China Flashcards
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Origenes de la revolucion China, movimiento de 4 de mayo. Protagonistas, reivindicaciones y significados
El 4 de mayo de 1919 se produce una agitación en los El 4 de Mayo es un movimiento de intelectuales, donde profesores y estudiantes se consideran los pilares fundamentales. Se origina a partir de una manifestación estudiantil en Pekín, que reclamaba por la incorporación a Alemania de la provincia china de Shadong. Más allá de ese reclamo; fue un movimiento de renovación y revolución cultural, que va a perdurar en el tiempo y se va a materializar mediante la espectacular “revolución literaria” promovida por los círculos intelectuales y luego extendida hacia los otros ámbitos. Otra consecuencia va a ser la reorganización de la Universidad en Pekín. El movimiento del 4 de Mayo se presenta en sus comienzos como un movimiento iconoclasta, en el que las nuevas ideas se oponen a la tradición. Se propone adoptar la contrapartida de las ideas confucianas que predicaban el respeto de los viejos y de la tradición, la sumisión a los códigos y a los ritos, la reserva y la obediencia. Lo que se debía no era ya la exaltación del Yo y la audacia, sino por el contrario la timidez y el conformismo opresor.estudiantes, la burguesía e intelectuales al conocerse las disposiciones de la Conferencia de Paz de
París, que otorga al Japón los derechos y territorios adquiridos en China por Alemania.
Se trata de una renovación intelectual que en ocasiones se conoce como el Renacimiento Chino, se lo podría considerar una especie de movimiento de la ilustración en China, en el que se produce un movimiento intelectual en oposición al orden establecido. Dicho orden se veía identificado con la China imperial con el Confucianismo, que constituye su pilar ideológico.
Se trata en otras palabras de una crítica al fundamento mismo de la sociedad china. Los orígenes intelectuales de la revolución China son la crítica de la herencia cultural china, confrontada con la civilización occidental. Y el Cuatro de Mayo es el rechazo total y brutal del confucianismo y a sus preceptos. El movimiento del 4 de mayo no surgió de la nada, sino que hay considerarlo como el producto de un conjunto de elementos que han ido debilitando al confucianismo desde 1840. Desde que comenzaron los contactos con el Occidente este comenzó a imponerse, mediante las armas, el ferrocarril y en mayor medida mediante la enseñanza (traducción de obras y educación de jóvenes en universidades de Occidente). El interés por las ideas occidentales y su modo de enseñanza puede observarse en el aumento de la matrícula en instituciones orientadas a dicho modelo (en particular en Japón).
La base sociológica del modelo confuciano va a ser discutida en tres momentos y a instancias de diferentes actores:1) los primeros son los rebeldes, Taiping, que cuestionan la autoridad apoyados en el milenarismo cristiano y son reprimidos en nombre del confucianismo. 2) Hacia fines del siglo XIX un grupo de letrados mediante la vía burocrática de la memoria-petición, proponen al emperador un conjunto de puntos reformistas, que en cierta medida son aceptados (“Los cien días”). 3) Un tercer ataque a la ortodoxia confuciana proviene de la difusión de las ideas anarquistas surgidas en las clases intelectuales dirigentes. Estos las traen del extranjero, donde muchos cursaron sus estudios. El anarquismo chino se caracterizó por tomar las teorías más radicales del anarquismo de Occidente, y realizar críticas violentas al confucianismo.
Se produce un rechazo de los tres preceptos sobre los que el confucianismo ha hecho la base de la organización social: la subordinación del sujeto al soberano, del hijo al padre y de la mujer al marido. Estos lazos van a ser vistos como los responsables del despotismo. La occidentalización va a ser el complemento natural de la crítica a los valores tradicionales y va a aportar nuevas ideas extraídas del pensamiento de los siglos XVII y XVIII. Pero esta occidentalización no implica una simpatía con el imperialismo por el contrario, hay que considerar al movimiento del 4 de mayo como una movilización nacionalista antiimperialista (se oponía la incorporación de la provincia de Shadong al dominio alemán). Se trata de un movimiento contrario a la tradición y no a la nación china. Incluso es anticulturalista sólo por nacionalismo. Para salvar a China es necesario eliminar la cultura muerta que no es más que un estorbo.
Lejos de ser contradictorios, el nacionalismo hostil al Occidente y la occidentalización cultural se presentan como dos brotes gemelos.
El movimiento del 4 de mayo se va a propagar por toda china junto con sus ideas y reivindicaciones y va a contar entre sus herederos, al Guomindang y al Partido Comunista Chino (PCCh).
Reformas de Deng Xiaoping de 1978. Realice una resena de las principales trasformaciones.
Video referencia: https://youtu.be/mQ_XN6Y82u0?si=3x-UApP5KTXBQ7_2
Respuesta de referencia:Luego del Tercer Pleno del Comité Central en 1978, Hua Guofeng (presidente del Partido tras Mao)
salió con sus títulos intactos, pero sin su poder. Dicho poder estaba en manos de Deng Xiaoping quien,
luego de su restauración al Partido, contaba con una base social y política poderosa. Poseía el apoyo
popular de las ciudades (ante la promesa de corrección de los errores de la Revolución Cultural); de los
dirigentes veteranos civiles y militares. También, contó con los intelectuales que buscaban reformas
económicas y democratización política.
El Comité Central autorizó la política de reformas de estilo capitalista que proponía Deng y la
combinación del “ajuste por mercado” con el “ajuste por el plan”. Así, en cuanto a lo económico, entre
1978-1979 Deng favoreció varias medidas de descentralización y soluciones de mercado para romper
con el rígido sistema chino de planificación económica central. También, redujeron las inversiones en la
industria pesada y la construcción en beneficio de la industria ligera y la agricultura. Aumentaron los
precios pagados por los productos agrícolas a los campesinos; mientras que los trabajadores urbanos
recibieron bonos. Es decir, incrementaron la capacidad de consumo tanto de la ciudad como del campo. Hubo un renacimiento de la empresa privada urbana y rural, con la intensión de llenar un vacío en los
sectores de venta al por menor y de servicio.
Deng implementó la política de “puertas abiertas” que aceleró la integración de China al mercado
capitalista. Esta implicó un flujo de capital extranjero para financiar empresas industriales, alivio a la
escasez de moneda extranjera, mayor acceso a tecnología avanzada y mayores empleos. Empero,
convirtió a China en un país deudor y dependiente de las fluctuaciones del mercado mundial. Deng
también realizó una reforma agraria (1979-1980) que significó una desmantelación de las comunas y el
reemplazo de la producción agrícola colectiva por el Sistema de Responsabilidad Familiar. Bajo este, las
familias campesinas individuales establecían acuerdos para el uso de parcelas de tierra. En la industria
urbana, hubo una descentralización de la toma de decisiones económicas que se traspasó a las empresas
individuales, pudiendo determinar los planes de producción, salarios y precios de acuerdo a las
condiciones de mercado. Las consecuencias de las medidas económicas (sobre todo con la
descolectivización) aplicadas fueron el crecimiento de las desigualdades económicas entre el campo y la
ciudad y la creación de nuevas divisiones de clase, con el nacimiento de trabajadores migratorios.
Asimismo, la economía de mercado necesitaba de una clase capitalista que fue cubierta por funcionarios
del Partido, generando una orgía de aprovechamiento y corrupción burocrático.
Respecto a lo político, Deng propuso la restauración de las normas organizativas leninistas del
Partido, conservando el monopolio del poder político. En lo ideológico, Deng necesitaba desmitificar la
figura de Mao. Empero, no podía denunciarlo como un tirano porque ello habría socavado la legitimidad
política del estado comunista y la validez moral de la revolución. Entonces, hubo una redefinición del
“Pensamiento de Mao”, fue purgado de sus ideas más radicales y vinculado con la sabiduría colectiva
del Partido. La imagen de Mao fue repensada como un líder revolucionario, alabando su desarrollo
económico y transformación socialista durante los primeros años de la República Popular. Se criticó los
errores “izquierdistas” en los últimos años de su gobierno (Gran Salto, Revolución Cultural). Así, se
preservó la imagen de Mao como un símbolo revolucionario, modernizador y nacionalista; pero
repudiando su radicalismo socioeconómico, ello dio pie a las reformas de mercado.
Asimismo, para proteger al nuevo estado comunista se adoptaron nuevas defensas ideológicas. El
neo-autoritarismo servía como justificación de la existencia de un estado fuerte y un gobernante poderoso
en aras de mantener el desarrollo económico moderno y para domesticar a las masas. En relación con
esto, hacia 1989 estalló el Movimiento por la Democracia. Originalmente integrado por intelectuales,
luego se sumaron estudiantes y, hacia el final, trabajadores (descontentos por las consecuencias sociales
del sistema de mercado). El movimiento estaba en contra del autoritarismo y buscaba una democratización política. Deng ya había enfrentado y reprimido un movimiento similar (intelectuales
que habían apoyado a Deng frente a Hua) entre 1978-1981. Finalmente, este movimiento (1989) fue
reprimido por el Ejército Popular de Liberación (ley marcial dictada por Deng).
En suma, con Deng hubo una combinación de desarrollo capitalista con dictadura política, aspecto
prefigurado por las doctrinas neo-autoritarias que surgieron en la década de 1980. Asimismo, desde 1978
la economía china ha crecido un 10% anual (Meisner, 2007, 82). Empero, a pesar del desarrollo
capitalista, los dirigentes todavía reclamaron una ascendencia socialista marxista.
Crisis económica en china del siglo xix. En que consiste y cuales son sus causas:
Respuesta de referencia: La dinastía Qing, originarios de la región de Manchuria, gobernó el Imperio chino entre 1633-1912.
Al ser una dinastía extranjera, debieron realizar una alianza con las elites de la era Ming; asimismo, adoptaron las instituciones autocráticas y centralizadas del imperio anterior. Durante sus primeras décadas, hubo gran prosperidad. La política agraria favoreció a los pequeños campesinos al imponer tasas ligeras y la agricultura llegó a un máximo grado de desarrollo con la introducción de nuevos cultivos adaptables a todo tipo de suelo y permitiendo la producción en todo el año. Respecto al comercio y la artesanía, hubo una expansión de las plantaciones de té, la industria del papel y la caña de azúcar y la producción de cerámica. China amplió sus redes de comercio luego de 1683. Empero, hacia fines del siglo XVIII comenzó a palparse un clima cargado de tensiones por la
crisis de finanzas públicas, el aumento de la corrupción y la agitación campesina. A finales del reinado del emperador Qianlong se observa un despilfarro económico: guerras lejanas (Asia Central), gastos de la corte y aumento de las malversaciones.
En medio de estas tensiones, el Imperio chino ingresó al siglo XIX en donde las potencias
extranjeras jugarán un rol importante. En este sentido, en las causas de la crisis del siglo XIX en China podemos identificar factores externos. Las guerras del opio enfrentaron al imperio con naciones extranjeras (armada británica: 1839-1842; armada francobritánica: 1856-1860). Lo que motivó el enfrentamiento fue el déficit de la balanza comercial china debido a la introducción del comercio inglés del opio, comercio gracias al cual los británicos evitaron un déficit en su propia balanza. Empero, el resultado de las guerras fue una serie de tratados desiguales para China. El tratado de Nakín (1842) cedía Hong Kong a Gran Bretaña, indemnización por 21 millones de dólares de plata y abría al comercio (importación de opio) tres puertos además del de Cantón (Gernet, 2005, 477). Hacia fines del siglo XVIII se observa una serie de factores internos de degradación del estado y
del equilibrio social. Entre 1795-1803 se desarrollaron las primeras insurrecciones campesinas de la época debido a la escasez de tierras (gran aumento demográfico en el último siglo) y al incremento de las tasas para recuperar las finanzas públicas. Ello llevó a que algunos campesinos se proletarizaran al no poder pagar las cargas fiscales y vender sus tierras. Este déficit en el tesoro público se debió al despilfarro y corrupción de la corte Qing. Asimismo, se observa un déficit en la balanza comercial y la devaluación en la moneda. El comercio del opio británico contribuyó a este déficit; pero también la inversión de la balanza comercial china (1820-1825) coincidió con los inicios de una nueva caída de valor de la plata en el mercado internacional, por lo cual las potencias adoptaron el patrón oro. Entonces, mientras su moneda se despreciaba en el mercado mundial, la plata abandonaba China en el siglo XIX. Recordando que el sistema monetario chino fue bimetal de plata-cobre, el alza de los precios de la plata y la devaluación monetaria perjudicó gravemente a los sectores más desfavorecidos.
Estas tensiones desembocaron en las sublevaciones de mediados de siglo (1850-1878). La rebelión de los Taiping (1850-1864) se originó en la China tropical. Fueron un movimiento igualitarista, revolucionario, antiterrateniente, puritano y feminista. Confiscaban y repartían tierras de forma entre los que estaban en edad de cultivar. El movimiento se extendió rápidamente, pero el ejército manchú no estaba preparado para enfrentarlos. Así, la defensa se organizó bajo la iniciativa de la administración china de las provincias y de los letrados quienes se sintieron amenazados por la rebelión contra el orden establecido. Otras sublevaciones aparecieron: Nian (1851-1868) fue un movimiento revolucionario y antimanchú pero que parecía no contar con objetivos definidos. Insurrecciones de chinos musulmanes (1855-1878), las discriminaciones por parte de los Han y la administración imperial fueron la base de la sublevación. Finalmente, el fracaso de la modernización industrial, debido a los conflictos vividos, fue vislumbrado en la derrota humillante de China en la guerra sinojaponesa (1894-1895) que terminó con su independencia económica, territorial, política y militar. Esta gran crisis social y económica provocó una caída demográfica que alivió la presión que sufría el imperio. En lo económico se produjo destrucción, saqueos y retraso de la modernización; mayor injerencia extranjera con la creación de las primeras concesiones; agravamiento de las cargas comerciales (lijin). En lo político hubo debilidad en el ejército manchú y ascenso de nuevos comandantes
(administradores, letrados); percepción de descentralización imperial.
Respuesta a comparar:
China no era un país con un gran atraso técnico con respecto a los occidentales, pero si el mundo chino no consiguió entrar en la era industrial en el momento oportuno, no fue por su incapacidad sino por la conjunción de dos fenómenos: la crisis interna de 1860/1875 y la presión económica del imperialismo extranjero. Los privilegios adquiridos por los comerciantes occidentales debilitaron la economía china, el cerco de las naciones occidentales, la presencia de misioneros y los ataques extranjeros llevaron a una reacción tradicionalista.
No debe verse a la agresión extranjera y los privilegios obtenidos por ésta, como la única causa del fracaso de la modernización, pero contribuyeron a ella, pues la economía debilitada por las guerras civiles, se perjudicó por la industrialización militar para hacer frente a la agresión imperialista, suscitando además un movimiento de hostilidad cada vez más radical que disminuía las posibilidades de transformación. Pues fue cuando se desarrollaron las guerras civiles, cuando Inglaterra y el resto de los países occidentales, arrancaron a China derechos más extensos de los que habían obtenido durante la guerra del opio. Inglaterra se aprovechó de la situación interna china para extender el tráfico del opio.
Los privilegios adquiridos por los extranjeros tendrán 2 consecuencias. A) Económicas: debilitando la economía china afectada por las sublevaciones y que provocaron desequilibrios que recayeron sobre las provincias en las que no se instalaron los extranjeros. Los puertos abiertos constituyen polos de atracción para el capital y la población china, al mismo tiempo el comercio extranjero hace más dependiente a la economía china del mercado mundial y por lo tanto más vulnerable a las variaciones del mismo. Los productos extranjeros pagaban un 5% de impuesto por el ingreso y no pagaban la lijin, el impuesto de tránsito interno que pesaba sobre los productos chinos, favoreciendo las importaciones, que a pesar de no ser consumida por la mayoría de la población pobre, afectaron a la artesanía y agricultura, pues el algodón, tabaco y opio se desarrollaron a expensas de los productos alimenticios. Además, las compañías navieras británicas y norteamericanas absorbieron la mayor parte del tráfico de la red fluvial en manos de los sampanes y juncos chinos, incrementando la desocupación. B) Político-moral: fricciones y conflictos frecuentes entre extranjeros y chinos, aumento de la hostilidad hacia los occidentales y formación de un movimiento reaccionario a las novedades. Conocimiento de estrategias de guerra, fabricación de armamentos, científico, etc.
Las manifestaciones del desconcierto A mediados de septiembre de 1888 un grupo de intelectuales reformistas se imponen al gobierno de Pekín poniendo en marcha una serie de reformas inspiradas en el modelo japonés y ruso: modernización de los exámenes de ingreso, reforma de la administración, creación del ministerio de economía, etc., son los 100 días de reformas. Estos estaban apoyados por los líderes militares pero pronto, los abandonaron por su conservadurismo, permitiendo al gobierno recuperar el control y ejecutar a parte de los reformistas, mientras que otros se refugiaron en Japón. A pesar de ello, la miseria de los campesinos, la hostilidad hacia los occidentales, el desempleo, son las raíces de una agitación generalizada del campesinado en los últimos años del siglo XIX. Reaparecen las sociedades secretas xenófobas: los bóxers atacan a las fábricas y tiendas que venden productos importados, a los chinos conversos y a los misioneros; su sublevación se extiende interviniendo las potencias extranjeras. Los cortesanos que los apoyaban triunfan en la corte y se declara la guerra oficial del imperio de los Qing a las naciones occidentales, no participando en ella los gobernadores militares de las provincias. Entre junio y agosto de 1900, los occidentales recuperan Tianjin y marchan sobre Pekín, el emperador y su consorte huyen a Xian; la capital es saqueada y se organizan expediciones sobre las ciudades del Norte. El protocolo firmado en Pekín en 1901 impuso una indemnización de 450 millones de dólares de plata, la prohibición de toda actividad hostil a hacia los extranjeros, el cese de la importaciones de armas, el desmantelamiento de los fuertes de Dagu, el control de las tropas extranjeras del ferrocarril Tianjin-Pekín, la ejecución de altos dignatarios, etc. La sublevación de los bóxers le permitió a Rusia ocupar Manchuria provocando el conflicto ruso-japonés de 1904/1905, siendo los rusos derrotados.
Maoismo en china. Balance economico desde el 49 al 76. Refleciones sobre las transformaciones.
Video referencia: https://youtu.be/-GZ4dD8lAoU?si=S5FmDsILeI7svbfB
https://youtu.be/4GB0hAUrKks?si=BNQEItgHbqi0PwWe
La china de 1949 difería de la Rusia de 1917 en muchos otros aspectos. En
1949 Mao no necesitaba escribir un equivalente del tratado utópico de Lenin
“El estado y la Revolución”. Era suficiente escribir “Sobre la dictadura
democrática del pueblo”. Aquí Mao reafirmaba el compromiso con los
objetivos socialistas y comunistas, pero relegaba su realización a una época
futura imprecisa, mientras enfatizaba que los objetivos inmediatos eran la
creación de un fuerte poder estatal y la construcción económica. En China, a
diferencia de Rusia, el establecimiento de un estado autoritario que unifico la
nación y proveyó de un orden político, fue más la realización de las esperanzas
populares que la traición de una promesa revolucionaria.
Para la gran mayoría del pueblo chino y para sus nuevos dirigentes comunistas,
1949 fue un momento de gran optimismo y esperanza. Y lo que era posible en
ese momento era esencialmente la realización de la largamente postergada fase
“burguesa” de la revolución china: unificación política nacional, reforma
agraria y lo que prometía ser un largo y arduo proceso de desarrollo económico
moderno. En China, a diferencia de Rusia, la victoria política no produjo
esperanzas del inminente surgimiento de un orden perfecto de justicia y
equidad.
La estabilidad política y el desarrollo eran el orden del día. Mao aceptaba
como la mayoría de los dirigentes comunistas, la visión marxista fundamental
de que el desarrollo de las fuerzas materiales de la producción era el requisito
esencial para la trasformación socialista de la sociedad. Mao anuncio que el nuevo estado no sería una república burguesa, sino una
“república popular”. Y la nueva república popular seria “un estado de la
dictadura democrática del pueblo, un estado bajo el liderazgo de la clase
trabajadora y basado en la alianza de obreros y campesinos”. Además, el nuevo
orden político descansaría sobre una base social aún más amplia, ya que los
obreros y campesinos formarían parte de un “frente nacional unido”. Aunque China era un país mayoritariamente agrario en 1949, más de 60 millones de chinos vivían en ciudades de más de 100 mil habitantes, y la
población urbana crecía rápidamente. Las políticas económicas de la República Popular no fueron nunca puramente
“nacionalistas”, pero en los primeros años se ajustaron en gran medida a la
concepción maoísta de un proceso revolucionario que todavía estaba en su
etapa “nacional” o “democrático-burguesa”. En las áreas rurales, la campaña de
reforma agraria de 1949-1952 no produjo una economía socialista, sino una
gran clase de agricultores campesinos individuales pequeño-burgueses. En las
ciudades, las formas socialistas y capitalistas se mezclaron por un tiempo en
una “economía mixta”, pero de un tipo casi único. Las industrias,
organizaciones comerciales y bancos de propiedad de la “burguesía
democrática” (aquellos que habían estado aliados políticamente al Guomindang
o económicamente vinculados a intereses extranjeros) fueron inmediatamente
confiscados y nacionalizados sin compensación. A través de la nacionalización,
el nuevo estado fue propietario de la mayoría del sector moderno de la
economía desde el principio. Sin embargo, a más de un millón de pequeños
comerciantes y artesanos se les permitió continuar con la propiedad privada de
sus empresas industriales y comerciales y dirigirlas de una manera formalmente
capitalista.
El funcionamiento del sector privado, sin embargo, estaba estrechamente
restringido. Precios, salarios y condiciones de trabajo eran determinados por el
estado. En las fábricas de propiedad privada, los sindicatos y consejos obreros,
ambos bajo la dirección del Partido, imponían las políticas y regulaciones
estatales, y también jugaban un papel de supervisión en la administración de las
empresas. Y de manera más importante aún, las fábricas privadas dependían del
estado tanto para el suministro de materias primas a fin de producir sus bienes
como para los mercados a fin de venderlos. Esta en resumen, era una forma de capitalismo de estado. Se trataba de un nuevo estado persiguiendo nuevos fines
sociales. No obstante, si era capitalismo.
En el apoyo al renacimiento del “capitalismo nacional” estaban involucradas
consideraciones más que solo ideológicas. Para reconstruir una economía
destruida y establecer las bases para el futuro desarrollo económico, era
oportuno rehacer lo que había existido y entonces edificar sobre ello. Cualquier
programa para la expropiación y nacionalización total habría desembocado
inevitablemente en un caos organizativo. Y de manera más importante, el
renacimiento del capitalismo era necesario para utilizar la capacidad
administrativa y la experiencia técnica que solo la burguesía poseía.
La época del “capitalismo nacional” alcanzó su pico en 1952-1953 y declinó
rápidamente después de ese momento, cuando las empresas privadas
industriales y comerciales fueron nacionalizadas completamente, o
reorganizadas como empresas conjuntas privadas –estatales. Para 1956, el
sector privado de la economía urbana había dejado de existir, y todas las
empresas industriales y comerciales de tamaño significativo habían sido
efectivamente nacionalizadas. Lo poco que quedaba de las empresas privadas
quedo confinado a los artesanos independientes, pequeños comerciantes y
vendedores ambulantes. A pesar de que continúo disfrutando de un nivel de
vida relativamente alto en las ciudades, la burguesía nacional era una clase
agonizante. Pero si el capitalismo nacional solo había disfrutado de una vida
breve en la historia de la República Popular, había cumplido con el papel
económico que le había sido asignado; para 1952 la industria y los comercios
urbanos prosperaban.
El nuevo gobierno había solicitado la cooperación de las elites urbanas que
poseían los conocimientos especializados necesarios para la reconstrucción
nacional: los intelectuales liberales y la intelligentsia tecnológica, los
burócratas y administradores urbanos que quedaron del viejo régimen, y la
burguesía nacional. Una vez logradas la estabilidad política y económica, los
comunistas se dispusieron rápidamente a dejar de apoyarse en quienes
consideraban los elementos menos políticamente confiables de la población
urbana. Comenzando a fines de 1951 y 1952, este proceso tomo la forma de 3
campañas políticamente represivas: el movimiento de reforma del pensamiento,
dirigido principalmente contra los intelectuales; la campaña SANFAN, contra
la corrupción e ineficiencia burocráticas; y la campaña WUFAN, que fue
esencialmente un ataque contra la burguesía. Los nuevos movimientos tenían
como objetivos específicos a los grupos particulares de elite en las ciudades.
Las campañas urbanas no iban dirigidas a destruir grupos, sino más bien a
establecer un firme control político sobre ellos. Los ataques eran para politizar
a la gente con habilidades, a la vez que se los preservaba a ellos y a sus talentos
para servir a la sociedad.
Las campañas de 1951-1952 sirvieron para consolidar el poder comunista en
las ciudades y marcaron el comienzo del fin de la época de la “nueva
democracia”. Para comienzos de 1953, las administraciones civiles, la
economía y las instituciones educativas de la China urbana estaban firmemente
bajo el control del Partido y del centralizado aparato de estado que dirigía. El
nuevo régimen era autoritario y represivo, pero las ciudades eran gobernadas
con honestidad y eficacia por 1era vez.
En 1949 los comunistas habían anunciado que su objetivo sería: “3 años de
recuperación y luego 10 años de desarrollo”. Para fines de 1952, con la
restauración de las ciudades y el final de la campaña de reforma agraria en el
campo los nuevos gobernantes habían cumplido la mitad de esa promesa.
Ahora su atención estaba en industrializar un país todavía atrasado y
empobrecido. Peor la industrialización traería consecuencias sociales, políticas
e ideológicas imprevistas, y para Mao indeseables. Y el desarrollo industrial de
las ciudades plantaría más agudamente el problema crítico de la relación entre
ciudad y campo en la nueva sociedad, una cuestión que dominaría la entera
historia de la República Popular. En las ciudades, los comunistas habían tenido
éxito en revivir la economía, y el poderoso estado que habían creado ejercía un
control centralizado efectivo sobre las áreas urbanas, pero sus lazos
sociopolíticos con la creciente clase obrera urbana permanecían débiles y
tenues. En el campo, por otro lado, los comunistas tenían profundas raíces
políticas entre el campesinado, raíces que la campaña de reforma agraria de
1950-1952 extendió y reforzó. Y el Partido Comunista permaneció como un
“partido campesino” en el sentido de que los campesinos constituían la mayoría
abrumadora de sus miembros. Pero estas raíces políticas existían en una
economía agraria de baja productividad y todavía basada en el sistema de
propiedades individuales campesinas. Por esto, la industrialización de la
República Popular comenzaría sobre la base de una frágil economía agrícola. Cuando se proclamó formalmente la República Popular en 1949, la reforma
agraria había sido llevada a cabo en no más de un 1/5 de las aldeas de China.
Los comunistas estaban determinados a extender el proceso y a hacerlo muy
rápido. Detrás de esta determinación yacía algo más que una exigencia
ideológica de eliminar las relaciones socioeconómicas feudales en las áreas
rurales. También estaban involucradas una variedad de consideraciones
económicas y políticas cruciales. Por un lado, la reforma agraria era necesaria
para mantener la base de apoyo popular del nuevo régimen; “la tierra para el
que la trabaja”, era la promesa hecha a los campesinos pobres. La
universalización de la reforma agraria era una necesidad por otras dos razones.
En 1er lugar, destruiría a la clase de aristócratas –terratenientes (y así eliminaría
una potencial amenaza contrarrevolucionaria), establecería el poder político
comunista en las aldeas y por esto promovería la construcción de un estado
centralizado que ejerciera firme control administrativo sobre el campo. En 2do
orden, la reforma agraria era una necesidad económica para la nueva sociedad.
Se había anticipado que expandiría la producción agrícola, al menos dentro de
los límites impuestos por la tecnología tradicional, establecería la base política
para una revolución tecnológica en la agricultura sobre la cual descansaban las
esperanzas de un desarrollo industrial moderno, y proveería la base para una
futura transformación socialista en el campo.
Con la victoria militar asegurada para la primavera de 1949, el énfasis se
dirigió desde la movilización política del campesinado al establecimiento de un
nuevo orden estatal y a la preocupación por una economía agraria estable.
La necesidad de mantener la productividad de la economía rural durante el
curso de la transformación social revolucionaria fue reconocida como esencial
para la viabilidad política y económica de nuevo estado por todos los dirigentes
comunistas, incluido Mao.
Las tierras y propiedades de los terratenientes (el 4% de la población rural que
poseía alrededor del 30% de las tierras cultivadas) serían confiscadas y
10
MEISNER, M.: La China de Mao y después. Una Historia de la República popular
redistribuidas entre los campesinos pobres y sin tierra, así como las tierras
institucionales tales como las propiedades en manos de santuarios y templos de
las aldeas, monasterios, iglesias y escuela. Pero los terratenientes desposeídos
recibirían parcelas de tierra del mismo tamaño que los campesinos pobres “para
que así puedan ganarse la vida con su propio trabajo y por ende reformarse a
través del trabajo”. Después de 5 años de actividad productiva y lealtad política
demostrada, el estigma del “estatus de clase terrateniente” podría ser eliminado.
Mientras el papel tradicional económicamente parasitario de la aristocracia
agraria seria eliminado, sus funciones económicamente beneficiosas serian
preservadas, aun cuando estas últimas a menudo involucraban la explotación de
la mano de obra.
Con respecto a los campesinos ricos, (eran solo el 6% de la población, pero sus
granjas sumaban la mitad de la producción agrícola total) les estaba permitido
involucrarse en dos tipos tradicionales de exportación rural: podían contratar
trabajadores agrícolas y arrendar parte de sus propiedades a granjeros
aparceros.
Se hicieron esfuerzos especiales para incrementar la productividad económica y
ganarse la cooperación política de los campesinos medios. A pesar de que
constituían el 20% de la población rural, 1/3 de la dirigencia de las asociaciones
campesinas seria extraído de los campesinos medios. Ninguna de sus tierras o
propiedades fue sujeta a confiscación, y la introducción de la nueva categoría
de “campesinos medios acomodados” les permitió extraer el 25% de sus
ingresos de la explotación, o sea contratando trabajadores o arrendando parte de
sus tierras. A pesar de que la Ley Agraria de 1950 fue un documento
relativamente moderado, que preservo la posición económica de los
campesinos medios y de la mayoría de los campesinos ricos, mantuvo el
impulso revolucionario social principal de la reforma agraria, la destrucción de
la clase aristocrática terrateniente. Sin embargo, dispuso menos de lo que había
sido prometido en las consignas alrededor de las cuales las masas de
campesinos pobres se habían unido a la causa comunista durante la guerra civil:
“la equitativa distribución de la tierra “y “la tierra pertenece al que la trabaja”.
La promesa fue dejada incumplida porque todo intento de obtener la completa
igualdad en el campo habría causado estragos en la economía rural. La
destrucción de la aristocracia como clase social era vista como un objetivo
bueno y necesario, pero no un fin en sí mismo. Como el párrafo inicial de la
nueva Ley Agraria aclaraba, el objetivo a largo plazo era “liberar las fuerzas
productivas rurales, desarrollar la producción agrícola y por esto establecer el
camino para la industrialización de la Nueva China”. La misma reforma
agraria, por muy igualitaria que fuera, no resolvería el problema de la pobreza
del campesinado, un problema que solo podría ser resuelto incrementando la
producción agrícola total mediante el desarrollo de la industria y tecnología
modernas.
La reforma agraria era considerada por los comunistas -quizás no por sus
partidarios campesinos en ese momento- solo como la 1era etapa de una
revolución social y económica a largo plazo en el campo, solo un 1er paso en
el camino hacia la colectivización final de la agricultura y a la industrialización.
Una vez que las fuerzas de la lucha de clases dentro de las aldeas se desataron,
no sería fácilmente controlada por las regulaciones oficiales o restricciones
burocráticas. Tanto la resistencia de las clases rurales relativamente
privilegiadas como la exigencia de tierra de los campesinos pobres (y de
venganza contra sus antiguos opresores) resultarían más fuertes de lo que los
dirigentes de Beijín habían previsto.
Se produjeron serios problemas desde el principio. En el sur, las organizaciones
clánicas (que atravesaban las líneas de clase) eran más fuertes que en el norte, y
la organización del Partido era más débil. El poder social y económico de los
terratenientes también era mayor en la mayoría de las nuevas áreas liberadas de
lo que había sido en las provincias del norte, y la aristocracia utilizaba los lazos
de parentesco para protegerse a sí misma y a todo lo que pudiera de sus
propiedades de la inminente revolución social; muchos huyeron a las ciudades
para esconderse entre sus parientes, ocultaron algunas de sus propiedades
“prestándolas” a los miembros más pobres de su clan en las aldeas. A veces
simplemente sobornaron a los campesinos para que resistieran la
transformación de las relaciones tradicionales. Además, el envió de
trabajadores norteños para la reforma agraria al sur y al oeste a menudo creaba
conflictos políticos con los cuadros y funcionarios locales del Partido.
La reforma agraria usualmente comenzaba con la organización de las
asociaciones campesinas y las milicias populares, las 1eras reemplazaban al
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MEISNER, M.: La China de Mao y después. Una Historia de la República popular
tradicional sistema de los ancianos de la aldea extraídos de las familias más
ricas, mientras que las ultimas reemplazaban lo que quedaba del viejo sistema
BAOJIA de autodefensa militar local y que continuaban siendo
mayoritariamente “matones locales” , pandillas criminales armadas ,
usualmente a disposición de la aristocracia , involucradas en terrorismo y
extorsión contra los campesinos. Muchos de los matones locales fueron
ejecutados o arrestados cuando las fuerzas militares comunistas entraron en las
aldeas. Con el poder político comunista establecido a través de estas nuevas
organizaciones aldeanas, la campaña se volcó hacia objetivos sociales y
económicos. primero los terratenientes debieron rembolsar los depósitos de
arriendo, y luego comenzó el complejo proceso de definir el estatus de clase de
los aldeanos e identificar la propiedad de las tierras. Estos eran asuntos
controvertidos y las decisiones a menudo fueron arbitrarias ya que las líneas de
clase social dentro de las aldeas tendían a ser fluidas, puesto que la
superposición y los derechos de propiedad eran a veces inciertos.
La determinación de estatus de clase y la propiedad de la tierra fue el comienzo
a la confiscación de la tierra y su redistribución, y produjo el fenómeno más
inusual: un esfuerzo de los aldeanos para presentarse lo más bajo posible de la
jerarquía social.
La determinación del estatus social y la propiedad de la tierra fue el preludio a
la confiscación de la tierra y su redistribución, y produjo un fenómeno inusual:
los aldeanos se esforzaban para presentarse lo más abajo posible en la jerarquía
social.
A cada familia se le asignó un estatus cargado de consecuencias sociales,
económicas y políticas. Este trazado de líneas de clase inauguro el periodo de
luchas de clase abierta en las aldeas. El propósito de la reforma agraria era
desposeer, humillar y desacreditar políticamente a la aristocracia ante el
campesinado. En las “reuniones de lucha” los campesinos denunciaban
opresores y los terratenientes eran el principal objetivo de esas reuniones.
La guerra de Corea estalló el mismo año que se promulgo la ley de reforma
agraria, pero tuvo repercusiones internas recién a finales del mismo. Muchos
terratenientes pensaban que el régimen duraría poco y pronto volverían a la
situación anterior y endurecieron su posición. La guerra aumentaba el temor del
nuevo gobierno de una contrarrevolución, el que se centraba en la aristocracia.
Esta junto a la burguesía burocrática eran las clases que los comunistas querían
eliminar; y mientras permanecían escondidas, la guerra de Corea se iba
intensificando y las tensiones políticas creciendo, Beijing ordenaba políticas
cada vez más radicales y la intensificación de la lucha de clases. Las
consideraciones políticas comenzaron a pesar más que los intereses
económicos, por lo que las reuniones eran cada vez más frecuentes y los juicios
y veredictos más duros. Así, muchos terratenientes fueron ejecutados o
enviados a campos de trabajo forzado, mientras que a los que tuvieron más
suerte se les asignaron pequeñas porciones de tierra y redujo a cultivadores.
Excepto en las regiones pobladas por minorías nacionalistas, la campaña de
reforma agraria estaba sustancialmente completada para fines de 1952. Su
mayor logro había sido la destrucción de la aristocracia como clase social.
Entre 1950 y 1952 el producto agrícola total aumento a una tasa del 15%
anual. Los efectos destructivos de la reforma agraria fueron recompensados con
los proyectos de irrigación y control de la inundación de 1949; y por el
incremento de la superficie cultivada, las campañas contra las plagas y aumento
en el uso de insecticidas y fertilizantes.
La reforma agraria completo la revolución social en la China rural pero no
produjo una revolución económica en la agricultura. Los frutos del trabajo
campesino estaban mejor distribuidos, y algunos de los peores horrores de la
vida fueron eliminados, aunque la pobreza continuo.
Los límites de la reforma agraria eran conocidos de un principio. Liu Shaoqi
había advertido que “el objetivo básico de la reforma no era simplemente
socorrer a los campesinos empobrecidos sino desarrollar ampliamente la
producción agrícola e industrializar China, que sería lo que ayudaría a resolver
el problema de la pobreza campesina”; ahora las cargas del atraso eran
repartidas más equitativamente.
Los campesinos pobres y sin tierra se beneficiaron inmediatamente de la
confiscación y redistribución de casi la mitad de la tierra cultivada en China.
Aunque estos beneficios no hicieron que dejaran de ser pobres y seguís
habiendo explotación del trabajo ya que algunos campesinos ricos todavía
arrendaban tierra a algunos aparceros y empleaban trabajadores asalariados.
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MEISNER, M.: La China de Mao y después. Una Historia de la República popular
Los beneficios de la reforma agraria fueron neutralizados en cierto punto por
los nuevos problemas económicos que crearon. Con la nueva fragmentación y
distribución de la tierra se intensifico la barrera a la productividad; el problema
del crédito rural se acabó ya que los campesinos ricos y medios, quienes
contaban con los medios para realizar prestamos, no estaban en condiciones de
hacerlo por la baja tasa de interés que el nuevo estado pretendía, y este último
no contaba con los medios para realizar préstamos. Además los impuestos
crecieron al 30% de las cosechas anuales, aunque ahora eran los campesinos
ricos los que soportaban las cargas más pesadas. Sin embargo las condiciones
materiales de la mayoría de los campesinos mejoraron, aunque el problema
general de empobrecimiento rural permaneció.
La aristocracia fue reemplazada por una nueva dirección rural de jóvenes
activistas campesinos pertenecientes al campesinado pobre y ligado a la política
nacional. Se destruyeron las lealtades tradicionales regionales, locales y
familiares y el establecimiento del control del estado centralizado, el
aislamiento local de las aldeas fue roto, los campesinos llegaron a ser parte de
la política nacional y fueron introducidos cada vez más en la economía de
mercado nacional. La penetración del estado en las aldeas y la abolición del
latifundismo le permitieron a este apropiarse de la mayor parte del excedente
económico agrario. Esto será lo que permitirá a China industrializarse.
Otra trasformación, fue la de la conciencia política del campesinado ya que la
reforma fue producto de iniciativas y reuniones masivas de los campesinos.
Especialmente para los campesinos que no habían participado de ninguna
experiencia sicológica profundamente traumática y una acción política
profundamente reveladora que les infundo una nueva sensación de su propio
poder y les dio nuevas esperanzas para el futuro.
La consumación de la campaña provoco el establecimiento de un sistema de
propiedades campesinas individuales que reflejaba el carácter burgués del
proceso revolucionario chino. El gobierno emitió títulos de propiedad y estos
fueron habilitados a comprar, vender o arrendar sus tierras.
Para los comunistas la propiedad individual campesina era una fase temporaria
en el desarrollo socioeconómico del campo, hacia la colectivización. Cómo y
cuándo tendría lugar dicha colectivización de la producción agrícola, y la
cuestión de la relación entre la industrialización de las ciudades y la
socialización del campo, eran cuestiones que dominaría la historia de la década
siguiente. Los comunistas chinos no estaban obsesionados por los dilemas marxistas
planteados por el subdesarrollo económico, pero no había nada satisfactorio en
los problemas económicos objetivos que enfrentaban. Aun en sus niveles
máximos en 1949, el sector industrial moderno de China era menos de la mitad
de la Rusia y su población el cuádruple. La base industrial China era pequeña y
estaba construida casi en su totalidad bajo patrocinio imperialista extranjero,
por lo que era muy dependiente de las relaciones económicas exteriores.
Además su tecnología era muy primitiva y contaba con un alto porcentaje de
analfabetismo y un nivel educativo muy bajo.
Cuando a fines de 1952 cuando el gobierno anuncio el Primer Plan Quinquenal
la producción agrícola e industrial de China era muy baja, era mucho menor de
la que había tenido Rusia cuando el gobierno dicto dicho plan y además
contaba con una infraestructura de transporte mucho menos desarrollada.
Así es que China arranco su campaña hacia el desarrollo industrial en
circunstancias económicas mucho menos favorables que en las que se encontró
Rusia al iniciar la suya; y podría decirse que fue esa conciencia de atraso la que
le dio a los comunistas chinos una determinación aun mayor para superarlos.
Los chinos pensaban que el reordenamiento socialista de la sociedad y la
construcción de las bases materiales para lograr el desarrollo económico
necesario para producir una sociedad socialista debían ser realizados utilizando
los recursos políticos y humanos disponibles. Lo que debía ser realizado de
manera simultánea y en ese momento. Esta fue la razón para el comienzo del
primer plan quinquenal de industrialización en el 53 ́ fue acompañado por
anuncios de que la fase democrático-burguesa de la revolución estaba
terminando y comenzaba la fase socialista. El 1 de octubre de ese año el
gobierno proclamo “la línea general para la transición al socialismo”.
Los comunistas chinos veían el problema de construir una sociedad en un país
económicamente atrasado como una enorme tarea practica pero no creían que
el socialismo pudiera ser construido en medio de condiciones de pobreza. La
tesis de que el socialismo exigía la industrialización fue un tema
constantemente enfatizado en los escritos marxistas chinos y quien más lo
destaco fue Mao.
Este plan estaba orientado a la industria pesada. El socialismo en este momento
significaba la abolición más o menos gradual de la propiedad privada. En las
ciudades esto resulto en la nacionalización de la mayoría de lo que quedaba del
sector privado de la economía urbana entre 1953-1956. En el campo se limitó a
la gradual introducción de formas cooperativas de cultivo de la tierra en una
economía rural basada en la propiedad campesina individual. Recién en 1955,
con la campaña para la rápida colectivización, las relaciones sociales rurales
fueron trasformadas hacia el socialismo. Pero la esencia del primer plan
quinquenal fue un impulso caracterizado por la adopción en masa de métodos,
técnicas y presupuestos ideológicos estalinistas.
Parece extraño que los chinos hayan aceptados el modelo soviético de
desarrollo tan incondicionalmente. Mao había advertido sobre el peligro de
aplicar técnicas extranjeras a las condiciones chinas. La revolución de este país
era una prueba de la determinación maoísta de domesticar las teorías
occidentales y adaptar las fórmulas de origen extranjero a las necesidades
concretas del ambiente histórico chino.
Más allá de la fe en la Unión Soviética como “el país del socialismo” había
razones más inmediatas y prácticas por la que los chinos miraban a Rusia. Por
un lado, los dirigentes chinos consideraban que la ayuda económica y
tecnológica rusa era esencial para su programa de industrialización. Así se
firma entre ambos países un tratado en 1950, en el que los rusos proveerían a
china con industrias modernas, lo que necesitaba la adopción de métodos
soviéticos de organización económica y administrativa. Con el lanzamiento del
plan quinquenal, la ayuda rusa y el acceso a la tecnología rusa y su experiencia
en la planificación económica centralizada, llegaron a ser más esenciales que
antes, de lo que se ocuparon los nuevos acuerdos chinos de 1953, 54 y 56.
La adopción del modelo soviético estuvo relacionada a las preocupaciones
chinas por la seguridad nacional. Por mucho que los maoístas hayan
desconfiado políticamente de los rusos durante los años de la revolución, nunca
se dudó hacia qué lado se inclinaría la China gobernada por los comunistas.
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MEISNER, M.: La China de Mao y después. Una Historia de la República popular
Al comienzo Mao asumió el liderazgo en propugnar la vida rusa y admitió que
el partido comunista ruso era su mejor maestro y que debían aprender de él.
En los años formativos de su desarrollo intelectual, durante el periodo de la
nueva cultura de 1915-19, Mao había sido partidario de los intelectuales de la
Nueva Juventud que creían en la panacea para China era aprender los principio
de la ciencia y la democracia de los países capitalistas avanzados en occidentes.
Los maoístas pronto llegarían a desilusionarse con su modelo soviético, así
como el joven Mao se había desilusionado con sus modelos burgueses
occidentales casi 4 décadas antes.
Resultados Económicos del Primer Plan Quinquenal (1953-1957)
El plan chino copiaba de cerca el soviético y se anticipó que china podía lograr
tasas similares de crecimiento tanto en la producción como en el empleo
industrial. Los dirigentes chinos tenían expectativas a largo plazo sobre la
transición al socialismo. Mao predijo que se requerirían 3 de estos planes para
estableces las bases mínimas necesarias para la sociedad socialista y el resto del
siglo para “construir un país poderoso con un alto grado de industrialización
socialista”.
La comisión de planificación estatal fue creada en 1952 para determinar los
objetivos y cuotas de producción y como se conseguirían. En los años
siguientes se crearon ministerios y órganos económicos más especializados de
planificación y control del gobierno central. El plan chino ponía aún más
énfasis al desarrollo de la industria pesada que el soviético, y la prioridad fue
justificada por el desequilibrio estructural del sector moderno de la economía
anterior a 1949, dominado por el imperialismo. Se asumió que el
establecimiento de una industria pesada de base era el requisito para el
desarrollo de industrias de consumo como para la modernización tecnológica
de la agricultura. La inversión estatal en esto fue mínima.
La agricultura era vista como un proceso a largo plazo a largo plazo
dependiente de la industrialización socialista de las ciudades. Mientras se
efectuaban esfuerzos intensivos para desarrollar la industria pesada de base
establecida por los japoneses en Manchuria, el gobierno enfatizo la necesidad
de construir nuevas bases industriales. El propósito era corregir el desequilibrio
geográfico dejado por la herencia del imperialismo y conseguir nuevas
industrias más cerca de las fuentes de materias primas y de las aéreas de
consumo y distribución.
La ayuda financiera de Rusia fue limitada, pero más importante que la
asistencia financiera fue el acceso a la tecnología y la experiencia en
planificación económica centralizada. Los rusos proveyeron el equipo
necesario para su operación. Además de los diseños e información necesarios
para el establecimiento de un amplia variedad de plantas industriales y
proyectos de construcción.
Entre 1952 y 1957, la industria china creció a un ritmo mucho más veloz que el
que se había establecido en el plan. El crecimiento fue del 18% y el producto
industrial chino aumento más del doble y la tasa de crecimiento de las
industrias pesadas claves fue aún mayor. Además, estaba produciendo por
primera vez pequeños pero significativos números de camiones, tractores,
aviones jet y barcos. En conjunto, los chinos habían resultado ser excelentes
estudiantes del modelo soviético ya que la industria china creció más que la
rusa en el primer plan quinquenal soviético.
El empleo industrial urbano se incrementó sustancialmente en 1952 de 6
millones a una clase obrera industrial de alrededor de 10 millones y la
población aumento de 70 millones a casi 100 millones en 5 años.
El primer plan quinquenal proveyó a China de una base industrial moderna
importante y estable. Mientras las ciudades se industrializaban rápidamente, la
producción agrícola se estancaba.
Fue Mao Zedong quien lanzo el programa para la rápida industrialización
urbana. Pero había poco específicamente maoísta en la forma en que se dio el
proceso. Ya que el maoísmo, como estrategia diferenciada de desarrollo
socioeconómico tenía que presentarse como respuesta a las consecuencias
sociales y políticas de la industrialización del estilo soviético. La comunización había comenzado en 1958 ayudado por una cosecha
inusualmente generosa y extendido entusiasmo popular. Para fines del otoño, el
movimiento estaba siendo abrumado por la escasez de alimentos y una marcada
declinación de la moral campesina. La rapidez con que fueron establecidas las
comunas ocasionó un caos organizativo, combinado con la falta de personal
capacitado para manejar los complejos asuntos fiscales de las comunas y las
nuevas formas de trabajo y vida comunal dentro de ellas. Los campesinos
provenientes de las granjas colectivas más ricas se resentían de la nivelación
económica que provino de su fusión con los campesinos de granjas colectivas
más pobres y expresaron su insatisfacción sacrificando y consumiendo
animales en vez de entregarlo a la Comuna. Y los campesinos en general se
llegaron a resentir ante las asignaciones arbitrarias de trabajo, las desigualdades
en la remuneración y la administración ineficiente de los comedores y de otras
instalaciones comunales. La movilización de la mano de obra campesina para
proyectos industriales, la irrigación y construcción causaba a menudo el
descuido de la producción agrícola y escasez de alimentos. Un quiebre general
en la planificación económica nacional llegó a grandes ineficiencias en la
producción y distribución de bienes materiales, cuellos de botella en un sistema
de transporte sobrecargado, políticas fiscales basadas en informes de
producción inflados y escasez de materias primas para la industria.
A medida que las dificultades económicas se multiplicaban y la insatisfacción
popular crecía, los dirigentes del partido se reunieron en Wuhan el 28
noviembre para intentar restaurar la estabilidad económica. Finalizaron el 10
diciembre con una resolución que mantenía buena parte de la retórica utópica
del verano y otoño reafirma que las comunas rurales serían el instrumento para
la transición final al comunismo, pero que establecía políticas diseñadas para
moderar el radicalismo político y social de la comunización. Las políticas
fueron aprobadas implementadas a pesar de la oposición de Mao.
Entre las medidas más importantes adoptadas en Wuhan estaba el
restablecimiento de la “brigada de producción” como la unidad básica de
producción, una reversión a la granja colectiva anterior a la Comuna basada en
la aldea natural, aunque la Comuna retenía la propiedad de las empresas
industriales locales. Llamaba a una restauración de la propiedad individual de
bienes personales y la restauración de las pequeñas parcelas familiares para la
producción suplementaria de alimentos y de la propiedad individual familiar de
pequeños animales domésticos y de aves de corral. El Comité Central exigía el
restablecimiento de la plena autoridad de los órganos regulares del partido y del
estado sobre el campo.
Otras reuniones del partido en los primeros meses de 1959 moderaron el
funcionamiento de las comunas establecieron controles centralizados más
estricto. Estas reuniones estuvieron dominadas por Liu Shaoqi. La decisión
supuestamente voluntaria de Mao de renunciar como Jefe de Estado fue
anunciada por el Comité Central durante la reunión de Wuhan y la posición de
presidente de la República popular le fue conferida a Liu en abril de 1959. Mao
mantuvo el puesto más importante de presidente del partido, pero ya no tenía
más el control del aparato. Más tarde, se quejaría de que fue tratado como un
antepasado muerto.
30
MEISNER, M.: La China de Mao y después. Una Historia de la República popular
La primera mitad de 1959 estuvo marcada por debates partidarios cada vez más
enconados sobre la política socioeconómica, centrados en las comunas. Para el
verano de 1959, la mayoría de las comunas eran poco más que estructuras
administrativas huecas. Los comedores comunales fueron abandonados, los
campesinos estaban dedicados al trabajo de sus parcelas familiares privadas y
los mercados rurales privados (abolidos a fines de 1957) reaparecieron. Las
condiciones económicas continuaron deteriorándose. La escasez de materias
primas y las dificultades de transporte estorbaban la producción industrial. Y
las inundaciones y sequías tuvieron ominosas consecuencias para la producción
agrícola y la economía nacional en general.
A medida que la situación económica se volvía más crítica, la lucha política
entre los maoístas y la jerarquía del partido se intensificaba. Giraba en torno a
lo que los maoístas llamarían “los dos caminos”, uno llevando de vuelta hacia
el capitalismo y el otro progresando hacia el socialismo y el comunismo. A
principios de agosto, el Comité Central del partido se reunió para su 8o Pleno en
el centro de vacaciones de Luchan en la provincia de Jiangxi. Durante la Revolución Cultural las políticas económicas fueron condenadas por
llevar a China a un retroceso del “socialismo” al “capitalismo”, y los dirigentes
del Partido responsables por implementar esas políticas fueron purgados como
“seguidores del camino capitalista” a supuestamente habían ejercido una
“dictadura burguesa”. Este, en resumen, era el juicio maoísta de los años 70.
Comparación de las políticas económicas desarrolladas por Liu Shaoqi a
comienzos de los años 70 con las adoptadas por Lenin en la Unión Soviética 40
años antes. En 1921, Lenin introdujo la Nueva Política Económica para
rehabilitar la economía rusa después de las destrucciones de la 1ra Guerra
Mundial, la revolución y la consiguiente guerra civil. La NEP apoyaba las
formas capitalistas de actividad económica; establecía la “economía mixta”,
parcialmente estatal y parcialmente privada. Mientras las grandes empresas
privadas industriales quedaron en manos del gobierno bolchevique, la empresa
privada fue permitida en las pequeñas industrias y el comercio. El campo en
gran medida fue abandonado a sí mismo, dejado libre para el desarrollo de las
granjas capitalistas de pequeña escala y el funcionamiento del mercado. Se
fomentó la importación de capital extranjero para el desarrollo industrial, y se
adoptaron métodos capitalistas de administración y organización del trabajo
(taylorismo), aun en las empresas estatales.
Las políticas económicas adoptadas por los dirigentes chinos 40 años más tarde
eran en algunos aspectos similares a la NEP. Constituían una retirada a gran
escala del radicalismo del Gran Salto Adelante en un intento por frenar la grave
crisis económica y la hambruna de 1960-1961. En la agricultura se hicieron
concesiones al “pequeño capitalismo”, principalmente permitiendo la extensión
de las parcelas privadas trabajadas por las familias campesinas individuales. En
36
MEISNER, M.: La China de Mao y después. Una Historia de la República popular
la industria, el mayor énfasis se puso en el criterio de “productividad” en la
operación de las empresas, y se fortaleció la autoridad de los administradores y
tecnócratas. Se les dio amplio alcance a las fuerzas del mercado y los precios, y
se enfatizaron los incentivos materiales más a los morales. Sin embargo, el
programa chino no era un reflejo total del soviético. La producción agrícola
permaneció básicamente colectivizada. Las industrias, grandes y pequeñas,
permanecieron bajo la propiedad estatal, y el comercio en general permaneció
bajo control centralizado del gobierno. No se extendieron invitaciones al capital
extranjero.
La versión china de la NEP comenzó con una serie de medidas de emergencia
ad hoc en 1960 para combatir la crisis de una extendida escasez de alimentos y
la amenaza de hambruna. Parte del problema era la distribución, y esa parte fue
manejada por un vigorizador aparato estatal centralizado, a través de un
eficiente sistema de racionamiento y transporte. La producción fue revivida a
través de la combinación del control centralizado del Partido sobre el campo, la
virtual eliminación de los controles de las comunas sobre los productores
individuales campesinos, y la asistencia urbana a las zonas rurales. Cientos de
miles de cuadros del partido fueron enviados a las aldeas. Fueron reforzados
con soldados, estudiantes y millones de desempleados urbanos enviados al
campo para dedicarse a las labores agrícolas Las pequeñas parcelas rurales
privadas familiares fueron restauradas, el mercado libre fue restablecido en las
zonas rurales, los bienes personales y las viviendas a habían sido
“comunicados” fueron devueltos, y a los campesinos se les permitió reclamar
tierras sin cultivar y trabajarlas para sí. Desde las ciudades llego ayuda de
emergencia como insecticidas, fertilizantes químicos y pequeñas herramientas
de labranza. Para fines de 1962, la economía agraria ya estaba estabilizada.
Estas medidas procedieron bajo la política de tomar “la agricultura como base
de la economía y la industria como el sector líder”, consigna adoptada por el
Partido en enero de 1961. Significaba dar prioridad al sector agrario y aceptar
una tasa más lenta de desarrollo industrial, significaba a no habría retorno a la
estrategia estalinista, a subordinaba la agricultura a la industria pesada.
*Declinación de las comunas: el abandono del Gran Salto no provoco la
abolición de las comunas populares, aunque produjo una drástica reducción de
su tamaño. Las comunas permanecieron como unidades básicas en el campo,
pero operaban bajo la dirección de funcionarios estatales asalariados a eran
responsables por la implementación de las políticas determinadas por el centro.
Las funciones socioeconómicas de las comunas fueron mutiladas. Las
directivas del Partido de los años 70 denunciaban el “igualitarismo” en la
distribución del producto agrícola y apoyaban el uso de incentivos materiales
para promover la producción La operación de las industrias comunales fue
desaconsejada a favor de a los campesinos compraran bienes producidos en las
fábricas urbanas. Además, la unidad básica de trabajo fue progresivamente
reducida de la comuna como un todo a la brigada de producción y finalmente al
equipo de trabajo. Para comienzos de 1962, el equipo de trabajo, consistente en
alrededor de 20 o 30 familias, fue establecido como unidad principal para la
organización de la mano de obra y la producción
La autonomía de las comunas fue aún más reducida, transfiriendo el control de
sus asuntos comerciales y financieros a los gobiernos de los xian (condados),
órganos del aparato administrativo centralizado del estado. La administración
de los xian también asumió el control de la milicia de la comuna y sus
instituciones educativas y de salud. Los tractores entregados durante el Gran
Salto fueron devueltos a las estaciones de tractores del estado, a arrendaban los
tractores a las comunas, entregando las ganancias de estos alquileres al estado.
Las políticas del periodo facilitaron el crecimiento de un capitalismo subalterno
en el campo. Dados los altos precios de las frutas, vegetales y animales
domésticos a podían ser enviados al mercado libre, la mayoría de los
campesinos estaban dispuestos a dedicar más tiempo y energía a sus tenencias
privadas a al trabajo colectivo. Además, el trabajo colectivo en los equipos de
trabajo no era de ningún modo conducido igualitaria mente. Se introdujeron
complejos sistemas de puntos de trabajo para remunerar a los campesinos de
acuerdo con su productividad individual.
Tanto el sistema de puntos de trabajo en la producción colectiva como las
nuevas oportunidades o la producción suplementaria en las parcelas privadas
inevitablemente beneficiaban a los campesinos más productivos, físicamente
más fuertes, más experimentados y de mente más empresarial. El resultado fue
cada vez mayores diferencias de ingresos entre la población rural. El problema
de la creciente desigualdad fue exacerbado por un problema mucho mayor de la
37
MEISNER, M.: La China de Mao y después. Una Historia de la República popular
corrupción entre los cuadros rurales del Partido. Entre los maoístas también
había corrupción, la diferencia se centraba más en los métodos a usarse que en
las metas a lograr: mientras que Liu y la mayor parte de los dirigentes del
Partido estaban inclinados al uso del aparato centralizado del Partido y del
estado para rectificar la situación rural, Mao y los maoístas deseaban estimular
un movimiento popular basado en la movilización ideológica y política de los
campesinos más pobres.
*La reorganización de la industria: Como en las áreas rurales, las nuevas
políticas en las ciudades fueron inicialmente medidas de emergencia. En 1960 y
1961, algunas fábricas habían cerrado y muchas estaban operando con su
capacidad reducida por falta de materias primas y abastecimientos adecuados.
La mayoría de las empresas y tiendas eran ineficientes. Para 1962, la
producción industrial había declinado. Las ciudades estaban llenas de
desempleados y subempleados, con sus filas incrementadas por millones de
campesinos emigrantes de las áreas rurales más deprimidas.
El primer paso dado por el gobierno para restablecer una economía urbana
viable fue una política estricta de ahorro financiero. Miles de fábricas y tiendas
económicamente ineficientes fueron cerradas y la mayoría de los trabajadores
de las grandes empresas contratados durante el Gran Salto fueron despedidos.
Se congelo la contratación de nuevos empleados. La fuerza industrial fue
reducida a la mitad. Una 2da medida fue enviar la población urbana excedente
al campo (movimiento de “retorno a la aldea”)
El problema a largo plazo de modernizar el sector industrial fue abordado a
través de la reintroducción de la planificación económica centralizada,
combinado con cierto grado de autonomía económica para las empresas
individuales y la confianza en las fuerzas del semi-mercado, el fortalecimiento
de la autoridad de los administradores, un renovado énfasis en el conocimiento
tecnológico y científico, y una fuerte insistencia en los incentivos financieros
para los trabajadores. La dirección sobre la economía en general retorno a los
ministerios de Beijing, y los arquitectos del 1er Plan Quinquenal volvieron a
tener importancia. La autoridad de los administradores en las fábricas y
empresas fue restablecida. Los administradores y los expertos en tecnología
recuperaron el control sobre las operaciones de las empresas industriales, ahora
bajo un sistema más flexible y autónomo llamado “autoridad operativa
independiente”. Resurgió la distinción tradicional entre administradores y
trabajadores. Dentro de la clase obrera aparecieron diferenciaciones
económicas
Aunque las nuevas políticas industriales restauraron muchos de los rasgos del
1er Plan Quinquenal, no se trataba de un retorno total al “modelo estalinista”.
La política de “tomar a la agricultura como base” se emprendió hallando
expresión concreta en un cambio significativo de la inversión de capital del
desarrollo industrial urbano a la agricultura (producción de fertilizantes
químicos, herramientas agrícolas modernas, establecimiento de institutos
científicos para el desarrollo y aplicación de semillas mejoradas, se emprendió
un programa de electrificación rural).
La producción agrícola comenzó a revivir en 1962 y fue en aumento. El sector
industrial moderno fue estabilizado en 1962.
Uno de los resultados del progreso económico fue el surgimiento de nuevas
formas de desigualdad. En el campo se dio el ascenso de un nuevo grupo de
campesinos ricos. En las ciudades surgió un estrato relativamente privilegiado
de trabajadores industriales más experimentados y calificados, quienes se
beneficiaron del sistema de tasa de trabajo a destajo y bonos de incentivo La
ausencia de una conciencia colectiva entre los trabajadores facilito, a su vez,
una diferenciación creciente entre la clase trabajadores como un todo y la elite
burocrática-tecnológica ascendente.
Quizá la manifestación de desigualdad más evidente fue la creciente brecha
social, económica y cultural entre las ciudades y las áreas rurales. Por ejemplo,
dado que la productividad en la industria subía mucho más rápido que en la
agricultura, el sistema de bonos servía para aumentar más la diferencia ya
considerable entre los ingresos obreros y campesinos. Algo más que ampliaba
la brecha eran las políticas educativas orientadas hacia las ciudades y una
desigual distribución de los servicios médicos y sociales. El campo estaba
siendo explotado en beneficio de las ciudades.