quemaduras, pudiendo evolucionar a infecciones severas y, en ocasiones, a sepsis.
Otitis externa (oído nadador): Inflamación del conducto auditivo externo, frecuentemente producida tras la exposición a ambientes húmedos contaminados, que puede causar dolor intenso y secreción.
Principales signos y síntomas de la enfermedad que produce:
Enfermedad: Neumonía en pacientes con fibrosis quística
Tos persistente con esputo purulento: Expresión de la inflamación de las vías respiratorias y la presencia de material infectado y espeso.
Dificultad respiratoria: Sensación de disnea debido a la obstrucción y daño en las vías aereas.
Fiebre baja a moderada: Respuesta sistémica al proceso infeccioso que refleja la inflamación.
Enfermedad: Infección de heridas y quemaduras
Enrojecimiento e inflamación local: Indicativos de respuesta inflamatoria en la zona afectada por la colonización bacteriana.
Exudado purulento: Secreción de pus que señala una infección activa en la herida.
Dolor localizado: Resultado de la inflamación y el daño tisular en la zona de la herida.
Enfermedad: Otitis externa (oído nadador)
Dolor intenso en el oído: Molestia aguda causada por la inflamación del conducto auditivo externo.
Secreción purulenta: Flujo de material infeccioso que evidencia el proceso inflamatorio.
Sensación de plenitud o picor: Molestia perceptible debida a la inflamación y obstrucción del canal auditivo.
Diagnóstico:
Cultivo bacteriano y antibiograma: Obtención y análisis de muestras (esputo, secreciones de heridas o exudado del oído) para aislar la bacteria y determinar su sensibilidad.
Prueba de oxidasa: Evaluación rápida que, al ser positiva, apoya la identificación de Pseudomonas aeruginosa.
Estudios imagenológicos (en casos respiratorios): Radiografía o tomografía de tórax para valorar la extensión en infecciones pulmonares.
Dónde se encuentra y cómo se transmite:
Ambientes acuáticos y hospitalarios: Se halla en fuentes de agua, suelo y superficies de equipos médicos, especialmente en áreas húmedas.
Transmisión por contacto y vía respiratoria: Por contacto directo con superficies o dispositivos contaminados, y en pacientes vulnerables, mediante aspiración o por exposición directa a líquidos infectados.
Prevención:
Control estricto de infecciones nosocomiales: Implementación rigurosa de normas de higiene y desinfección en hospitales.
Manejo adecuado de heridas y quemaduras: Uso de medidas asépticas y seguimiento en el tratamiento de lesiones para evitar la colonización.
Precaución en ambientes acuáticos: Cuidado en la exposición a agua contaminada y secado adecuado, especialmente en personas predispuestas.
Tratamiento usado en México:
Antibióticos antipseudomonales específicos: Uso de fármacos como Piperacilina-tazobactam, ceftazidima o carbapenémicos, basándose en los resultados del antibiograma.
Terapia combinada en infecciones graves: A menudo se emplea el uso conjunto de dos o más antibióticos para contrarrestar la resistencia.
Atención de soporte y manejo de complicaciones: En casos severos, se complementa con cuidados intensivos y tratamiento de soporte (rehidratación, manejo de sepsis, etc.).
Klebsiella
Factor de virulencia:
Cápsula polisacárida: Impide la fagocitosis y la eliminación por el sistema inmune, facilitando la persistencia en el huésped.
Lipopolisacárido (LPS): Funciona como endotoxina que induce respuestas inflamatorias sistémicas.
Fimbriae adhesinas: Permiten la adhesión a células epiteliales, favoreciendo la colonización de vías respiratorias y urinarias.
Qué enfermedad produce:
Neumonía por Klebsiella: Infección respiratoria severa, frecuentemente asociada a pacientes con alcoholismo o comorbilidades, que se caracteriza por consolidación lobar y expectoración espesa y, en ocasiones, sanguinolenta.
Infección del tracto urinario (ITU): Alteración infecciosa generalmente nosocomial, especialmente en pacientes con catéteres, que se manifiesta con malestares urinarios y riesgo de complicaciones ascendentes.
Bacteriemia/Sépsis: Diseminación hematógena de la bacteria, asociada a cuadros graves de infección sistémica, con potencial de progresar a shock séptico.
Principales signos y síntomas de la enfermedad que produce:
Enfermedad: Neumonía por Klebsiella
Fiebre alta y escalofríos: Indican una respuesta inflamatoria aguda ante la infección pulmonar.
Tos productiva con expectoración espesa y a veces sanguinolenta: La expectoración característica, densa y viscosa, es indicativa de una consolidación pulmonar severa.
Dificultad respiratoria: Refleja la alteración en la función pulmonar debido a la inflamación y consolidación del tejido.
Enfermedad: Infección del tracto urinario (ITU)
Disuria: Sensación de ardor o dolor al orinar, por irritación de la mucosa del tracto urinario.
Urgencia y frecuencia urinaria: Impone una necesidad imperiosa y aumentada de orinar, derivada de la inflamación vesical.
Dolor suprapúbico: Malestar o dolor en la parte baja del abdomen, que señala la afectación de la vejiga.
Enfermedad: Bacteriemia/Sépsis
Fiebre alta con escalofríos: Manifestación sistémica que alerta sobre una diseminación infecciosa masiva.
Hipotensión: Bajada de la presión arterial producto del shock séptico.
Alteración del estado mental (confusión): Indicativa de afectación sistémica, especialmente en adultos mayores o pacientes críticamente enfermos.
Diagnóstico:
Cultivo microbiológico: Se obtienen muestras (esputo, orina o sangre) para aislar Klebsiella y realizar el antibiograma.
Pruebas de imagen: Radiografía de tórax (en neumonía) o estudios ecográficos/TC (en ITU complicada) que evidencian alteraciones compatibles con la infección.
Análisis bioquímicos y serológicos: Pruebas específicas adicionales para confirmar la identidad del patógeno y evaluar su virulencia.
Dónde se encuentra y cómo se transmite:
Ambientes hospitalarios: Es común en unidades de cuidados intensivos y superficies médicas, facilitándose la transmisión en pacientes con dispositivos invasivos.
Tracto gastrointestinal humano: Puede formar parte de la flora normal, lo que permite infecciones oportunistas en pacientes predispuestos.
Transmisión por contacto directo y dispositivos médicos: Se transmite mediante manos contaminadas, contacto con superficies u otros dispositivos invasivos (como catéteres).
Prevención:
Higiene estricta y control de infecciones nosocomiales: Implementación rigurosa de lavado de manos y desinfección de superficies, junto con el manejo adecuado de dispositivos médicos.
Uso prudente de antibióticos: Evitar el uso indiscriminado para minimizar el desarrollo de cepas multirresistentes.
Protocolos de manejo profiláctico en pacientes de alto riesgo: Aplicación de estrategias preventivas específicas en unidades de cuidado intensivo y en pacientes con catéteres.
Tratamiento usado en México:
Antibióticos de amplio espectro e inhibidores de beta-lactamasa: Uso de fármacos como Piperacilina-tazobactam o ceftriaxona, ajustados según el resultado del antibiograma.
Carbapenémicos en infecciones resistentes: Utilización de imipenem o meropenem para tratamientos en casos de resistencia marcada.
Terapia combinada y manejo de soporte en casos de sepsis: En infecciones sistémicas graves, se complementa con tratamiento de soporte (fluido terapia, soporte hemodinámico, etc.) y manejo intensivo.
Enterobacter
Lipopolisacárido (LPS): Actúa como endotoxina, desencadenando intensas respuestas inflamatorias sistémicas.
Formación de biofilm: Facilita la colonización en superficies y dispositivos médicos, protegiendo la bacteria de la acción de antibióticos y la respuesta inmune.
Fimbriae adhesinas: Permiten la adherencia a las células del huésped, favoreciendo la invasión y persistencia en tejidos.
Qué enfermedad produce:
Infección del tracto urinario (ITU): Condición infecciosa, generalmente de origen nosocomial, que afecta el sistema urinario, produciendo irritación y riesgo de complicaciones en vías superiores.
Neumonía nosocomial: Infección respiratoria adquirida en el entorno hospitalario, caracterizada por infiltrados pulmonares y consolidación, que afecta gravemente a pacientes hospitalizados.
Bacteriemia/Sépsis: Infección sistémica que ocurre cuando la bacteria llega al torrente sanguíneo; puede desencadenar una respuesta inflamatoria descontrolada y llevar a shock séptico.
Principales signos y síntomas de la enfermedad que produce:
Enfermedad: Infección del tracto urinario (ITU)
Disuria: Sensación de ardor o dolor al orinar, consecuencia de la inflamación en la mucosa del tracto urinario.
Urgencia y frecuencia urinaria: Necesidad imperiosa y aumento en el número de micciones, reflejando la irritación de la vejiga.
Dolor suprapúbico: Dolor localizado en la parte baja del abdomen, indicativo de afectación de las estructuras urinarias inferiores.
Enfermedad: Neumonía nosocomial
Tos productiva: Tos que expulsa esputo, señal de la acumulación de material purulento y consolidación en el parénquima pulmonar.
Fiebre: Elevación de la temperatura corporal como respuesta del organismo a la infección pulmonar.
Dificultad para respirar: Sensación de disnea que surge debido a la alteración del intercambio gaseoso en los pulmones afectados.
Enfermedad: Bacteriemia/Sépsis
Fiebre alta: Aumento brusco de la temperatura, manifestación sistémica de la respuesta inflamatoria ante la diseminación bacteriana.
Escalofríos: Sensación intensa de frío acompañada de temblores, como parte de la respuesta del organismo a la infección.
Hipotensión: Descenso significativo de la presión arterial, que puede indicar la progresión hacia un shock séptico.
Diagnóstico:
Cultivo bacteriano y antibiograma: Se obtienen muestras (orina, sangre o esputo, según la manifestación clínica) para aislar Enterobacter y establecer su perfil de resistencia.
Pruebas bioquímicas: Identificación mediante técnicas de tinción de Gram y pruebas específicas que confirman la presencia del patógeno.
Estudios imagenológicos (en casos de neumonía): Radiografía de tórax para detectar patrones de consolidación y otros signos compatibles con infección pulmonar.
Dónde se encuentra y cómo se transmite:
Ambiente hospitalario: Es un patógeno oportunista común en hospitales, presente en superficies, equipos médicos y dispositivos invasivos.
Flora intestinal: Puede formar parte de la microbiota normal del intestino, convirtiéndose en riesgo de infección en pacientes con sistemas inmunitarios comprometidos.
Transmisión por contacto: Se difunde a través de manos contaminadas, superficies o el uso inadecuado de dispositivos médicos, facilitando la transmisión nosocomial.
Prevención:
Control riguroso de infecciones nosocomiales: Implementación de prácticas estrictas de higiene y lavado de manos en ambientes hospitalarios.
Aislamiento y desinfección de equipos: Medidas para la esterilización y manejo adecuado de dispositivos médicos y superficies en contacto con pacientes.
Uso adecuado de barreras de protección: Aplicación de guantes, batas y otros métodos de barrera para prevenir la transmisión cruzada.
Tratamiento usado en México:
Antibióticos basados en el antibiograma: Selección de fármacos (por ejemplo, carbapenémicos o cefalosporinas de cuarta generación) que aseguren eficacia ante cepas que presentan resistencia mediada por AmpC y ESBL.
Terapia combinada en infecciones severas: Uso de combinaciones antibióticas para ampliar el espectro y contrarrestar la resistencia en cuadros críticos.
Manejo de soporte clínico: Apoyo en cuidados intensivos, con rehidratación y medidas de estabilización en casos de bacteriemia/sépsis.
Serratia
Factor de virulencia:
Hemolisina (ShlA): Toxina que forma poros en las membranas celulares, provocando lisis y daño tisular, lo que facilita la invasión del huésped.
Formación de biofilm: Permite la adhesión a superficies y dispositivos médicos, protegiendo a la bacteria contra la acción de los antimicrobianos y la respuesta inmunológica.
Proteasas degradativas: Enzimas que descomponen proteínas y componentes de la matriz extracelular, ayudando a la invasión y diseminación en los tejidos.
Qué enfermedad produce:
Infección del tracto urinario (ITU): Condición frecuentemente nosocomial en la que la bacteria coloniza el tracto urinario (especialmente en pacientes con catéteres), produciendo irritación y molestias en el área pélvica.
Neumonía nosocomial: Infección pulmonar adquirida en ambientes hospitalarios, común en pacientes con ventilación mecánica, caracterizada por infiltrados pulmonares y deterioro de la oxigenación.
Bacteriemia/Sépsis: Diseminación sistémica de la infección en la sangre, que puede desencadenar una respuesta inflamatoria global y, eventualmente, llevar a shock séptico.
Principales signos y síntomas de la enfermedad que produce:
Enfermedad: Infección del tracto urinario (ITU)
Disuria: Dolor o ardor al orinar, reflejo de la inflamación en la mucosa del tracto urinario.
Urgencia urinaria: Necesidad súbita de orinar, consecuencia de la irritación vesical causada por la infección.
Fiebre leve: Aumento moderado de la temperatura corporal, manifestación de la respuesta inflamatoria del organismo.
Enfermedad: Neumonía nosocomial
Tos productiva: Expulsión de esputo, que evidencia la acumulación de material purulento en los pulmones.
Fiebre: Elevación de la temperatura corporal, indicativa de una respuesta inmunitaria sistémica frente a la infección.
Dificultad respiratoria: Sensación de falta de aire, atribuible a la consolidación pulmonar y al deterioro en el intercambio de gases.
Enfermedad: Bacteriemia/Sépsis
Fiebre alta: Marcada elevación de la temperatura corporal, signo de una respuesta inflamatoria severa a la diseminación bacteriana.
Escalofríos: Sensación intensa de frío acompañada de temblores, que suele presentarse en infecciones sistémicas.
Hipotensión: Descenso en la presión arterial, indicativo de una complicación grave que puede progresar a shock séptico.
Diagnóstico:
Cultivo microbiológico y antibiograma: Obtención de muestras (orina, sangre o esputo) para el aislamiento de Serratia y determinación de su perfil de sensibilidad.
Pruebas bioquímicas: Técnicas de identificación mediante reacciones enzimáticas que confirman la presencia del patógeno.
Estudios imagenológicos (en neumonía): Radiografía de tórax para detectar infiltrados y consolidaciones en el parénquima pulmonar.
Dónde se encuentra y cómo se transmite:
Ambiente hospitalario: Se ubica comúnmente en superficies, dispositivos médicos y soluciones acuosas, siendo un agente importante de infecciones nosocomiales.
Agua contaminada: Puede encontrarse en fuentes hídricas hospitalarias y en el sistema de suministro, facilitando su diseminación.
Transmisión por contacto directo o indirecto: Se difunde mediante el contacto con manos u objetos contaminados, especialmente en contextos de manejo inadecuado de equipos médicos.
Prevención:
Control estricto de infecciones nosocomiales: Implementación rigurosa de medidas de higiene, lavado de manos y protocolos de descontaminación en hospitales.
Esterilización y desinfección adecuada de equipos médicos: Uso correcto de métodos de esterilización para evitar la colonización de dispositivos y superficies.
Uso racional de antibióticos: Aplicación prudente de terapias antibióticas para prevenir la selección de cepas multirresistentes.
Tratamiento usado en México:
Antibióticos conforme al antibiograma: Selección de fármacos (como carbapenémicos, cefalosporinas de última generación o fluoroquinolonas) basándose en la sensibilidad específica de la cepa.
Terapia combinada en infecciones graves: Empleo de regímenes antibióticos combinados para cubrir posibles mecanismos de resistencia en casos críticos.
Manejo de soporte clínico:
Acinetobacter
Factor de virulencia:
Outer Membrane Protein A (OmpA): Proteína de membrana que facilita la adhesión a células huésped y la inducción de apoptosis, contribuyendo al daño tisular.
Formación de biofilm: Capacidad de organizarse en comunidades protegidas, lo que favorece la persistencia en superficies y dispositivos médicos.
Lipooligosacárido (LOS): Componente de la membrana externa que actúa como endotoxina e induce respuestas inflamatorias sistémicas.
Qué enfermedad produce:
Neumonía nosocomial: Infección respiratoria adquirida en el entorno hospitalario, especialmente en pacientes con ventilación mecánica, que se caracteriza por infiltrados pulmonares y deterioro de la función respiratoria.
Bacteriemia/Sépsis: Diseminación de la bacteria al torrente sanguíneo, con riesgo severo de progresión a shock séptico, común en unidades de cuidados intensivos.
Infección de heridas: Colonización y posterior infección en lesiones traumáticas o quirúrgicas, lo que puede complicar la cicatrización y desencadenar infecciones locales o sistémicas.
Principales signos y síntomas de la enfermedad que produce:
Enfermedad: Neumonía nosocomial
Fiebre: Aumento de la temperatura corporal que indica la activación de la respuesta inflamatoria ante la infección pulmonar.
Tos productiva: Expulsión de esputo purulento, señal de infiltrados o consolidación en el parénquima pulmonar.
Dificultad respiratoria (disnea): Sensación de falta de aire debido al compromiso en el intercambio gaseoso.
Enfermedad: Bacteriemia/Sépsis
Fiebre alta: Marcada elevación de la temperatura como respuesta sistémica a la invasión bacteriana.
Escalofríos: Sensación intensa de frío acompañada de temblores, reflejando la respuesta inflamatoria generalizada.
Hipotensión: Descenso en la presión arterial, señal de inminente shock séptico en casos graves.
Enfermedad: Infección de heridas
Enrojecimiento e hinchazón local: Manifestación de la inflamación en la zona afectada debido a la respuesta inmunitaria al patógeno.
Dolor en la herida: Sensación dolorosa que refleja el proceso inflamatorio y la destrucción de tejidos.
Presencia de exudado purulento: Derrame de pus que indica infección activa y acumulación de células inflamatorias.
Diagnóstico:
Cultivo microbiológico y antibiograma: Obtención de muestras (esputo, sangre, o tejido de la herida) para aislar el organismo y determinar su perfil de resistencia.
Pruebas bioquímicas: Técnicas de laboratorio que permiten confirmar la identidad de Acinetobacter baumannii mediante reacciones enzimáticas y moleculares.
Estudios imagenológicos (en casos de neumonía): Radiografía de tórax o tomografía para detectar infiltrados y consolidaciones compatibles con infección pulmonar.
Dónde se encuentra y cómo se transmite:
Ambiente hospitalario: Presente en superficies, equipos y dispositivos médicos, siendo un patógeno oportunista en unidades de cuidados intensivos.
Dispositivos médicos y superficies contaminadas: Aloja en equipos como ventiladores, catéteres y mesas, lo que facilita su persistencia y transmisión.
Transmisión por contacto directo o indirecto: Se propaga mediante manos contaminadas o contacto con objetos y superficies infectadas, sobre todo en contextos hospitalarios.
Prevención:
Control riguroso de infecciones nosocomiales: Aplicación estricta de protocolos de higiene, lavado de manos y uso correcto de barreras de protección en hospitales.
Esterilización y desinfección de equipos médicos: Procedimientos adecuados para garantizar la descontaminación de dispositivos reutilizables y superficies en áreas críticas.
Aislamiento de pacientes infectados: Implementación de medidas de contención para evitar contagios cruzados en entornos hospitalarios.
Tratamiento usado en México:
Antibióticos basados en el antibiograma: Selección de terapias antimicrobianas (por ejemplo, carbapenémicos como imipenem o meropenem) según el perfil de sensibilidad de la cepa.
Terapia combinada en infecciones graves: Uso de regímenes antimicrobianos combinados (como la asociación de colistina con otros fármacos) para contrarrestar la alta resistencia.
Manejo de soporte clínico en unidades de cuidados intensivos: Aplicación de medidas de soporte vital (rehidratación, manejo del shock, ventilación mecánica, etc.) en casos críticos.