Edad Media Flashcards
Ancilla theologiae
Esclava de la teología. La visión de que la filosofía medieval era un saber enteramente subordinado a la teología.
Problema de los universales, expuesto por Boecio, citando a Porfirio.
- Si los universales (esto es, los géneros y las especies) son en realidad o son solo pensamiento.
- Si son en realidad, si son corpóreos o incorpóreos.
- Si son aparte de las cosas sensibles o no (es decir, si se dan separadamente de lo sensible).
Respuesta “aristotélica” de Boecio:
A) El universal pertenece por entero a todos sus inferiores. Es decir, “animal” se da enteramente en cada uno de los individuos de las distintas especies que lo conforman como género. Por tanto, no puede ser algo corpóreo, no puede ser algo individual, una cosa (recordar que una cosa no puede ser sujeto de otra cosa).
B) Si fuesen solo pensamiento, no serían pensamiento de nada, lo cual es igual que no pensar. Pero si son pensamiento verdadero, entonces son pensamiento de algo. Luego el universal es algo.
C) El universal se presenta confundido con lo sensible, pero el entendimiento lo separa.
El universal es, por tanto, real, incorpóreo y se da junto a lo sensible pero separado por el entendimiento.
Soluciones medievales al problema de los universales
- Realismo fuerte (platonizante).
- Realismo débil (aristotelizante).
- Conceptualismo.
- Nominalismo débil.
- Nominalismo fuerte.
Realismo fuerte
Representantes: San Agustín y San Anselmo.
- Los universales son reales y tienen existencia separada, independiente, autosuficientes y subsisten por sí mismos. Lo resume la fórmula: universalia ante rem, es decir, son anteriores y trascendentes respecto de las cosas.
- El mundo inteligible, situado en Dios mismo, conforma una pirámide eidética que correlaciona los conceptos de realidad y extensión. Así, a mayor extensión, mayor realidad y viceversa, por lo que los géneros tienen mayor realidad que sus especies. En la cúspide, el Ens realissimum.
- Los particulares no añaden nada a la esencia, que es el universal.
- El entendimiento conoce el universal a través de una “luz interior”. Lo que en Platón era doctrina de la reminiscencia aquí aparece como una facultad innata para reconocer los universales, también innatos. El conocimiento es, por tanto, a priori, independiente de la experiencia sensible.
Realismo débil o moderado
Surge con la recuperación de Aristóteles a partir de árabes y judíos (Avicena - XI; Averroes y Maimónides - XII; Aristotelismo cristiano - XIII).
Su fondo es la lectura de la crítica de Aristóteles a Platón en torno a la inmanencia del eidos. Así:
El realismo moderado habla de universalia in re, esto es, de que el universal se encuentra entreverado con el particular y es inseparable de él en el plano real. Su conocimiento pasa por la separación que hace el entendimiento agente, que lo actualiza como concepto suprimiendo las propiedades accidentales o inesenciales y reteniendo las esenciales (las notas que conforman la intensión de su género o especie).
Problemas del realismo y los universales
Afectan al realismo dos cuestiones ya problemáticas en Platón y Aristóteles.
- El problema de la relación entre realidades tan dispares como lo sensible, corpóreo e individual; y lo inteligible, incorpóreo y separado de lo sensible. ¿Cómo ocurre la individuación?
- La cuestión de cómo los universales pueden darse por entero en los individuos de cada clase.
Nominalismo fuerte
Ockham, 1285-1349.
La posición del nominalismo fuerte se resume en que los universales no existen, ni como géneros y especies en la realidad, ni como conceptos en la mente (pues estos conceptos designarían algo, algún tipo de esencia). Son un vicio de la posición realista, que proyecta sobre la realidad extramental lo que cree que son conceptos universales. Así, el nominalismo solo concede estatuto real a los seres particulares, que captamos intuitivamente, es decir, de manera inmediata. La consecuencia de esto, para la gnoseología, es que elimina el carácter mediador de los universales, que es un fundamento del realismo (ej.: los fenómenos vienen ya cargados de teoría; lo cognoscible es la esencia). Para el nominalismo, sin esa captación inmediata, no habría conocimiento, pues intentar aprehender lo real con un universal sería como comer sopa con un tenedor.
Ontológicamente, esto implica que solo son reales los seres individuales. El ser tiene un significado unívoco, intuitivo y empírico. Solo puede partirse de él. Por ello puede hablarse del nominalismo como un realismo particular (si bien se suele decir que es un anti-realismo).
Pero si esto es así, ¿qué son entonces los universales? Serían meras etiquetas, nombres colectivos, útiles para clasificar el mundo real. Nuestra mente percibe lo individual, pero no siempre con la misma claridad. Lo que el realismo llama clase, el nominalismo lo entiende como grado de confusión. En cierto sentido, es una inversión, un negativo de Platón: la cúspide de lo real, de la pirámide eidética es ahora el particular, y las distintas clases que lo subsumen y conforman la trama de lo real, ahora no representan nada más que una graduación de la confusión en nuestra percepción. Donde la nóesis captaba la Idea de Bien, el cierre del Orden y, con ello, la totalidad de lo real; en el negativo nominalista el entendimiento capta el particular, el individuo y, con ello, el abismo de confusión que se articula tras él.
El nominalismo fuerte responde a las cuestiones de Porfirio de la siguiente manera:
- El universal se da en la mente, pero no como algo real, como un concepto, sino como un mero signo (la intentio) que ocupa el lugar de la cosa. Es una flatus vocis.
- El universal es incorpóreo, pues aunque tiene un aspecto material –lo que luego se llamará el significante–, este es también individual en su realización, que es lo contrario de universal.
- El universal no se da, ni separado, ni en las cosas, pues no es real.
Nominalismo moderado
Como toda posición nominalista, defiende la no existencia real de los universales. Estos son meramente signos cuyo referente no puede ir más allá del particular. En todo caso, el universal aporta información general acerca del particular, esto es, información con un grado de concreción menor que el particular.
La diferencia con el nominalismo fuerte estriba en que este considera que, en su relación con el referente, los signos son enteramente arbitrarios, mientras que el nominalismo moderado los califica como signos naturales.
La diferencia con el conceptualismo es muy sutil. Ambos consideran que los conceptos descansan en las semejanzas entre las cosas particulares. Pero estos conceptos sí tienen existencia para el conceptualismo: dentro de la mente de Dios y del hombre.
Conceptualismo
Es la doctrina bisagra entre el realismo y el nominalismo. Suele asociarse a la figura de Pedro Abelardo, del siglo XII. Sus límites con el realismo moderado y con el nominalismo moderado pueden ser algo difusos.
En resumen, el conceptualismo defiende que los universales tienen existencia en la mente, como conceptos, como ideas abstractas. Los conceptos son predicados que refieren propiedades de las cosas. Pero el estatuto de esas cosas referidas no está claro. Según si los conceptos designan o denotan estos referentes, el enfoque conceptualista se aproxima al realismo o al nominalismo.