Activividad Nerviosa Superior Flashcards

1
Q

Actividad nerviosa superior

A

Según A. R. Luria, un eminente neuropsicólogo so- viético, las unidades funcionales del cerebro que tienen que ver con la actividad nerviosa superior incluyen una unidad que regula el tono cortical (lo que permite estar consciente y atento), otra que tiene que ver con la re- cepción, análisis y almacenamiento de la información, y otra que permite programar y regular la conducta.

Se considerarán en ese orden, como grandes funcio- nes de la actividad nerviosa superior: el mantenimiento de la alerta, vigilia-sueño; el proceso de aprendizaje y memoria; y la regulación de la conducta, que requiere del pensamiento y su portador, el lenguaje. Para esto úl- timo es necesario conocer las áreas corticales asociativas terciarias. Estas funciones son importantísimas, aunque no sean objeto de atención pormenorizada por parte del médico general, sino por la atención terciaria y secundaria especializada; pero deben ser conocidos sus principios generales en la morfofisiología del sistema nervioso.

Dado que para conocer aspectos de la actividad nerviosa superior, es necesario conocer características mínimas de la actividad eléctrica cerebral, se hará un breve paréntesis acerca de la actividad eléctrica espon- tánea, y de los potenciales relacionados a eventos, en su sentido más genérico, y sus posibles aplicaciones, como precedencia necesaria para los acápites posteriores o para conexión con temas anteriores.

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2
Q

Electroencefalograma

A

El electroencefalograma (EEG) es el registro de las fluctuaciones de la actividad eléctrica cerebral median- te electrodos colocados sobre la superficie del cuero cabelludo.

En humanos se realizó por primera vez al finalizar la segunda década del siglo xx, por el psiquiatra y neuró- logo alemán Hans Berger, quien fue también el primero en introducir el término
electroencefalograma.

Esta actividad eléctrica resulta de las sumatorias de potenciales postsinápticos que ocurren en la corteza, y tienen una función básica en ello las células piramidales, por su disposición estructural perpendicular a la superfi- cie, con dendritas cercanas a ella y los axones situados más profundamente.
Se requieren dos condiciones básicas para su regis- tro: el electroencefalógrafo y los electrodos de registro.

Dado que la amplitud del EEG es muy pequeña (del orden de los microvoltios), el electroencefalógrafo posee un sis- tema de amplificación de las señales eléctricas. Además, tiene un sistema de inscripción de esas señales.

Se colocan electrodos en diferentes puntos del cuero cabelludo, en regiones frontales, centrales, parietales, occipitales y temporales, según el sistema internacional. Sistema internacional 10/20 de colocación de electrodos para el registro de un EEG con fines clínicos

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3
Q

registro del EEG

A

El registro del EEG puede ser bipolar o monopolar.

El primero se refiere al trazado de las variaciones de potencial entre dos electrodos colocados sobre el cuero cabelludo; mientras que el monopolar se refiere al tra- zado de las diferencias de potencial entre un electrodo colocado sobre el cuero cabelludo y otro electrodo, teóricamente indiferente, ubicado en un sitio distante de la corteza cerebral (por ejemplo, el lóbulo de la oreja ipsilateral).

Los trazados son informados en la práctica clínica, por inspección visual. Se han desarrollado, además, diver- sos métodos cuantitativos para llevar a cabo su análisis computarizado.

En el trazado del EEG, se ponen de manifiesto dos tipos fundamentales de actividad: una rítmica, repre- sentada por cambios de voltaje que se repiten con características similares en el tiempo y otra de cambios de voltaje de menor amplitud que no se repiten de la misma forma en el tiempo y que se conoce como desin- cronización del electroencefalograma.

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4
Q

Ritmos básicos del EEG

A

Existen cuatro ritmos básicos o fundamentales que difieren en amplitud, frecuencia, localización cerebral y el estado del sujeto en el que se registran. Ellos son: ritmos alfa, beta, theta y delta.

La frecuencia es el número de veces que ondas de aspecto semejante aparecen, en la unidad de tiempo. Se expresa en ciclos por segundo o herz. La amplitud es el voltaje, se aprecia en la altura de las ondas. Se expresa en microvoltios (μV) en el caso del EEG:

  1. Ritmo alfa: su frecuencia está entre 8 y 13 c/s y su amplitud es en promedio de 50 μV. Se registra en regiones parieto-occipitales o posteriores. Es el rit- mo por excelencia del adulto en vigilia, con los ojos cerrados, en reposo físico y mental.

Cuando a un sujeto al que se le está registrando ritmo alfa se le pide que abra los ojos, el ritmo es sustituido por una actividad rápida y de bajo voltaje, sin fre- cuencia dominante. A este fenómeno se le denomina bloqueo del ritmo alfa o desincronización y puede ser originado también por cualquier forma de estimulación sensorial y por la actividad mental intensa.

  1. Ritmo beta: su frecuencia está entre 14 y 30 c/s y su amplitud es en promedio de 10 μV. Se localiza en re- giones fronto-centrales (regiones anteriores). Junto al alfa forma el dúo de ritmos del adulto normal en vigilia; pero este ritmo con ojos abiertos o cerrados.
  2. Ritmo theta: frecuencia entre 4 y 7 c/s y amplitud en promedio de 50 μV o algo mayor. Localización parieto-temporal.
  3. Ritmo delta: frecuencia menor de 4 c/s y amplitud entre 70 y 100 μV y en ocasiones llegan hasta 200.

Los dos últimos ritmos (denominados lentos) apare- cen normalmente en la infancia y van desapareciendo en la medida en que se completa el proceso de maduración cerebral. También aparecen normalmente en el adulto en algunos estados del sueño y en la hiperventilación. Su presencia en el adulto despierto no es normal.

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5
Q

Potenciales evocados Signo clínico

A

Los potenciales evocados son técnicas diagnósticas que, mediante estímulos sensitivos (visuales, auditivos o táctiles eléctricos) y el registro de las respuestas cerebrales que éstos provocan, valoran la integridad de las vías sensitivas estimuladas. Para valorar estas respuestas, hay que dar varios cientos de estímulos y promediar los resultados.

Si el estímulo visual, auditivo o la sensación eléctrica, no produce la onda esperable en el tiempo y lugar adecuados, quiere decir que hay alguna interrupción de esa vía nerviosa y, por lo tanto, ese dato hará pensar en un tipo preciso de enfermedad

Indicaciones más frecuentes de esta prueba:

Esclerosis múltiple.
Hipoacusia.
Neuritis óptica.
Traumatismos craneales.

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6
Q

Aplicaciones clínicas del electroencefalograma

A

El EEG es útil como medio auxiliar de diagnóstico de las afecciones cerebrales, es importante para la clasifica- ción y valoración de la evolución del paciente epiléptico, en el que pueden aparecer potenciales semejantes a espigas, a veces seguidos de una onda, otras veces presentan un foco de ondas lentas.

También es útil el EEG para valorar de forma ob-
jetiva los estados de vigilia y sueño (lento y rápido) y sus trastornos.

Procesos patológicos cerebrales localizados o gene- ralizados pueden provocar ritmos lentos en un área espe- cífica o en todas las áreas registradas, respectivamente.

También el trazado isoeléctrico del EEG es uno de los requisitos para diagnosticar una muerte encefálica, junto a otros resultados, puesto que puede existir y no haber una muerte encefálica.

Además del registro de la actividad espontánea del EEG, se pueden registrar los llamados potenciales relacionados a eventos, que pueden ser potenciales evocados sensoriales (PES), como los mencionados en los capítulos correspondientes a sistemas sensoriales o motores (PEM), que se obtienen mediante la aplicación de estimulación eléctrica o magnética sobre vías motoras e incluso áreas de la corteza motora. Así como los de- nominados potenciales evocados cognitivos, en los que sus componentes electrofisiológicos son independientes de las propiedades físicas del estímulo, y por el contra- rio se modifican fundamentalmente en dependencia de variables psicológicas (estado de conciencia, atención, motivación, significación, etc.) relacionadas con el estado del sujeto explorado y de la tarea a realizar y están vin- culados principalmente con el procesamiento de eventos neurocognitivos.

La utilidad clínica de los potenciales evocados senso- riales y motores, puede ser demostrar el funcionamiento anormal del sistema sensorial o motor cuando el examen neurológico es equívoco, lo cual es particularmente útil en niños pequeños, retrasados mentales, u otra imposibilidad de cooperación del paciente; para revelar mal funcionamiento de un sistema sensorial o motor, cuando aun clínicamente no hay signos, por ejemplo, en enfermedades desmielinizantes; ayudar a definir la distribución anatómica de un proceso patológico y en el monitoreo objetivo en línea de cambios en el esta- do del paciente en terapia intensiva, o en el salón de operaciones.

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7
Q

Fisiología del sueño y la vigilia

A

El sueño y la vigilia constituyen estados normales de la conciencia que muestran un comportamiento cíclico relacionado con los períodos diarios de luz y oscuridad, es decir que muestran un ritmo circadiano (del latín circa diem, que significa alrededor del día).

La conciencia, en el sentido médico usual, es un estado de conocimiento que el sujeto tiene de sí mismo y de su entorno y capacidad normal de reacción a la estimulación externa y a las necesidades internas.

La vigilia es el estado despierto, es un nivel muy elevado de eficacia fisiológica del organismo, que lo mantiene informado de lo que sucede en el exterior y en su interior, a fin de responder mejor, adaptándose a todas las circunstancias.

Alternándose con la vigilia se encuentran los estados de sueño. El sueño tiene dos tipos principales de efectos fisiológicos: sobre el propio sistema nervioso y sobre otras estructuras del cuerpo. El primero parece ser el más importante, pues la falta de sueño altera ciertamente las funciones del SNC: sin dormir no se puede vivir más allá de 7 días.

El sueño es el acto de dormir. Es el estado de in- consciencia del cual la persona puede ser despertada por diferentes estímulos; aquí también pueden des- cribirse gradaciones. Se distinguen dos tipos o fases de sueño:

  1. Uno que aparece al quedarse dormido el individuo; en esta fase no se muestran movimientos oculares rápidos; se ha denominado sueño lento o NMOR, o NREM, según las siglas de esos movimientos en español o inglés.
  2. El denominado sueño rápido o REM, o MOR, en el que sí aparecen movimientos oculares rápidos.

Los criterios de lento o rápido dependen de la fre- cuencia del electroencefalograma.

El sueño lento de los mamíferos se interrumpe cada 90 min durante 5 a 30 min por el sueño rápido, como se aprecia en el hipnograma de un adulto joven.

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8
Q

Características de los estados de vigilia y sueño

A

Las características del sueño varían con la edad.

Ambos (vigilia y sueño), presentan diferentes características conduc- tuales, vegetativas y de la actividad electroencefalo- gráfica.

Vigilia <3

— Características conductuales: el individuo manifiesta una actividad volitiva, se orienta en su medio e inte- ractúa con él, recibe, almacena y procesa información y responde a los diferentes estímulos.

— Características vegetativas: el ritmo respiratorio, el cardíaco y la actividad digestiva varían de acuerdo con la situación en que se encuentre el sujeto. Si está en reposo: ritmo respiratorio y cardíaco disminuido, si está en ejercicio físico, están aumentados.

— Características del EEG: los ritmos en el adulto normal en vigilia en reposo son el alfa y el beta y actividad desincronizada en la vigilia atenta o estado de alerta.

Sueño lento <3

— Características conductuales: disminución progresiva del estado consciente y con ello disminuye la reactivi- dad ante los estímulos del medio, solo responde a los estímulos de gran intensidad, pero en ese caso vuelve al estado de vigilia. Disminución del tono muscular esquelético y los ojos se encuentran divergentes hacia arriba.

— Características vegetativas: se observa una disminu- ción de la actividad cardiovascular y respiratoria, con carácter estable y un aumento ligero de la actividad gastrointestinal por un ligero predominio del sistema parasimpático.

— Características electroencefalográficas: el sueño NMOR se divide en 4 etapas relacionadas con la actividad eléctrica cerebral y el nivel de conciencia:

  • Etapa 1: cuando una persona se duerme entra en la etapa1, el ritmo alfa disminuye su frecuencia y amplitud y conductualmente se corresponde con un estado de somnolencia ligera.
  • Etapa 2: se caracteriza por actividad de tipo theta y presencia de husos de sueño, que son ondas regulares, de alrededor de 14 c/s. Se corresponde con sueño ligero.
  • Etapa 3: el EEG tiene un patrón de menor frecuencia y amplitud aumentada (actividad theta y delta). Se corresponde con sueño de profundidad moderada.
  • Etapa 4: se observa una disminución de la frecuen- cia de las ondas del EEG (predominio de las ondas delta). Así, la característica del sueño profundo del sueño lento es un patrón rítmico de ondas lentas, que muestra sincronización.

En general se inicia por la etapa 1, que dura entre 5 y 7 min, luego se pasa a la etapa 2 durante 15 a 30 min, y después a las etapas 3 y 4 que tienen una dura- ción de alrededor de 70 min; luego se hace más ligero (generalmente etapa 2) y aparece un período de sueño rápido. Este ciclo se repite a intervalos de 90 min apro- ximadamente, existiendo alrededor de 5 períodos MOR por noche.

En la medida que avanza la noche, disminuye la du- ración de las etapas 3 y 4, y aumenta el sueño MOR. En el adulto joven, la proporción del sueño MOR es de 25 % de todo el tiempo de sueño (porcentaje fijado desde los 2 años de edad); el estado 2, de 50 % y el 4, alrededor de 15 %.

Sueño rápido <3

Las características conductuales del sueño rápido pueden dividirse en:

— Tónicas: caracterizado por la disminución marcada del tono muscular esquelético, especialmente la de los músculos del cuello. No ocurre así en los músculos extraoculares, en los del oído medio y el diafragma.

— Fásicas: aparecen movimientos conjugados rápidos de los ojos, de ahí que se le denomina también a esta fase, sueño MOR (movimientos oculares rápidos) o REM (siglas en inglés, rapid eye movement). También se observan sacudidas musculares.

Las características vegetativas son: la actividad cardio- vascular, respiratoria y gastrointestinal se vuelven irregula- res, muy variables, dado por un cambio en el funcionamiento del SNA, con un predominio, en general, del simpático.
Las características electroencefalográficas están dadas por una actividad rápida de muy bajo voltaje, desincronizada, semejante a la de la vigilia atenta, ra- zón por la cual se le ha llamado también paradójico, por presentar esa actividad a pesar de ser la fase de sueño más profunda.

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9
Q

Bases neurales de la vigilia y el sueño

A

Diversos mecanismos neurales pueden ser responsa- bles para el ciclo sueño-vigilia. El núcleo supraquiasmático sirve como un reloj biológico para los ciclos de sueño vigilia.

Las neuronas que generan y mantienen la vigilia pertenecen a la formación reticular del tronco encefálico (fundamentalmente pontina y mesencefálica) denomina- do sistema reticular activador ascendente (SRAA). Sus prolongaciones alcanzan la corteza cerebral por una vía ventral a través del hipotálamo y por la vía posterior a tra- vés del tálamo. Células catecolaminérgicas y colinérgicas mantienen la actividad tónica durante la vigilia, lo cual es facilitado por neuronas histaminérgicas del hipotálamo y por otras neuronas que contienen neuropéptidos.

La corteza influye a su vez sobre el SRAA mediante impulsos corticofugos provocando retroalimentación positiva.

El nivel de actividad del SRAA está determinado en gran medida por señales sensoriales que llegan desde la periferia.

El sueño se considera actualmente como un proceso inhibitorio activo (no como un simple proceso de desco- nexión de la vigilia), en el que están implicadas estruc- turas del sistema nervioso, concretamente del tronco encefálico y existen sustancias que promueven sueño, entre las que se incluyen neurotransmisores y péptidos diversos, pero aún no se conoce exactamente cómo se producen los cambios de etapas y tipos de sueño.

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10
Q

Origen del sueño y la vigilia

A

El sueño lento se produce activamente, por la acción de zonas sincronizadoras. La estimulación de varias zonas específicas del encéfalo y la localización de los grupos neuronales que lo generan, incluyen diversas estructuras, como:

— Núcleos del rafe del tronco cerebral.
— Núcleo del fascículo solitario.
— Núcleo reticular talámico.
— Hipotálamo anterior.

Sin embargo, se discute actualmente sobre el posible papel de las aminas serotonina y noradrenalina en este, y los diversos textos no siempre coinciden al respecto, ni en el papel relativo de las estructuras mencionadas.

Otras sustancias mencionadas implicadas en el sueño lento incluyen las prostaglandinas D2, péptidos muramilos, lipopolisacáridos, interleukin 2, interferón α2, Péptido inductor δ, VIP, y la mencionada seroto- nina. Es un proceso complejo que aún no se conoce completamente.

Sin embargo, parece haberse avanzado a la acep- tación de una mediación colinérgica del sueño rápido (sueño MOR o REM), en la que coinciden textos como el Guyton, Ganong y Kandel.

La localización de los grupos neuronales que lo generan incluyen centros reticulares pontinos, en el que se ha encontrado la presencia de espigas PGO, originadas en la porción lateral del segmento protube- rancial, debidas a descargas de neuronas colinérgicas, que provocan la aparición del sueño MOR.

También se ha hallado que las células aminérgicas de los núcleos del rafe y del locus coerúleos disminuyen su actividad durante el sueño MOR.
Ahora bien, la vigilia depende del grado de activa- ción del SRAA.

La activación cortical provocada por este sistema es fundamental en la recepción y almacenamien- to de la información y por lo tanto para el proceso de aprendizaje y memoria que se estudiará a continuación.

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11
Q

Aprendizaje y memoria

A

Factores genéticos y ambientales interactúan y se producen los comportamientos o conductas. Lo innato y lo adquirido no tiene un límite fijo, sino que en monos superiores se desplaza más hacia lo aprendido que lo innato, siendo esto aún más evidente en el hombre.

Sin embargo no debemos obviar en este último los aspectos innatos.

El aprendizaje constituye un elemento trascendente en la adaptación del comportamiento y un poderoso impulso del progreso social. Hasta mediados del siglo XX, la mayoría de los estudiosos del comportamiento, no creían que la memoria fuese una función mental distinta e independiente del movimiento, la percepción, la atención y el lenguaje.

Con relación al concepto de aprendizaje, se utilizan los términos “habilidad de alterar la conducta basándose en la experiencia”, así como “cambios en la conducta relativamente estables”. Una definición más abarcadora es la siguiente:

— Aprendizaje: proceso de adquirir conocimientos, nue- va información y habilidades.

— Memoria: proceso mediante el cual se retiene o al- macena el conocimiento. Persistencia del aprendizaje, de forma que puede ser recuperado en un estadio posterior. En este sentido, la memoria es el resultado del aprendizaje.

Al trascender el aprendizaje al individuo, la cultura puede trasmitirse de generación en generación.

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12
Q

Clasificación de aprendizaje. Utilidad para el médico

A

Dos principales paradigmas derivados del estudio experimental con animales, dan lugar a dos tipos prin- cipales de aprendizaje: asociativo y no asociativo.

En el aprendizaje asociativo el organismo aprende acerca de las relaciones de un estímulo con otro (es el denominado condicionamiento clásico) o acerca de la relación del estímulo (el reforzamiento) con la conducta del organismo, esto es, de la relación entre una con- ducta del individuo y las consecuencias de esa conducta (condicionamiento operante).

En el no asociativo, un animal (o una persona) es expuesto a un solo tipo de estímulo. Este aprendizaje le permite al sujeto aprender acerca de las propiedades del estímulo. Formas de aprendizaje no asociativo incluyen la habituación y sensibilización, así como los aprendizajes por imitación o aprendizaje sensorial.

Habituación

Hay una disminución en la respuesta refleja de orientación o alerta a un estímulo repetitivo no dañino. Por ejemplo, ante la presencia de un sonido, un sujeto responde con el reflejo de orientación, si se repite el sonido, deja de interesarle.

Sensibilización

Es un aumento en la respuesta refleja a determina- do estímulo después de la presentación de un estímulo intenso o nocivo. Por ejemplo, el reflejo flexor producido por un estímulo táctil ligero (cosquillas en planta del pie) aumenta notablemente después de un pellizco doloroso e intenso.

Estas clasificaciones no tienen en cuenta que un entrenamiento simple puede producir diferentes tipos de aprendizaje dependiente de cómo el sujeto expe- rimental codifica y recupera la información aprendida. La propia clínica de la pérdida de determinadas formas de aprendizaje y más importante aún, la posibilidad de rehabilitar determinadas pérdidas, hace muy útil otra clasificación de aprendizaje. En la fisiología médica en particular, con este nuevo criterio, existen dos tipos de aprendizaje, uno relacionado con experiencias especí- ficas personales, y explica el conocimiento factual, de hechos; y otro relacionado al conocimiento de reglas y procedimientos que reflejan hábitos o disposiciones.

La existencia de diferentes afectaciones en el hom- bre comenzó a evidenciar que no se afectaban por igual todas las formas de aprendizaje y se pudo establecer que algunos aprendizajes requieren de un registro consciente, o forma declarativa o explícita y en otros donde la conciencia no interviene constituyen la forma no declarativa o implícita:

— Aprendizaje explícito: es rápido, puede ocurrir tras el primer esfuerzo, implica asociación de estímulos simultáneos. Se almacena información del suceso, tiempo y lugar dados, lo que le confiere una sensación de familiaridad.

— Aprendizaje implícito: es más lento, se acumula des- treza por ensayos reiterados. Se requiere asociación de estímulos secuenciales. Almacena informaciones concernientes a relaciones predictivas entre sucesos, mejora el desempeño de las tareas, sin saber que aprendió. Son sistemas mnémicos que no influyen en el contenido del conocimiento general del individuo.

Sin embargo, una forma útil de clasificar los muchos tipos de aprendizaje asociativo, está basada en dos paradigmas experimentales usados en animales, pero que pueden usarse en determinadas terapéuticas en humanos.

Estos dos paradigmas experimentales permi- ten la clasificación dentro del aprendizaje asociativo en uno operacional (operante, instrumental), y otro clásico
(pavloviano).

No deben extrapolarse en forma simplista los dos criterios de clasificación de aprendizaje (explícito o implícito y asociativo o no) aun cuando dentro del im- plícito se mencionaron algunos ejemplos asociativos y no asociativos. Sin embargo, deben utilizarse en el contexto adecuado para los cuales han sido enunciados. Es evidente además que el explícito esencialmente ca- racteriza al humano, pero en el humano existe también, y es importante, el aprendizaje implícito.
Otro aspecto a tener en consideración, es que a pesar del amplio uso de los procederes clásico y ope- rante, no todos los aprendizajes asociativos pueden ser delimitados en uno de esos formatos.

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13
Q

Reflejos condicionados e incondicionados.

A

Condicionamiento clásico o tipo I

Este condicionamiento fue introducido en el estudio del aprendizaje, tempranamente en el siglo xx por el fisiólogo ruso Iván Pavlov, por ello, posteriormente, a este condicionamiento se le llamó pavloviano.
E
ste investigador distinguió dos tipos de reflejos en los animales: los incondicionados, reacciones innatas y heredadas del organismo, y los condicionados, que son reacciones adquiridas por el animal en el curso de su desarrollo como individuo, sobre la base de su expe- riencia vital.
L
os reflejos incondicionados son característicos de todos los representantes de una especie determinada, mientras que los condicionados son individuales y pueden o no estar presentes en los miembros de una especie.

Es por ello que los reflejos incondicionados son relativamente estables en el tiempo, en comparación con las respuestas aprendidas que son inestables, ya que pueden reforzarse o extinguirse bajo determinadas condiciones.

Otra diferencia entre estos reflejos es que los reflejos incondicionados aparecen en respuesta a estímulos adecuados que se aplican en campos receptivos delimitados, mientras que los condicionados pueden desarrollarse bajo la acción de los más variados estímulos aplicados a distintos campos receptivos.

En los animales que poseen una corteza cerebral bien desarrollada los reflejos condicionados son función de la misma, ya que la extirpación de la corteza hace que desaparezcan las respuestas condicionadas y se mantengan las incondicionadas. Esto pone en evidencia que los centros inferiores del sistema nervioso son centros de los reflejos incondicionados.

Sin embargo, debe señalarse que muchos reflejos incondicionados complejos en el humano y el mono, especies de un alto grado de telencefalización, involucran necesariamente la corteza cerebral.
También debe señalarse que no todas las reacciones incondicionadas están presentes desde el nacimiento del animal. Muchas de ellas, como por ejemplo las relacionadas con la locomoción, aparecen en el humano y algunos animales después del nacimiento, pero si el sistema nervioso se desarrolla en forma normal, apare- cen inevitablemente.

A continuación se expondrán una serie de térmi- nos relacionados con el condicionamiento clásico que permitirán comprender su esquema de entrenamiento.

— Estímulo incondicionado (EI): es aquel que evoca nor-
malmente un reflejo incondicionado (RI). Por ejemplo, la aplicación de un estímulo eléctrico a la pata de un animal, desencadena un reflejo flexor en esta.

— Estímulo neutro (EN): un estímulo es neutro en rela- ción con una determinada respuesta cuando, al pre- sentarlo solo, no suscita esa respuesta. Por ejemplo, una luz o un sonido, respecto al reflejo flexor.

Como acontecimiento nuevo que aparece en el exterior, atrae la atención del animal que lo percibe y produce una reacción de búsqueda destinada a ubicar en el espacio la localización del elemento excitante (reflejo de orientación de Pavlov).

— Estímulo indiferente (E ind): es aquel que no despierta o no provoca el incremento de la atención ni la reac- ción de investigación. Cuando un estímulo neutro se hace indiferente por su reiteración, se dice que hay habituación.

— Estímulo condicionado (EC): es aquel que, dejando de ser indiferente (deshabituación), pierde su neutralidad con relación a un reflejo incondicionado. Por ejemplo, una luz (o un sonido) produce un reflejo flexor.

En este caso se dice que el reflejo flexor es una respuesta condicionada (RC) y los procesos neurales mediante los cuales el estímulo condicionado hace el efecto del incondicionado, constituyen el condicionamiento.

El condicionamiento clásico implica asociación de estímulos y consiste en adquirir repuestas a un estímulo que inicialmente no era capaz de producirlas. Pavlov combinó el concepto filosófico de que aprendizaje implicaba asociación de ideas, con el concepto de Sherrinton del arco reflejo. En cierta forma, las ideas pueden ser estudiadas objetivamente examinando los actos, el comportamiento observado.

Los experimentos clásicos de Pavlov consistieron en colocar alimento en la boca de un perro, lo cual induce normalmente la salivación; poco antes de co- locar el alimento se hacía sonar una campanilla. Este procedimiento se repetía varias veces hasta que el animal segregara saliva al escuchar el sonido, incluso sin colocar el alimento en su boca. En este experimento,el alimento constituyó el estímulo incondicionado que provoca la respuesta incondicionada de salivación.

El estímulo indiferente, que llegó a ser condicionado fue el sonido de la campanilla.

La esencia de este condicionamiento clásico es asociar dos estímulos: uno incondicionado y otro indiferente. Luego de que el estímulo indiferente ha sido repetidamente seguido por el incondicionado, el estímulo indiferente aplicado solo, permite producir una respuesta condicionada. Pueden dividirse genéricamente en apetitivos y defensivos. E
l estímulo condicionado puede llegar a ser una señal anticipatoria para la ocurrencia de los estímulos incondicionados.

Por lo tanto, el condicionamiento clásico es un medio por el cual los animales aprenden a predecir relaciones entre eventos del medio.
Si persiste un reflejo condicionado se dice que hay retención.

Sin embargo, la intensidad o probabilidad de ocu-rrencia de una respuesta disminuye si el EC se presenta repetidamente sin el estímulo incondicionado, proceso conocido como extinción. Esta inhibición interna de los reflejos condicionados se desarrolla con el tiempo.

Se produce cuando una señal condicionada no se refuerza con un estímulo incondicionado.Durante la extinción algo nuevo se aprende: que el estímulo condicionado no siempre predice que el incondicionado ocurrirá.

También se produce inhibición externa de los refle- jos condicionados. Se debe a la acción de varios tipos de estímulos externos. Por ejemplo, si antes de que aparezca la señal condicionada de un reflejo nutricional en el perro, se aplica sorpresivamente un ruido extraño o un cambio brusco de iluminación, la respuesta, ya aprendida, se reducirá o desaparecerá por completo en ese momento. Esto se debe a que cualquier estímulo novedoso produce un reflejo de orientación- incondi- cionado- que inhibe la reacción condicionada.

También la estimulación de estructuras viscerales; la repleción de la vejiga urinaria, los vómitos, la excitación sexual, pueden inhibir los reflejos condicionados. Todos estos casos tienen un aspecto en común: son estímulos que producen una nueva reacción refleja.

El condicionamiento clásico no solo depende de la contigüidad temporal de los estímulos. El se desarrolla mejor cuando además de esto existe una contingencia, una verdadera relación predictiva.

Tales consideraciones evidenciables experimen- talmente sugieren que el condicionamiento clásico, y quizás todas las formas de aprendizaje asociativo están relacionadas con capacitar al animal a distinguir eventos que puedan predecirse que ocurran juntos, con relación a aquellos no relacionados. En otras palabras, el cerebro parece detectar las relaciones causales en el medio: detectan contingencias del medio, en vez de simples contigüidades.

Para funcionar con efectividad, todos los animales necesitan reconocer y evitar depredadores, buscar alimentos nutritivos, evitar los envenenamientos.

La información puede ser preprogramada en el sistema nervioso central o escoger entre diversas alternativas en forma correcta, adquiridas por aprendizaje.

Los animales complejos necesitan reconocer el or- den en el mundo. Una forma efectiva es ser capaces de detectar relaciones causales o predictivas entre eventos, o entre conductas y estímulos.

Precisamente el condicionamiento operante involu- cra asociaciones de la conducta propia del animal con un evento subsiguiente, reforzante. Constituye una segunda forma de aprendizaje asociativo.

Condicionamiento operante, instrumental, por ensayo y error, o tipo II

En este condicionamiento el animal aprende a ejecu- tar algunas tareas para poder obtener una recompensa o evitar un castigo (reforzamiento).
Mediante ensayo y error, un animal aprende a abrir una caja o a salir de una manera de la misma mediante la realización de una operación conductual que puede ser el mover una palanca, y una vez que lo aprende sigue ejecutando esa misma operación.

A diferencia del clásico que es restringido, las respuestas reflejas específicas evocadas por estímulos específicos, el condicionamiento operante involucra con- ductas que aparentemente ocurren espontáneamente, o con estímulos no reconocidos.

Cuando las conductas promueven cambios favo- rables en el medio, los animales tienden a repetirlas, mientras que conductas seguidas por reforzamientos negativos (no necesariamente dolorosos), generalmente no son repetidas.
Los psicólogos experimentales hablan de la ley del efecto que gobierna mucho nuestra conducta voluntaria. Sin embargo, sus leyes (del condicionamiento clásico y operante) son bastantes similares, perteneciendo a un subsistema de mecanismos neurales subyacentes comunes.

En ambos tipos de condicionamiento, el tiempo re- sulta crítico; el reforzamiento debe seguir rápidamente a la respuesta operante, dependiendo de la especificidad de las tareas, o la especie. En el clásico también hay un intervalo óptimo entre los estímulos pareados. El estímulo incondicionado no debe preceder al indiferente (que llega a ser condicionado).

Las relaciones predictivas son importantes en ambos tipos de aprendizaje. En el clásico el sujeto aprende a que ciertos estímulos predicen un evento subsiguiente y en el operante aprende a predecir las consecuencias de su propia conducta.
No pueden asociarse cualesquiera estímulos ar- bitrarios, existen importantes límites biológicos evo- lutivos en el aprendizaje.

Generalmente se aprende a asociar estímulos relevantes para la supervivencia, y no aquellos no significativos. Por ejemplo, no todos los reforzamientos son igualmente efectivos. A diferencia de otras formas de condicionamiento, la aversión a un alimento puede desarrollarse hasta con una demora de horas entre el gusto específico y el envenenamiento. Esto tiene sentido biológico pues el envenenamiento puede provocar efectos con una demora tras ingestión de alimentos.

Para la mayoría de las especies, incluyendo a la humana, el condicionamiento de aversión al alimento ocurre solo cuando un sabor específico está seguido de enfermedad con náuseas y malestar.

No está relacionado con el hecho de que produzca dolor, sino náuseas Tampoco se desarrolla aversión a un estímulo auditivo o visual asociado a la náusea, o sea, que exista predisposición a asociar ciertos estímulos y otros no.

La aversión alimentaria puede ser un medio por el cual los humanos aprenden ordinariamente a regular sus dietas o evitar las consecuencias desagradables de alimentos inapropiados.
Por otro lado, la náusea que sigue a la quimioterapia para el cáncer puede producir aversión a los alimentos que fueron degustados corto tiempo antes del trata- miento.

Los resultados obtenidos con un tipo particular de aprendizaje varían enormemente entre especies y entre individuos en una especie, particularmente en humanos.
Varios procederes psicoterapéuticos que propician la reeducación del paciente, están involucrados, con componentes del condicionamiento clásico y operante.

La extinción de la respuesta condicionada clásica, subyace en las técnicas de desensibilización sistemática, en la ansiedad neurótica o en las fobias evocadas por determinadas condiciones ambientales.

Principios de condicionamiento operante también son aplicados al manejo de desórdenes psiquiátricos. Se trata de aumentar la frecuencia de las conductas positi- vas o constructivas. Los reforzamientos utilizados deben serlo realmente para los sujetos. La bioretroalimenta- ción es útil clínicamente para magnificar (o suprimir) respuestas de las cuales el paciente no está conciente

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Memoria. Implicaciones para el médico

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Según el tiempo de duración o persistencia de lo aprendido, la memoria puede clasificarse en memoria a corto plazo y memoria a largo plazo.

Esta clasificación es útil porque determinados trau- matismos encefálicos y la terapia electroconvulsiva con descargas eléctricas (el shock eléctrico) que reciben al- gunos pacientes pueden suprimir la memoria reciente (a corto plazo) y no los recuerdos más antiguos (memoria a largo plazo). Esto implica cambios funcionales para la primera y desembocan en cambios más persistentes en la segunda.

Memoria a corto plazo

Memoria a corto plazo (MCP), si su recuperación es inmediata, reciente (dura de segundos a pocas horas). La memoria funcional o activa o de trabajo (una de las más estudiadas) es una forma de recordación a corto plazo en que la información se almacena casi siempre por lapsos breves, en tanto la persona planea acciones futuras. Con frecuencia, empleamos la memoria activa para recordar un número telefónico durante cortos perío- dos hasta poder anotarlo o tomar el audífono y marcar los dígitos o enviarlo a la memoria a largo plazo.

Memoria a largo plazo

La memoria a largo plazo (MLP) o perdurable, en la cual se conservan y persisten los recuerdos durante años y, a veces, toda la vida, muestra enorme resistencia a su alteración y desaparición.

La MLP está menos limitada que la MCP en la cantidad de información que puede almacenar. La MLP permite almacenar por ejemplo, la letra de una canción, información de un libro, el nombre, la dirección de la casa y la forma de llegar a ella; así como las experiencias durante la infancia.

La memoria se ha clasificado además, según las cualidades de lo recordado o desde el punto de vista psicológico, de modo adecuado en implícita y explícita.

La memoria implícita o no declarativa no incluye la participación de la conciencia, sino que su recuperación es inconsciente y automática. Es una memoria variada, no dependiente de procesos cognitivos como compara- ción o evaluación. Se expresa principalmente en ejecu- ción y no en palabras, es esa acumulación automática, por repetición de ensayos, incremental, como puede ser por ejemplo recordar cómo amarrarse los cordones del calzado. No se pierde con la amnesia.

La memoria implícita se subdivide en cuatro tipos:

  1. La memoria de procedimientos que comprende ha- bilidades y hábitos, los cuales, una vez adquiridos, se tornan inconscientes y automáticos.
  2. Pista preparatoria (imprimación) incluye la facilitación del reconocimiento de palabras u objetos después de haber estado en contacto con ellos. Un ejemplo es la recordación más fácil y rápida de una palabra cuando se muestran a la persona sus primeras letras.
  3. En el caso del aprendizaje no asociativo, en el que el organismo aprende con un solo estímulo (por ejemplos, la habituación y sensibilización, estudiados previamente).
  4. En el aprendizaje por asociación, o asociativo, en que el organismo aprende gracias a la relación entre dos estímulos (condicionamiento clásico) o entre un es- tímulo y una conducta (condicionamiento operante).

La memoria implícita en general ha sido poco es- tudiada en el humano; aunque, la que se refiere a la adquisición de habilidades o hábitos (memoria de pro- cedimientos), ha sido la mejor estudiada.
Debe considerarse que la profundización en el estudio supone posibilidades para rehabilitar sujetos con déficit de memoria.

La memoria explícita o declarativa codifica información de hechos específicos, implica capacidad de recordar acontecimientos personales o conocimientos del pasado. Depende de una reflexión consciente para su adquisición y recuperación. Puede ser expresada en forma declara- tiva verbal .Se pierde con la amnesia.

La memoria explícita (recordación) necesaria inicialmente para actividades, como montar en bicicleta, manejar, tocar un instrumento musical, puede trans- formarse en implícita una vez que la persona aprendió cabalmente la tarea. Puede ser necesario inicialmente el lenguaje externo (o interno). También si algo cambia en un hábito o una destreza ya establecida por cambios en el ambiente externo, los ajustes comienzan a necesitar el lenguaje exterior (o interior), y la reflexión consciente de esa modificación.

La memoria declarativa o explícita se divide en:

— Episódica: se ocupa de recuerdos de acontecimientos,
eventos de la vida individual del sujeto. Por ejemplo, nacimiento de un hijo.

— Semántica: relacionada con hechos (como palabras, reglas y lenguaje), conceptos o datos (no de la vida personal, sino del mundo exterior), a lo que se nom- braría conocimiento global del mundo. Por ejemplo, recordar el recorrido de las vías sensoriales.

Ejemplos relacionados entre sí podrían ser: una memoria semántica sería recordar los nombres de los huesos; una memoria episódica sería recordar la experiencia de hacer un examen práctico sobre el sistema esquelético.

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Bases neurales del proceso de aprendizaje- memoria

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La memoria de trabajo, en primates, requiere la integridad de la corteza prefrontal dorso lateral, pero requiere además, un amplio circuito neuronal.

Con relación a los cambios producidos durante el aprendizaje, se ha puesto en evidencia que se trata de cambios en la efectividad de las sinapsis. En ocasiones, se producen cambios a corto y largo plazos en la función sináptica como consecuencia de las descargas habidas en las sinapsis, es decir, la conducción a ese nivel pue- de reforzarse o debilitarse de acuerdo a la experiencia acumulada.

Se debe dejar claro, que las cosas aprendidas y re- cordadas no están almacenadas en células de memoria en el cerebro. Por ejemplo, no se tiene una neurona designada para recordar un número telefónico determi- nado, y otra para recordar el cumpleaños de una persona amada. En lugar de ello, las bases físicas de la memoria, se corresponden con una vía a través del cerebro llamada trazo o huella de memoria (engrama), en las cuales nuevas sinapsis han aparecido o sinapsis existentes se han modificado, haciendo más fácil la transmisión. En otras palabras, ellas pueden ser añadidas, quitadas o modificadas, lo que produce una transmisión más fácil o más difícil. Esta habilidad de la sinapsis para cambiar es llamada plasticidad sináptica.

El proceso de causar o producir una transmisión más fácil se conoce como potenciación sináptica, una forma de plasticidad sináptica.

La neuroplasticidad es el mecanismo por el cual el SNC, puede sufrir cambios en cuanto al número de sus unidades y conexiones entre ellas, en respuesta a cambios del ambiente y sus ingresos. Los mecanismos de neuroplasticidad son muy diversos y pueden abarcar procesos que van desde modificaciones morfológicas muy extensas, como las que se observan en la regene- ración de axones y formación de nuevas sinapsis, hasta sutiles cambios moleculares que alteran la respuesta de la célula a los neurotransmisores.
Ya se sabe que el aprendizaje cambia la estructura y conexión de las células nerviosas; así como sus inter- conexiones.

Se han utilizado dos modelos para explicar dichos cambios a nivel molecular y celular: el reflejo de reti- rada del sifón en un molusco corno Aplysia Californica, estudiado por el grupo de Kandel y la potenciación a largo plazo en el hipocampo de conejo, estudiada por Bliss y Lomo. El primer modelo ha demostrado que en la habituación se produce una disminución de la libera- ción del neurotransmisor ante estimulaciones repetidas. En la sensibilización se produce una facilitación presi- náptica que aumenta la liberación del neurotransmisor en la sinapsis. Este grupo explica también cómo es el aprendizaje no declarativo o implícito, pero que involu- cra un mecanismo asociativo, utilizando una sustancia neuromoduladora, que a instancias de un estímulo incondicionado, activa la adenilciclasa en la neurona sensorial, lo cual eleva el calcio en el interior celular, el cual se une a la calmodulina, que a su vez provoca que la adenilciclasa refuerce su capacidad de sintetizar AMP cíclico que activa la quinasa y que permite una mayor liberación del neurotransmisor, que la basal.

Este grupo considera que los estudios tanto en la Aplysia, como en aquellos estudios genéticos realizados en Drosófilas, permiten postular que en ciertos tipos de aprendizajes no declarativos o implícitos y de su alma- cenaje mnémico desempeñen un papel sustantivo en el sistema del segundo mensajero del AMP cíclico y que los cambios producidos son en la eficacia sináptica de las neuronas que actúan como componentes de un arco reflejo normal. No necesita otras neuronas, ni nuevas sinapsis sino cambios en la efectividad de sinapsis pre- existentes, lo cual podría extrapolarse en los procesos de aprendizaje en sistemas nerviosos complejos.

El segundo modelo involucra la denominada poten- ciación a largo plazo y se considera que explica a nivel celular y molecular, el nombrado aprendizaje declarativo o explícito. Se considera al hipocampo un mero deposi- tario temporal de la memoria a largo plazo. Procesa la información en semanas y meses, y lo transfiere a áreas importantes de la corteza cerebral para un almacena- miento más prolongado, lo cual se expresa a través del funcionamiento mnémico de corteza prefrontal.

En 1973 Bliss y Lomo demostraron que neuronas del hipocampo poseían una notable capacidad plástica que intensificaba la efectividad sináptica y duraba horas en un animal anestesiado, y días (y hasta semanas) en aquellos despiertos y libres. Se definió este cambio como una potenciación a largo plazo (PLP). Supone un aumento de la eficacia de la transmisión sináptica du- rante días y hasta indefinidamente, en respuesta a un estímulo intenso y controlado.

La PLP es un tipo de aprendizaje sináptico, por cuanto las sinapsis que se estimulan primero a frecuencia alta después mostrarán excitabilidad aumentada. La potenciación a largo plazo se ha estudiado de manera extensa en el hipocampo, donde la mayor parte de los axones usa glutamato como neurotransmisor.

Este cambio (la PLP) tiene que ver con la existencia de dos tipos de receptores para el glutamato (princi- pal neurotransmisor hipocámpico): el receptor NMDA (N-metil D-aspartato) que posee canales iónicos que pueden ser bloqueados por el Mg++; y el no NMDA, que constituye la mayor parte de la transmisión sináptica.

La explicación posible de esta PLP, es que breves estímulos a alta frecuencia, producen despolarización de la membrana celular por la acción del glutamato libera- do en la terminación presináptica sobre receptores no NMDA de la membrana post-sináptica. Esta despolariza- ción es ineficiente para activar receptores NMDA de las membranas post-sinápticas, lo que abre los subcanales de calcio asociados. El Ca++ inicia la PLP, activando la proteína quinasa que actuando sobre la membrana, mejora la eficiencia de la sinapsis. Por lo tanto, para que se active, deben coincidir simultáneamente las dos señales, la llegada del glutamato al receptor y la despolarización, además de la célula postsináptica (Fig. 21.7). Por lo tanto, el recep- tor NMDA tiene propiedades asociativas, detectoras de coincidencia parecidos a la adenilciclasa, pero sus características temporales de actividad simultánea lo hacen más adecuado para explicar el aprendizaje explícito. Esto es reforzado por los hallazgos clínicos de trastornos de la memoria explícita en afectaciones hipocámpicas; y los experimentos de PLP en hipocampos de mamíferos.

La afluencia del Ca++ al interior de la célula es deci- siva para la potenciación a largo plazo. La inducción del PLP requiere de un episodio postsináptico y también un mantenimiento pre-sináptico. Se postula la necesidad de un mensajero retrógrado (de la postsináptica a la presináptica) Se cree que el segundo mensajero (ac- tivado por el calcio), o el propio Ca++ libera un factor de plasticidad retrógrado. En 1991 cuatro grupos de investigadores hallan evidencias de que pudiera tratarse del óxido-nítrico (Fig. 21.7). Otras propuestas son el K+, CO, y el ácido araquidónico.

Lo descrito no es un fenómeno exclusivo al hipocampo; puede ser común a todo el SNC. Este fenómeno ha sido descrito además en la corteza cerebral y en la médula espinal.

La consolidación de la PLP hipocampal, se ha observado que puede ser modulada por la activación de la amígdala basolateral, estructura límbica que está relacionada con las emociones y que media las influencias del estrés sobre los procesos de aprendi- zaje y memoria.

En general puede considerarse que existen dos estadios de desarrollo ontogenético de las modificacio- nes sinápticas, una primera etapa que es la formación sináptica que ocurre en etapas tempranas del desarrollo, bajo control de los procesos genéticos y de desarrollo.

Una segunda etapa en la que se sintonizan las sinapsis ya desarrolladas por experiencias, que ocurre durante etapas tardías del desarrollo y requiere de actividad generada por las neuronas por estimulación del medio.

Si se analiza cómo perduran los recuerdos, se ve que existe una retención inicial de información (memo- ria a corto plazo) que dura hasta horas, y esto ocurre por cambios de intensidades de conexiones sinápticas existentes (utilizando segundos mensajeros). Luego se producen cambios a largo plazo, que se almacenan en el mismo sitio, pero requieren activación genética, síntesis de nuevas proteínas (por eso los inhibidores de esa síntesis bloquean este tipo de memoria) y creación de nuevas conexiones, es decir cambios estructurales.

En la memoria a corto plazo se produce el estable- cimiento de circuitos recurrentes (o reverberantes) de actividad neuronal.

En estos circuitos las neuronas hacen sinapsis en- tre sí y forman una vía circular, de modo que la última neurona en activarse, a continuación estimula la primera neurona. Así, un circuito reverberante puede mantenerse durante un periodo relativamente breve. Esa es la causa de que determinados traumatismos encefálicos y la terapia electroconvulsiva con descargas eléctricas (el shock eléctrico) pueden suprimir la memoria reciente (a corto plazo).

Este tipo de circuito (reverberante) fue estudiado ya por el papel importante que desempeña en el reflejo flexor.

Al aumentar el número de terminales presinápticas, se producen cambios anatómicos en el hipocampo tras una PLP. De hecho los mapas corticales se encuentran en constante modificación, según el uso de sendas sen- soriales, o sea, el ambiente en el que se nos educa. La ejercitación de forma diferente de nuestras capacidades sensoriales y motrices, modificará de manera personal, individual, las capacidades sensoriales; esta modificación distintiva de la arquitectura cerebral y su singularidad genética es la base biológica de la individualidad.

Sin embargo los circuitos neurales de las memorias declarativas y reflexivas, son diversos.

Existe algo trascendente también: aunque conside- ramos toda la memoria en una red neuronal más o menos extensa según el contenido, sin embargo, la memoria implícita y la memoria explicita, tienen redes neurales diferentes. Por ejemplo, la memoria de procedimientos, se daña en la Corea de Huntington (recordar del capí- tulo de motor somático que estos pacientes tienen una lesión de núcleos basales) pero este tipo de memoria no se afecta en los ancianos, ni en los amnésicos, ni en el Alzheimer, el cual sí tiene pérdidas de la memoria declarativa o explícita. La lesión talámica medial bilateral produce gran afectación de la memoria declarativa y no de la implícita.

En el caso de la memoria no declarativa o implícita participan, la amígdala y los núcleos cerebelosos profun- dos (como el dentado y el interpósito) o al menos existe un almacenamiento paralelo en el cerebelo de las tareas motoras aprendidas. Algunos indicios clínicos además apuntan hacia la función de los ganglios (núcleos) de la base, en particular el cuerpo estriado. También están involucrados los sistemas motor y sensoriales específicos de la tarea que se aprende.

Con relación a los mecanismos moleculares y ce- lulares están vigentes las conclusiones siguientes a las que llegó Dudai (1989):

  1. No hay un solo mecanismo molecular o celular de almacenaje o adquisición de la memoria. Varios operan concurrentemente y en forma integrada, en un proceso natural, continuo, semejante al proceso de desarrollo. En estos procesos, fenómenos extra- celulares múltiples inician cascadas de eventos en la membrana, el citosol y del núcleo que modifica las propiedades celulares desde segundos, hasta años.
  2. Las neuronas utilizan segundos mensajeros; es im- presionante la universalidad de mecanismos usados por las células en la comunicación molecular. La indi- vidualidad y el contenido de la memoria no pueden reducirse, sin embargo a cascadas moleculares. El procesamiento de los diferentes tipos de memoria en los mamíferos se realiza en neuronas que son parte de complejas redes neuronales.
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Red neural responsable de la memoria explícita o declarativa

A

Existe un primer grupo de estructuras que se en- cargan de procesar la información sensorial y depositar información procesada, formado por las cortezas senso- riales y asociativas (unimodales y heteromodales), que se comunican por redes bidireccionales. Muy importante entre ellas, la corteza prefrontal. Estas estructuras per- miten la percepción y la memoria a corto plazo.

Como responsable de la consolidación de la memo- ria, existe un segundo grupo de estructuras, constituido por la formación del hipocampo y el tálamo medial. Ambos conectados más o menos directamente a las cortezas asociativas; y unidos con la corteza prefrontal (principalmente por su porción orbitario-nedial, que pu- diera ser el “centro nodal” de la red). El almacenamiento a largo plazo de la memoria explícita requiere del sistema del lóbulo temporal.

La actuación del hipocampo y el tálamo medial ocurre durante un tiempo limitado sobre el resto de la red neuronal, hasta consolidar la conexión entre sus componentes (quizás por el mecanismo de potenciación a largo plazo). La corteza prefrontal no solo interviene en la consolidación de la memoria, sino también en el uso posterior de la información, al participar en los me- canismos de recuperación de la memoria.

Además, los núcleos talámicos laterales y dorsome- diales relacionan áreas asociativas entre sí y contribuyen a procesar la información.

También, se debe tener en cuenta, que los sistemas bioquímicos tronco encefálicos y del prosecéfalo basal son moduladores para el correcto funcionamiento del tálamo y la corteza cerebral.

La conversión de una memoria a corto plazo en una memoria a largo plazo se llama consolidación de la memoria.

La consolidación de la memoria se produce a través de un largo periodo de tiempo de varios años. El hipo- campo es el motor de esa consolidación. Con el tiempo, el papel del hipocampo disminuye y la neocorteza recibe la capacidad de memoria permanente.

Por tanto, el hipocampo constituye un almacén rápido y lábil y dirige los cambios lentos, permanentes en la corteza. Esto explicaría la amnesia infantil en la que los niños no recuerdan normalmente hechos que ocurrieron antes de los tres años de edad, momento en el cual el sistema temporal medial hipocámpico está desarrollado, pero es aún escaso el desarrollo de las cortezas asociativas.

De manera que, el hipocampo y estructuras relacio- nadas del lóbulo temporal medial son necesarios para la adquisición de nueva información y para la consolidación de la memoria. Por todo lo anterior; y con base en la experiencia clínica, parece ser que el hipocampo es un componente crucial del sistema de memoria.

La amígdala cercana al hipocampo parece no par- ticipar en la codificación de la memoria declarativa per sé, sino en el colorido emocional de las memorias, en particular en la memoria de respuestas de temor.

Existe una teoría atractiva propuesta por Reinoso de que el proceso de consolidación de la memoria ocurre durante el sueño, principalmente en el sueño paradójico, en el cual se reorganiza la información. Cualquier proceso de aprendizaje se ordena y se consolida después de una noche de sueño.

Este planteamiento debe ser tenido en cuenta por aquellos estudiantes que no son sistemáticos, sino fina- listas, que prefirieren no dormir y estudiar solo la noche antes de un examen.

En resumen, queda mucho por conocer de la codi- ficación de la memoria explícita. Sin embargo, según criterios actuales, la información que llega de los sis- temas sensoriales es almacenada temporalmente en algunas áreas de la corteza prefrontal (área asociativa) en la forma de memoria funcional; aquella también es transmitida al lóbulo temporal medial y, de forma espe- cífica, a la circunvolución parahipocampica. De ese sitio se incorpora al hipocampo y se le procesa o modifica en una modalidad no del todo conocida. En ese momento, la actividad es vulnerable. Los impulsos de salida del hipocampo lo hacen por el subículo y la corteza entorri- nal, y de alguna forma se unen y refuerzan circuitos en muchas áreas diferentes de la neocorteza; con el paso del tiempo, constituyen las memorias remotas estables, que pueden ser actualizadas o recordadas gracias a estímulos o pistas diferentes.

Una vez consolidadas las memorias a largo plazo, es posible recordarlas por asociaciones diferentes. Por ejemplo, la persona puede evocar el recuerdo o memoria de una escena vívida no solo con otra similar, sino tam- bién al escuchar un sonido o percibir un olor vinculado con dicha escena, y por palabras como escena, vívido, y vista. De ese modo, es posible usar múltiples vías o claves para llegar a cada memoria guardada. Además, muchos recuerdos o memorias tienen un componente emocional o color, es decir, que los recuerdos pueden ser agradables o desagradables.

Se cree que la corteza cerebral almacena la infor- mación de forma lateralizada: los recuerdos verbales se lateralizan al hemisferio izquierdo, y la información visuoespacial al hemisferio derecho; no obstante, queda mucho por aprender acerca de los sitios del encéfalo relacionados con diferentes sistemas de memoria. In- vestigaciones científicas continuas, observaciones de pacientes, y otros, proporcionarán nueva e importante información acerca del vínculo entre diferentes regiones anatómicas del encéfalo y sus funciones en el almacena- miento, la consolidación y la recuperación de memoria.

Linsley (1960) hablaba de una fase de activación (cortical) necesaria para el aprendizaje. Con relación a ello se discute; pero existe al menos acuerdo en que es necesaria una adecuada inervación colinérgica y aminér- gica cortical que module funcionalmente a la corteza ce- rebral, para que en esta ocurra un normal procesamiento de la memoria y otras funciones cerebrales.

En general, la memoria es esencial para la adqui- sición, conservación y transmisión de conocimientos, moldea nuestra personalidad y nos permite un correcto entendimiento con los que nos rodean. La integridad de la memoria depende del correcto funcionamiento de las estructuras concretas de nuestro cerebro, unidas entre sí por una extensa red y también conectadas a otras estructuras, responsables de otras funciones cerebrales.

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Áreas corticales asociativas terciarias

A

La posibilidad de asignar funciones específicas a esas áreas ha sido objeto de debate histórico entre dos posiciones contrapuestas. Los representantes de la corriente localizacionista consideran que es posible hacerlo. Un ejemplo clásico de esta corriente son las concepciones frenológicas de Franz Joseph Gall, un médico austríaco que vivió entre los siglos dieciocho y diecinueve. Gall consideraba que aquellas regiones de la corteza que eran más activas debían crecer más y por tanto provocar una protrusión del cráneo. Midiendo los cráneos de convictos en prisión y estudiando los rasgos más destacados de la personalidad de esos sujetos Gall construyó un mapa detallado de las funciones de cada región cortical en el que aparecían señaladas por ejemplo regiones encargadas del amor a la madre. El punto de partida materialista de Gall era correcto, pero el método empleado y las inferencias que hizo no lo eran. La posición contraria consideraba que no era posible asignar funciones a regiones específicas de la corteza tuvo varios defensores, entre ellos el psicólogo norteamericano Karl Lashley quien, como resultado de estudios realizados en rata llegó a la conclusión de que todas las áreas corticales eran equipotenciales. En el fondo de esta corriente se ocultaba a veces el pensamiento idealista de que las funciones nerviosas superiores estaban a cargo de un alma inmaterial. Poco a poco las ciencias neurológicas han podido retomar, sobre nuevas bases científicas los postulados locali- zacionistas. A esto han contribuido de manera impor- tante observaciones clínicas realizadas por neurólogos brillantes. Un papel importante han tenido los estudios psicológicos realizados en personas que habían sufrido lesiones corticales producto de trastornos vasculares o traumas. Este enfoque dio origen a una nueva rama de la psicología conocida como neuropsicología, en cuyo desarrollo tuvo un rol muy destacado el psicólogo soviético Alexander Luria. Los estudios experimentales en animales también han contribuido, pero su aporte ha sido muy difícil, si tenemos en cuenta que se trata, en su mayoría de funciones que son exclusivas del humano.

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Áreas asociativas

A

Las funciones intelectuales más complejas, las que caracterizan al ser humano y lo distinguen de otros ani- males. Funciones como el lenguaje, que son exclusivas de los seres humanos en sociedad y que han permitido el notable desarrollo cultural de nuestra especie. Esas funciones están a cargo de regiones especiales de nuestro cerebro, en particular de la corteza cerebral, que han recibido el nombre de áreas asociativas.

Las áreas asociativas corticales son aquellas que no establecen relaciones primarias, es decir, relaciones directas con aferencias sensoriales o que no originan eferencias motoras hacia las motoneuronas espinales. En otras palabras, las áreas asociativas corticales son aquellas que no forman parte de las áreas corticales primarias como la corteza motora primaria o sus contra partes sensoriales, bien sea visual, auditiva o somática.

Las áreas asociativas, para su estudio, pueden clasificarse en: áreas unimodales que son aquellas que se relacionan con solo una modalidad sensorial o con funciones motoras, como la corteza premotora o la corteza motora suplementaria. Estas áreas son también nombradas secundarias siguiendo el orden de transferencia de la información que reciben desde las áreas primarias. Existen otras regiones que reciben información de diferentes modalidades sensoriales y son por ello denominadas como áreas multimodales o terciarias.

Las áreas asociativas unimodales se localizan siempre alrededor y en la vecindad inmediata de las áreas corticales primarias. Por ejemplo como el área de asociación auditiva rodea a la corteza auditiva primaria y como la corteza premotora está justo delante de la corteza motora primaria.

Las áreas multimodales ocupan el resto de la corte- za y son las de mayor desarrollo en el ser humano cuan- do se compara con otros mamíferos. Se definen tres, a saber: el área parieto-occipito temporal, que ocupa la zona de confluencia de estos tres lóbulos cerebrales; el área prefrontal localizada en la porción anterior de este lóbulo y la llamada área límbica en la región basal del lóbulo frontal y el polo temporal.

Las áreas de asociación muestran dos niveles de complejidad. Las denominadas áreas unimodales realizan un análisis e integración más complejos de la información sensorial gnosias o guardan patrones motores más elaborados praxias.

Las áreas multimodales o terciarias están relacio- nadas con las funciones intelectuales más complejas como el lenguaje, el pensamiento y la conducta.

Las funciones de las áreas unimodales sensitivas están relacionadas con el análisis de información sen- sorial de una modalidad específica y la elaboración de percepciones complejas gnosias. Por ejemplo, cuando se estimulan las áreas sensoriales primarias, la per- sona experimenta sensaciones simples: un pinchazo en una región de su cuerpo si se estimula la corteza somatosensorial; un sonido grave o agudo, si es el área auditiva o destellos de luz si se trata de la cor- teza visual primaria. Cuando los estímulos se aplican a regiones de asociación, la persona refiere percep- ciones más elaboradas, una palabra o una melodía si son zonas de asociación auditiva; la imagen de un lugar u objeto conocidos si se estimulan regiones de asociación visual.

Ejemplos de gnosias simples auditivas es reconocer o identificar, sonidos, ruidos, música, o en las visuales reconocer objetos, formas.

Pero existen gnosias complejas visoespaciales, que permiten reconocer planos, fisonomías, o propias del esquema corporal, que incluye información propiocep- tiva, visual, táctil, etc. Las funciones de las áreas de asociación multimodal son más complejas.

En el caso del área parieto-occipito-temporal se distinguen subregiones que están encargadas de la integración funcional de las coordenadas espaciales del cuerpo. Tener conciencia de donde está cada parte del cuerpo y su estado de movimiento, lo cual es muy im- portante para la realización de movimientos complejos para garantizar la secuencia correcta de estos.

Otras áreas importantes están implicadas en las funciones del lenguaje, tanto hablado como escrito. Tal es el caso del área de Wernicke, el área de Dejerine y el área de denominación.

El área prefrontal tiene que ver con la organización del pensamiento y la conducta, aspectos esenciales de la personalidad. Se ocupa también con la ideación y secuenciación de actividades motoras complejas.

Con relación al área límbica, forma parte del nom brado sistema límbico. Además de las regiones corticales antes mencionadas, incluye también zonas de la cara medial del hemisferio cerebral y es- tructuras profundas como la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo.

Se debe recordar que estas estructuras están im- plicadas en funciones de gran trascendencia, como los estados emocionales y motivacionales, aspectos determi- nantes como guía de la conducta; así como con las fun- ciones de memoria en las que interviene el hipocampo.

La corteza límbica, que rodea las estructuras lím- bicas corticales es la porción peor conocida del sistema límbico. Funciona como un área cerebral de asociación relacionada con el control de la conducta.

La corteza frontal, cingulada y parahipocampal están involucradas con la emoción. La estimulación eléctrica de la corteza orbitofrontal produce muchas respuestas autonómicas. Se sugiere está relacionada con la alerta generalizada.Las conexiones de la amígdala con la neocorteza permiten aprender y tener experiencia en aspectos cognitivos de la emoción. La lesión de la corteza cingulada anterior suprime el dolor intratable.

Los mecanismos corticales permiten que puedan evocarse sentimientos a partir de la memoria y la imagi- nación, así como la conciencia puede suprimir respuestas emocionales reflejas. La zona ventromedial frontal de cor- teza tiene el control cognitivo de la respuesta emocional.

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Lenguaje

A

El desarrollo del lenguaje —primero en forma oral y en forma escrita después, en la evolución de la especie—, ha constituido un hito trascendente en el desarrollo de la sociedad humana. Es una función que caracteriza a las personas y las distingue de las especies animales, aún de aquellas más cercanas en la escala filogenética. El lenguaje sirve no solo para la comuni- cación entre los miembros de cada grupo humano, es también un medio muy efectivo de conservación de información en forma de tradición oral en sus inicios, y más tarde en forma escrita utilizando diversos medios, incluidos los sofisticados medios electrónicos actuales y es, finalmente, la herramienta más poderosa del pensamiento del individuo.

Mediante el lenguaje se puede sustituir la informa- ción sensorial —que los animales utilizan como única fuente para conocer el mundo y orientar su conducta— por la representación verbal de esta.

De esta manera, el ser humano le añade a las se- ñales sensoriales que comparte con sus antecesores, un segundo sistema de señales, formado por sonidos o símbolos que adquieren un significado especial: las palabras. El conocimiento sobre las bases neurológicas del lenguaje ha sido lento y difícil, entre otras razones porque la exclusividad humana de esta función no ha permitido su estudio en modelos animales. Han sido neurólogos destacados y el estudio de casos clínicos, los que han permitido identificar regiones cerebrales implicadas en diferentes aspectos del lenguaje.

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Áreas del lenguaje

A

Existen en el cerebro tres regiones claves para las funciones del lenguaje: el área de Broca, para la correcta emisión del lenguaje; el área de Wernicke, para la com- prensión y organización del lenguaje hablado; y el área de Dejerine, para la comprensión del lenguaje escrito y su transferencia al patrón verbal.

Área de Broca

La primera contribución al conocimiento de las áreas del lenguaje fue dada por el neurólogo francés Paul Broca. El primer reporte de Broca estaba referido al caso de un paciente que no tenía dificultades para comprender el lenguaje, y podía expresar sus ideas por escrito, pero cuando intentaba hablar solo era capaz de pronunciar un monosílabo. A la muerte del paciente, Broca obtuvo su cerebro y encontró una lesión que había destruido la región frontal anterior muy cerca del surco lateral, en el hemisferio izquierdo. Este caso fue un caso extremo, pero sirvió para demostrar la importancia de esta región, denominada desde entonces área de Broca. Si se recuerdan las afectaciones que se presentaban en el habla de este paciente, es fácil comprender que esta zona resulta crucial para la organización motora del lenguaje. Aparentemente en esta región se conservan los engramas motores requeridos para la activación de los músculos del aparato de fonación en la secuencia y ritmo adecuados para producir palabras.

Estas señales de activación son transferidas prime- ro a la corteza motora primaria, que, por vía del haz corticoespinal enviará impulsos activadores a las moto- neuronas de los núcleos motores correspondientes (por ejemplo facial e hipogloso). El área de Broca se localiza inmediatamente por delante de la región de la corteza motora donde se representan las zonas de la cara, la boca y la lengua.

Área de Wernicke

Un aporte trascendente en la ubicación de las áreas del lenguaje fueron los estudios del neurólogo alemán Karl Wernicke. Estos permitieron establecer la existencia de otra área del lenguaje, distinta y distante del área de Broca. Los pacientes con lesión de esta región cerebral sufren un trastorno conocido como afasia sensorial o afasia de Wernicke. Estos pacientes, a diferencia de los casos con afasia motora, tienen su mayor dificultad en la comprensión y organización sintáctica y semántica de su lenguaje. Aunque pueden emitir palabras con gran fluidez, este carece de organización y a veces de sentido. Esta área del lenguaje parece responsable de la com- prensión de los sonidos que se emplean, su integración en palabras con sentido y su organización en secuencias adecuadas en forma de oraciones y párrafos, que son transferidas al área de Broca para su emisión. Esta área se ubica en el giro temporal superior, por detrás del área auditiva primaria.

Área de Dejerine

Más tarde, el también neurólogo francés Jules Deje- rine, describió un área que resulta vital para el lenguaje escrito. Esta región, que ocupa la zona del llamado giro angular, es importante para la interpretación de las imá- genes visuales de las palabras escritas y su transferencia al área de Wernicke para su comprensión adecuada. Las lesiones de esta área causan trastornos de la lectura conocidos con el nombre de dislexia.

La comunicación rápida y eficiente entre el área de Wernicke y el área de Broca se garantiza por un haz de fibras corticales que une ambas regiones, conocido como fascículo arqueado.

En síntesis, hoy es posible plantear cuál es la se- cuencia de activación de las áreas corticales cuando una persona repite una palabra escuchada y cuando lee una palabra.

la información es captada por los receptores auditivos del órgano de Corti y conducida por la vía auditiva hasta la corteza auditiva primaria. Estos sonidos adquieren significado al ser transferida la información al área de Wernicke, desde donde parten señales por el fascículo arqueado hasta el área de Broca donde se selecciona el engrama motor correspondiente a la palabra que será pronunciada. Esto se logra, final- mente, por la activación secuencial de la corteza moto- ra primaria que controla las regiones implicadas en la emisión de la palabra.

Por otra parte, al repetir una palabra leída, las se- ñales llegan en forma de impulsos visuales a la corteza visual primaria. El área de Dejerine realiza la identificación de las imágenes como una palabra que es entonces transferida al área de Wernicke colindante para ser identificada y convertida en una secuencia de sonidos. El resto del proceso es, a partir de aquí, idén- tico al anterior.

se presentan tres imágenes de resonancia magnética funcional de un voluntario sano en una secuencia temporal, mientras memoriza una palabra nueva. Se produce una activación del área de Broca en su hemisferio izquierdo y de la corteza motora suplementaria e, incluso, más tardíamente, del área de Broca del hemisferio contra lateral. Esto demuestra que otras regiones de la corteza participan también es estos procesos. Conocer cuáles áreas corticales se activan e interpretar el tipo de procesamiento que cada una realiza en las funciones del lenguaje, incrementará la comprensión de estos complejos procesos y la capacidad de incidir sobre ellos con fines terapéuticos.

21
Q

Pensamiento

A

Se puede definir al pensamiento como: la capacidad cognitiva para la resolución de problemas inéditos o nue- vos utilizando para ello la experiencia previa del sujeto.
Así definido, es aceptado considerar la existencia de dos modalidades esenciales de problemas:

  1. Aquellos en que los elementos estructurales para su resolución se encuentran dentro del campo percep- tivo del individuo y, en consecuencia, constituyen el denominado pensamiento práctico o espacial, relacionado estructuralmente con los sectores de confluencia parieto-témporo-occipital que algunos investigadores denominan, por tal motivo, centro asociativo posterior.
  2. Aquellos problemas donde los elementos para su resolución no se encuentran presentes en el campo perceptivo del sujeto y que le imponen una estrate- gia cognitiva e hipotética-deductiva más compleja, planificada e indirecta y apoyada en un sistema de operaciones lógicas (algoritmos) y que, en conse- cuencia, constituyen el denominado pensamiento lógico-verbal o abstracto-conceptual y que se vin- cula, estructuralmente, con los sectores prefrontales que algunos investigadores denominan como centro asociativo anterior por constituir áreas terciarias específicamente humanas y con una fuerte partici- pación en el control global del acto intelectivo.

Resulta claro que una concepción neuropsicológica del pensamiento no puede solamente plantear la estruc- tura psicológica de dicha función sino que, también, debe intentar relacionarla con sus bases neurodinámicas, con su organización cerebral, pues el abordaje psicofisio- lógico unicista de los procesos mentales es uno de los preceptos básicos de la neuropsicología. En este sentido, algunos autores han insistido en la actuación, a la vez conjunta y diferenciada, de las estructuras cerebrales siguientes:

  1. La formación reticular, que transmite y modula los gradientes óptimos de excitación para el mante- nimiento adecuado del tono cortical requerido. La naturaleza bidireccional de este proceso, es decir, las conexiones córtico-reticulares, modulan con mayor precisión las necesidades de excitabilidad reque- ridas de modo que no sea excesiva o insuficiente lo que, por sí mismo, dificultaría la realización de todo el proceso. De manera tal que este sistema se retroalimenta y corrige su nivel de mayor o menor activación o inhibición en concordancia con las exi- gencias del medio externo. Es decir: del problema que tiene planteado ante sí el sujeto y del curso de sus acciones.
  2. La organización cerebral del pensamiento presupo- ne la participación de los sectores posteriores del cerebro cuyas distintas regiones aportan el análisis y la síntesis cognitivas de las diversas modalidades de información recibidas, así como, de su posterior organización secuencial que hace posible su ordena- miento espacial y temporal. De tal manera que las regiones secundarias del córtex temporal (áreas 22, y parte de la 21 y 37 de Brodmann) del hemisferio izquierdo (dominante) aportan la decodificación fo- nemática que posibilita la comprensión semántica del problema. A su vez, las áreas occipitales secundarias (áreas 18 y 19 de Brodmann) aportan el análisis y la síntesis gnósica que permite la interpretación cognitiva visual de los elementos que componen el problema.

Del mismo modo, las áreas secundarias del córtex parietal (áreas 1, 5 y parte de la 7 de Brodmann) conjuntamente con las áreas secundarias del córtex motor (área premotora) aportan el análisis y la sín- tesis cinestésica-motora que posibilita indagar con mayor precisión la estructura perceptiva a través de los movimientos oculomotores que detectan especí- ficas señales o signos semióticos que posibilitan un mejor reconocimiento de la situación.

Finalmente, las regiones de confluencia parieto-tém- poro-occipital (áreas 39, 40, 37 y parte de la 21 de Brodmann) reciben toda la información cogni- tiva (semántica, visual y cinestésico-motora) y la transforman en esquemas espaciales simultáneos o estructuras cognitivas complejas, razón por la cual algunos autores consideran dichas regiones del ce- rebro como un eslabón esencial en la organización del pensamiento práctico o espacial.

Es por lo antedicho, que los sectores posteriores del córtex cerebral se consideran como las estructuras neurofuncionales responsables de la realización del plano de las acciones y operaciones del pensamiento. Es decir: del plano micro estructural o táctico del acto intelectivo.

  1. Constituido por los sectores prefrontales o anteriores del cerebro (áreas 9, 10, 11, 12, 13, 32, 46, 47 y parte de la 24 de Brodmann) que posibilitan el man- tenimiento constante del motivo y del objetivo del programa de actividad a realizar, así como, la regu- lación general del mismo y la posterior verificación del resultado obtenido.

De modo tal, que los sectores prefrontales del cerebro posibilitan que no se altere la intención inicial, ni que se pierda la base orientadora e investigativa de las condiciones en las que transcurre el problema, ni que se altere el conocimiento de las eventuales deficiencias que se pudiesen producir, factores todos esenciales para garantizar la direccionalidad consciente del pensamiento.

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Q

Dominancia cerebral
y especialización funcional

A

Desde hace tiempo se conoce que existen asimetrías funcionales entre los hemisferios cerebrales de las per- sonas. Casi todas utilizan preferentemente una de sus manos para la ejecución de movimientos hábiles comple- jos, es decir, son derechas o zurdas. Sabiendo que tanto las vías ascendentes como las motoras son cruzadas, es fácil comprender que en una persona derecha esa mano es controlada por el hemisferio izquierdo. El conocimiento de las áreas del lenguaje aportó nuevas evidencias sobre esa asimetría hemisférica, por cuanto las consecuencias eran más evidentes en lesiones que afectaban al hemis- ferio izquierdo, tanto que el propio Broca llegó a decir que se habla con el hemisferio izquierdo.

El hecho de que las lesiones que afectan las áreas motoras o del lenguaje tienen consecuencias más seve- ras y evidentes cuando afectan al hemisferio izquierdo (en una persona derecha) condujo al criterio de que ese hemisferio tenía un papel dominante, quedando el hemisferio derecho relegado a la condición de hemisferio subordinado o menor.

Sin embargo, estudios realizados en la década del sesenta del siglo pasado condujeron a un cambio ra- dical en esas concepciones. Estos estudios se hicieron en personas sometidas a una operación en la cual se cortaba el cuerpo calloso (callosotomía) como forma de tratamiento de algunas formas rebeldes de epilepsia. Estas personas quedaban pues en una condición en la que empleando equipos adecuados, era posible estudiar las funciones de ambos hemisferios por separado. Los resultados de tales estudios, ampliados con estudios en monos sometidos a callosotomía, permitieron demostrar que ambos hemisferios realizan funciones importantes, aunque estas difieren entre sí en algunos aspectos.

Así, por ejemplo, se demostró que el hemisferio izquierdo es importante en funciones tales como el cálculo numérico, el razonamiento y las habilidades intelectuales, mientras que el hemisferio derecho tenía que ver con funciones más intuitivas y emocionales como la imaginación y el sentido artístico. En el caso de las funciones del lenguaje se hicieron hallazgos interesantes, por cuanto se demostró que la lesión de las áreas del lenguaje en el hemisferio derecho si tiene consecuencias, aunque diferentes. En el caso del hemisferio izquierdo este tiene que ver con los aspectos intelectuales del len- guaje, es decir con el uso de una sintaxis correcta y esta se afecta en las afasias. Pero las lesiones del hemisferio derecho también tienen consecuencias. En este caso se afecta sobre todo la entonación, es decir la prosodia del lenguaje. El habla de personas con lesión derecha de las áreas del lenguaje es gramaticalmente correcta, pero carece por completo de entonación. La entonación es muy importante para la comunicación oral. Muchas veces el tono con que pronunciamos las palabras, cambia su sentido completamente.

La concepción actual se basa en la especialización funcional de los hemisferios cerebrales y enfatiza en la importancia de su trabajo coordinado y armónico para la correcta ejecución de cualquier tarea. Esta labor coordinada de ambos hemisferios se garantiza por la existencia de una vía expedita de transferencia y comu- nicación interhemisférica, representada por el cuerpo calloso. De este modo, el viejo concepto de dominancia cerebral ha sido sustituido en las neurociencias actuales por el más adecuado de especialización funcional de los hemisferios cerebrales, aunque aún se siga empleando, por su simplicidad, el término de hemisferio dominante, sobre todo, en neurología.

23
Q

Alteraciones diversas
de la actividad nerviosa superior

A

Conocer cómo se aplicará un conocimiento es de- cisivo para su aprendizaje. Aunque estos elementos deberán ser estudiados posteriormente en la carrera, conocer cuáles son las alteraciones que pueden ocurrir por afectación estructural y funcional de aquellas partes del sistema nervioso estudiado, permitirá aprender lo necesario con más eficacia. Por otra parte, debe hacerse énfasis en los conocimientos básicos para prevención, promoción y rehabilitación siempre que sea posible.

Posibles trastornos del sueño
y su prevención

La falta de sueño da lugar a aumento del estado de ansiedad, irritabilidad, disminución de la capacidad intelectual, pérdida de reflejos, depresión y reacciones emocionales anómalas.

Se conocen más de 80 trastornos del sueño actual- mente. Se relacionará la clasificación internacional de los trastornos del sueño y se describirán algunos ejemplos.

Disomnias

Las disomnias son alteraciones de la cantidad y calidad del sueño, de razones intrínsecas o extrínsecas. Entre las disomnias es importante destacar: el insomnio, las hipersomnias (excesiva somnolencia), entre las que se encuentran los síndromes de apneas y; dentro de estas, la obstructiva. Además, las múltiples disomnias producidas por: higiene inadecuada del sueño, o del uso de estimulantes o medicamentos, o drogas, y las alteraciones del ritmo circadiano.

Insomnio

El insomnio incluye cualquier combinación que tenga que ver con dificultad para conciliar el sueño o dificul- tad para permanecer dormido, desvelos intermitentes y despertarse en la madrugada (y no volver a conciliar el sueño). Los episodios pueden ser pasajeros, de corto plazo (duración entre dos y tres semanas) o crónicos.

Los factores comunes relacionados con el insom- nio son: enfermedades, depresión, ansiedad, estrés, ambiente para dormir inapropiado (ruido o demasiada luz), cafeína, abuso de alcohol, medicamentos, fumar en exceso, incomodidad física, siestas diurnas, ciertas condiciones médicas y otros hábitos del sueño contrapro- ducentes, como ir a dormir temprano y tiempo excesivo en la cama sin dormir.

El insomnio psicofisiológico ocurre cuando la ansiedad diurna y los hábitos erróneos de sueño provocan dificultad para iniciar el sueño y frecuentes despertares nocturnos. Cuanto más se quiere dormir menos se consigue. Aparecen aversión a la cama y tensión al día siguiente.

El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente. Mantener hábitos de sueño regulares y un ambiente de sueño silencioso puede evitar algunos trastornos del sueño.

Es conveniente conocer algunos aspectos de la higiene del sueño para evitar el insomnio o mejorarlo:

— Ir a la cama y levantarse a la misma hora todos
los días, incluso si no se duerme lo suficiente. Esto ayudará a su cuerpo a ser entrenado para dormir bien de noche.

— Desarrollar una rutina a la hora de dormir. Hacer las mismas actividades antes de ir a la cama para ayudar a su cuerpo a prepararse para dormir. Por ejemplo, tomar un baño caliente y leer por 10 min todas las noches antes de ir a la cama.

— Usar el cuarto para quedarse dormido. No comer, hablar por teléfono o ver televisión mientras se está en la cama.

— Si la bulla es un problema, usar un ventilador para cubrirla y poner tapones de oídos. Si tiene que dormir durante el día, use cortinas gruesas que oscurezcan bien el cuarto o una máscara para sus ojos.

— Si sigue despierto después de intentar quedarse dormido por 30 min, levántese y vaya a otro cuarto. Siéntese calladamente por 20 min antes de regresar a la cama. Haga esto cuantas veces sea necesario, hasta que pueda quedarse dormido.

— Evitar o limitar el consumo de cafeína (café, chocola- te, té, sodas), descongestionantes, alcohol y tabaco.

— Hacer ejercicio más a menudo, pero no hacerlo pocas horas antes de tener que acostarse.

— No acostarse en la cama a preocuparse por ciertas cosas. Escoger otra hora para sus preocupaciones. Por ejemplo, pasar 30 min después de la comida para escribir las cosas que le están preocupando, y anotar algunas cosas que puede hacer para aliviar su preocupación.

— No comer demasiado en la noche.

— No tomar siestas durante el día si parecen empeorar su insomnio de noche.

Síndrome de apnea obstructiva del sueño

La obstrucción de las vías aéreas altas provoca la presencia de ronquidos intensos, pausas respiratorias nocturnas de más de 10 seg de duración, disminución en la saturación de la oxihemoglobina y alteraciones del ritmo cardíaco. Cursa con gran hipersomnolencia diurna. Todo ello forma parte del síndrome de apnea obstructiva del sueño, el cual debe ser diagnosticado en centros especializados, pero debe ser remitido el paciente que se sospeche que lo presenta desde la atención primaria. Este síndrome es subdiagnosticado actualmente.

Parasomnias

Las parasomnias son conductas anormales que ocurren durante el sueño. Algunas de estas requieren atención especializada.

Entre las parasomnias se mencionan las alteraciones del despertar o del alertamiento (las vinculadas al sueño NMOR O NREM), como el sonambulismo y los terrores nocturnos; las ligadas al sueño MOR O REM, como las pesadillas y parálisis del sueño; las de la transición sueño-vigilia, como el hablar dormido (somniloquia o somniloquio) y los calambres nocturnos de las piernas; otras en la que se produce rechinamiento de los dientes (bruxismo) y la enuresis. A continuación se describen algunas de estas alteraciones:

— Sonambulismo: se trata de episodios en el que el sujeto se levanta de la cama y pasea tranquilamen- te, generalmente con los ojos abiertos. La persona que camina dormida no se acuerda que lo estaba haciendo, y afecta a los niños de 2 a 12 años de edad sobre todo.

— Terror nocturno: es el despertarse súbitamente del sueño con miedo, sudoración, ritmo cardíaco rápido y confusión.

— Pesadillas: se trata de ensueños de carácter angustio- so, que generalmente despiertan al sujeto del sueño REM o MOR. A pesar de la intensidad de la vivencia, el sujeto no manifiesta actividad física, ni verbal, lo que las diferencia de los terrores nocturnos.

— Somniloquia: se caracteriza por expresión de lenguaje hablado, palabras o vocablos poco inteligibles. Sobre todo al inicio del sueño. Más frecuente en personas jóvenes y ansiosas. Puede ser precipitado por la fie- bre, el estrés emocional u otra parasomnia.

— Bruxismo: movimientos rítmicos de la mandíbula; que pueden ocurrir cientos de veces en el transcurso de la noche, sin despertamientos. Es más frecuente en niños y adolescentes. En el adulto sugiere presencia de factores estresantes. Puede dar lugar a erosiones dentales. Ocurre durante todos los estados de sueño; pero más común en la etapa 2.

— Enuresis: micción involuntaria durante el sueño nocturno. Es muy frecuente en la niñez, más en los varones. Puede ser primaria o secundaria:

  • Primaria: persistencia de episodios de micción in- voluntaria luego de los 5 años de edad, sin haber conseguido control nocturno.
  • Secundaria: cuando ocurre en niños que han ejer- cido control de la vejiga al menos durante 6 meses de su vida.
    Se desconoce la fisiopatología de la primaria y los episodios ocurren en cualquier estadio del sueño .En la secundaria es necesario la exclusión de lesiones uroló- gicas, neurológicas, metabólicas y psiquiátricas.
24
Q

Trastornos de la conciencia

A

Hay estados patológicos, como el estado de coma, que consisten en la pérdida del conocimiento que el sujeto tiene de sí mismo y de su entorno, junto a la disminución de la capacidad de reacción al ambiente.

El paciente parece dormido, pero es incapaz de despertarse mediante estímulos externos o como conse- cuencia de sus necesidades internas, y en eso se diferen- cia del sueño y en que este es un estado neurofisiológico activo en el cual la captación de oxígeno cerebral no disminuye en relación con la vigilia, en el coma sí cae por debajo de los niveles normales de reposo.

Hay diferentes grados de este estado. En sus etapas más profundas no se puede lograr ninguna reacción del paciente.

El coma puede producirse si se lesionan las estruc- turas responsables de la vigilia. Pueden ser lesiones definidas en el tallo encefálico y parte baja del diencéfalo o cambios más diseminados por los hemisferios con lo que se interrumpe el flujo de señales hacia la corteza cerebral, desde los generadores centrales del SRAA (Sistema Reticular Activador Ascendente, ya estudiado en secciones previas) del tallo encefálico. También por alteraciones metabólicas o submicroscópicas que dan por resultado supresión de la actividad neuronal, por lo general de manera concurrente en el SRAA y en las neu- ronas corticales. Los procesos patológicos que pueden dar lugar a estos trastornos se estudian en el ciclo clínico.

Es importante conocer que cuando el daño al sistema nervioso de estas estructuras es irreversible se produce un estado de muerte encefálica, que tiene implicacio- nes éticas y legales que el médico debe conocer en el contexto de la relación con los familiares y el mante- nimiento posible de los órganos para su posible uso en trasplantes.

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Q

Trastornos afectivos

A

Se supone que el sistema de neuronas secretoras de norepinefrina del tronco encefálico que envía fibras a la mayoría de las partes del sistema límbico, tálamo y corteza cerebral y de las productoras de serotonina, proyectan también fibras a muchas zonas del sistema límbico y algunas otras áreas del encéfalo. Normalmente ambos tipos de neurotransmisores impulsan al sistema límbico y aumentan la sensación de bienestar de la per- sona, proporcionan alegría, satisfacción, buen apetito, un impulso sexual apropiado y equilibrio sicomotor.

Las alteraciones de estos neurotransmisores produ- cen las depresiones, en la que los pacientes experimen- tan sentimientos de duelo, infelicidad, desesperación y tristeza. Además, pierden el apetito, el deseo sexual y sufren un insomnio grave. Algunos pacientes con depre- sión alternan el estado depresivo con la manía, lo que se conoce como trastorno bipolar o psicosis maníaco depresiva.

Existen dos principales tipos de desórdenes de ansie- dad (que es el más común de los desórdenes siquiátricos, en 10 a 30 % de la población): los ataques de pánico súbito, y los desórdenes de ansiedad generalizados. La causa de la ansiedad es menos bien comprendida actual- mente, que la de la depresión y manía .En el caso de los ataques de pánico súbitos se ha encontrado anormalidad circunscrita de los lóbulos temporales, o anormalidad del área parahipocampal derecha en pacientes que lo pa- decen. Este descubrimiento es el primero que involucra una localización anatómica de un síndromes siquiátrico.
Todos los trastornos afectivos involucran trastornos en los neurotransmisores. Por ello los fármacos implicados en su tratamiento tienen efectos sobre determinados neurotransmisores.

Esquizofrenia

Posible hiperfunción de parte del sistema de la do- pamina. Existen razones para creer que la esquizofrenia es el resultado de una o más de las tres posibilidades siguientes: múltiples zonas de los lóbulos prefrontales en las cuales las señales se bloquean o donde funciona inadecuadamente la elaboración de las señales, excita- ción excesiva de neuronas que segregan dopamina en los centros conductuales del cerebro (origen del sistema dopaminérgico mesolímbico) incluyendo los lóbulos fron- tales, función anormal de una parte crucial del sistema límbico de control de la conducta centrado alrededor del hipocampo. El hipocampo frecuentemente está dismi- nuido en el hemisferio dominante en la enfermedad, así como los lóbulos prefrontales.

Enfermedad de Alzheimer

Se define como un envejecimiento prematuro del cerebro, que habitualmente comienza en la edad adulta y progresa rápidamente a una grave pérdida de las capacidades mentales. Un hallazgo constante es la pérdida de neuronas de la parte de la vía límbica que impulsa el proceso de la memoria. Se acumulan placas amiloideas en amplias zonas del encéfalo, como corteza, hipocampo y otras.Se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria y de las funcio- nes cognitivas. Los cambios precoces incluyen una disminución del metabolismo y el flujo sanguíneo en la corteza parietal superior. Estos cambios suelen ser bilaterales. Además de la pérdida de fibras nerviosas colinérgicas de en la corteza cerebral, hay una pérdida también colinérgica en el núcleo basal de Meynert y otros relacionados que proyectan hacia el hipocampo, la amígdala y la totalidad de la neocorteza.

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Q

Trastornos de la memoria

A

Amnesia

Es la pérdida de la memoria explícita global; es decir, su déficit afecta a todas las modalidades sensoriales, a diferencia del déficit específico de una modalidad sensorial concreta, que recibe el nombre de agnosia (visual, auditiva o somestésica). La amnesia puede ser anterógrada o retrógrada, según afecte a los sucesos posteriores o anteriores, respectivamente, al evento que produjo la amnesia:

— Amnesias anterógradas. Existen dos tipos, según si la afectación sea cortical o diencefálica:

  • Corticales: pérdida de memoria explícita pero per- manecen intactas las memorias implícita y a corto plazo activa. Se produce por extirpación bilateral de la mitad anterior de lóbulos temporales: 2/3 anteriores del hipocampo, corteza entorrinal y parte anterior de la circunvolución parahipocámpica, el polo temporal y la amígdala. El sujeto no puede aprender nada nuevo con la memoria explícita.
  • Diencefálicas: lesiones mediales en tálamo (cuan- do interrumpen en el polo anterior del núcleo dorso-medial, las proyecciones de este núcleo a la corteza orbitaria) o el tracto mamilo-talámico hacia los núcleos anteriores del tálamo; afecta especialmente a los procesos verbales.

— Amnesias retrógradas. Las lesiones de la corteza pre- frontal y la región temporal anterior pueden producir incapacidad para recuperar la memoria.

El enfermo amnésico al deteriorarse muchos as- pectos de su vida mental y social, pierde el contacto con el ambiente, encontrándose aislado, aunque res- ponde positivamente a las más complejas pruebas de inteligencia y su voluntad sea solo secundariamente afectada.

En la enfermedad de Alzheimer, trastorno neuro- degenerativo más frecuente propio del envejecimiento se produce deterioro de la memoria que se manifiesta inicialmente por lapsos episódicos de amnesia que im- piden recordar hechos recientes (pérdida progresiva de la memoria a corto plazo). Después de tal situación, surge la pérdida general de las funciones cognitivas y encefálicas de otra índole.

Un dato interesante que quizá tenga consecuencias fisiológicas amplias es la observación (confirmada en un estudio prospectivo riguroso) de que las actividades mentales intensas, como resolver crucigramas difíciles y jugar ajedrez y otros juegos de tablero, lentifican el comienzo de la demencia cognitiva causada por la enfer- medad de Alzheimer y las vasculopatías. Esta informa- ción debe ser tenida en cuenta para la labor preventiva que debe ser realizada en las áreas de salud.

En el alcoholismo se puede producir lesión de cuer- pos mamilares, los cuales se relacionan con el hipocam- po. En pacientes con esta adicción se pierde la memoria reciente o a corto plazo.

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Q

Trastornos de las áreas asociativas

A

Estas tienen que ver con las funciones intelectuales más complejas, como los procesos del lenguaje, el pen- samiento y la organización de la conducta de acuerdo a reglas y patrones sociales. La lesión de ellas causa trastornos diversos que se manifiestan en forma de apraxia, agnosias y afasias.

Las lesiones de las áreas de asociación tienen con- secuencias muy diversas según su localización y ex- tensión. Existe una extensa clasificación y terminología para nombrar y describir estas alteraciones funcionales. A continuación se describen las tres categorías más generales y algunos ejemplos.

Agnosia

La voz agnosia significa literalmente incapacidad para conocer. En realidad se trata de una dificultad para reconocer determinados objetos a partir de su explora- ción sensorial. En todos los casos se trata de alteraciones que solo afectan el reconocimiento de los objetos y no la capacidad de percibirlos, es decir, la función de los receptores y las vías, así como su análisis en la corteza primaria correspondiente están preservados. Raramente la incapacidad es total y en esos casos sería más correcto hablar de una disgnosia.

Por ejemplo, una persona con una lesión extensa del área de asociación táctil, podrá identificar la presencia o ausencia del objeto, lo que demuestra la integridad de las vías somato sensoriales, pero no será capaz de reconocer cuál es el objeto colocado en su mano.

Es decir, una persona con agnosia visual no es cie- ga, puede ver y evitar un obstáculo en su camino, pero no será capaz de reconocer cual era el objeto que lo impedía pasar. Un caso especial de agnosia visual, muy importante para los seres humanos, es la denominada prosopagnosia, que significa la incapacidad de reconocer a otras personas por su rostro.
Se produce por lesiones de la porción medial del lóbulo temporal derecho en sujetos diestros, o en lesiones extensas de las caras inferiores o basales y mediales de ambos lóbulos occipi- tales y medioventrales de ambos lóbulos temporales. Es decir, que lesiones del área asociativa occipito-temporal en la cara basal de los hemisferios causa este tipo de alteración que resulta muy invalidante para las relaciones sociales de la persona.

Apraxia

El término apraxia se refiere a la incapacidad o dificultad para la realización de movimientos hábiles, en ausencia de parálisis. Es decir, la vía piramidal está intacta y la persona puede mover sus extremidades, pero no puede realizar movimientos aprendidos, como por ejemplo cortar con una tijera, o acordonarse los za- patos. Lesiones de la corteza premotora pueden producir apraxia de distintos tipos y extensión, pero también puede ser resultado de lesiones que afectan el área de integración somatosensorial, lo cual pone de manifiesto la importancia de la retroalimentación sensorial para la ejecución de movimientos complejos. Un caso especial de apraxia es la agrafia, que denomina la incapacidad o dificultad para la escritura.

Afasias o disfasias

Son consecuencia de lesiones que afectan a las áreas del lenguaje. La lesión del área de Broca ocasiona un tipo de afasia nombrada afasia motora, porque lo que falla en este caso es la emisión de las palabras y no su comprensión. La afasia de Broca es denominada también afasia no fluida, pues el lenguaje de estas personas se expresa de forma tartajeante. Por su parte las lesiones del área de Wernicke interfieren con la comprensión y organización del lenguaje, razón por la cual se denomina a este trastorno afasia sensorial. Por último, lesiones del área del giro angular causan trastornos en la lectura conocidas como dislexia.

Acalculia

Alteración selectiva de la capacidad matemática, que puede ocurrir por lesión frontoparietal.

Todas las lesiones de las áreas de asociación afecta aspectos importantes de la vida intelectual de los seres humanos, sus capacidades más complejas y causan gran sufrimiento a las personas que las padecen, que por lo general eran personas completamente normales antes del ictus. También afecta a sus familias y a la sociedad por el grado de invalidez que producen y el tipo de cuidado especial que cada uno requiere. Hoy se realizan esfuerzos para encontrar formas adecuadas de tratamiento que restablezcan las funciones afectadas. Estos esfuerzos comienzan a dar frutos en instituciones especializadas gracias a las capacidades neuroplásticas del cerebro. Esta capacidad permite además conciliar las tendencias localizacionistas y las contrarias para entender cómo es posible que una función localizada en un área cerebral con una función específica pueda recuperarse mediante su relocalización en otras áreas cerebrales.

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Q

Neuroplasticidad y rehabilitación de funciones

A

Ya se había mencionado la neuroplasticidad como la capacidad de cambio que posee el sistema nervioso. Las neuronas y las conexiones que entre ellas se establecen no son elementos estáticos sino que pueden variar, y de hecho lo hacen continuamente, en respuesta a la expe- riencia de cada individuo. Los procesos de aprendizaje son expresión de estas capacidades neuroplásticas, como también lo son los procesos adaptativos que ocurren en el cerebro. Experimentos en animales y estudios en humanos han demostrado que los mapas corticales no son estáticos, sino que pueden variar según la expe- riencia individual.

Cuando una persona pierde por accidente algunos dedos de una mano, la representación sensorial de esos dígitos en la corteza somatosensorial desaparece y el área que antes ocupaba la representación de esos dedos es, por así decirlo, invadida por la representación de otros dedos no afectados. Estudios como este demuestran el carácter dinámico y cambiante de la localización de funciones y como esta representación no es estática, sino que puede modificarse.

Esta capacidad es la base funcional de la recupe- ración de funciones perdidas o alteradas por lesiones que afectan al sistema nervioso, lo que ha dado origen al desarrollo de una rama de la neurología, conocida como neurología restaurativa, que pone su atención en el desarrollo y aplicación de procedimientos terapéuti- cos diversos para contribuir a la recuperación de estas funciones. Falta mucho aún para comprender todos los sutiles aspectos funcionales implicados en estas, pero el desarrollo de nuevas técnicas de imágenes funcio- nales, mapeo cerebral y otras contribuyen al progreso sostenido en ese conocimiento. Ese conocer necesario, habrá también de ser útil para lograr el noble objetivo de recuperar funciones afectadas por lesiones de esas áreas y brindar a esas personas una vida más plena y de mejor calidad.