CARTAS DE PERSONAJE: JUAN Flashcards
JUAN
Un hombre genio, millonario, playboy y filántropo ha decidido que se ha aburrido de la hípica, y decide organizar un acto benéfico abierto al público para regalar sus caballos a posibles interesados en el ámbito. Juan, por su afición hacia el mundo equino, decide asistir para probar suerte, con la buena fortuna de que consigue adoptar un caballo con un precioso pelaje de color negro, al que decidió llamar Sardinilla. ¡Es un sueño hecho realidad!
JUAN
La mentalidad de tiburón de Juan le lleva a apuntarse a hípica para poder ir en su nuevo caballo a trabajar y así no gastar gasolina. Decide asistir a la academia de hípica, donde gracias a su personalidad carismática, conoce nuevas personas con sus mismos intereses; principalmente, chicas con las que flirtea cada vez más a menudo. Sin embargo, ellas lo rechazan, una tras otra, lo que hace que Juan se plantee si hay algo en él que debería cambiar; si algo en su interior podría mejorar. En una de sus múltiples conversaciones profundas con Sardinilla, se da cuenta de que lo que necesita es acudir a un psicólogo, por mucho que en el pasado hubiera rechazado la idea. Necesita alejarse de los estereotipos dañinos que la sociedad impone al sexo masculino. Y así lo hace. ¡Qué liberación interna!
JUAN
Objetivo final: La terapia transforma a Juan. Ya no es ese típico onvre que solo mira a las mujeres desde lo físico, que se cree superior al resto por usar un tipo de colonia determinada. No, Juan ahora es distinto, ha mejorado como persona. Este desarrollo de personaje lo lleva a cuestionarse verdades cada vez más profundas, cuestiones sobre las que nunca antes se había parado a pensar. Entre ellas, su verdadera vocación. ¿Era de verdad su trabajo promedio el que quería tener durante lo que le restaba de vida? No, Juan quería algo más, y uno de sus paseos a caballo le dio la respuesta que buscaba: el convento. ¡Eso era!: Juan se haría monje. Franciscano, de los de la calvilla. Se inscribió en el seminario correspondiente, y tras varios años de arduo estudio y preparación, por fin su vocación se vio satisfecha. Ingresó como monje en el Convento de la Gloriosa Encarnación, pero por supuesto, no iba solo: Sardinilla ingresó con él, bien cuidado en los establos del convento.
